La Diputación de Bizkaia adjudica la redacción del proyecto de la variante de Errekalde
La Diputación de Bizkaia ha adjudicado la redacción del proyecto de la variante de Errekalde a escasos días de que Imanol Pradales abandone la institución foral para ser proclamado candidato jeltzale a Lehendakaritza. Hasta al menos 2031 no se podrá derribar el actual viaducto.
Ocho meses después de que el Gobierno foral que presidía Unai Rementeria aprobase el 15 de mayo, en plena campaña electoral municipal y foral, la licitación de la redacción del proyecto constructivo de la variante de Errekalde, su sucesor lo ha adjudicado este jueves, aunque lo cierto es que las y los vecinos deberán esperar hasta al menos 2031 para que se derribe el viaducto sobre el populoso barrio bilbaino.
En la que se aventura como una de las últimas comparecencias como diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, Imanol Pradales ha informado en la comparecencia posterior al Consejo de Gobierno de que la UTE formada por las empresas Typsa, Fulcrum y Tekia tendrá un plazo inicial de 33 meses, a partir de marzo, para redactar el proyecto. El responsable foral no ha descartado que se pueda dilatar por su complejidad, con lo que la redacción, si no hay retrasos, no finalizaría hasta diciembre de 2026.
Luego harían falta unos 4 años de obras aproximadamente para la construcción de la variante, aunque los costes y los plazos concretos serán determinados en el proyecto constructivo, para el que se han destinado 5,8 millones de euros.
En esta fase, ha precisado, se va a definir «una solución que desde el punto de vista técnico, medioambiental y económico sea sostenible», para lo que se va a necesitar «muchos meses de trabajo» con el objetivo de prever los distintos aspectos para «encarar con garantías» la construcción, durante la que se tiene previsto «mantener en todo momento el tráfico en la A-8».
«Hito significativo»
Pradales ha incidido en que la redacción del proyecto es «un hito significativo para la transformación urbana» de Bilbo, ya que el proceso «va a conducir no solo a derribar el viaducto de 1.800 metros de longitud, sino a contar con una nueva infraestructura viaria» y mejorar «la calidad de más de 50.000 personas» que viven en ese entorno.
Lo cierto es que la construcción del viaducto sobre Errekalde –que data de 1975– tuvo siempre en contra al barrio, que lleva décadas reivindicando su desaparición, como antes lo hicieron las y los vecinos de Basurto con el acceso a la A-8 por Sabino Arana, que desapareció hace 11 años mejorando la calidad de vida de los residentes en su entorno. Por encima de Errekalde transitan a diario 87.212 vehículos, de los que 2.529 son camiones.
La futura variante tendrá un trazado de 2.230 metros que discurrirán «prácticamente en su totalidad en túnel», bajo el monte Pagasarri, con dos calzadas separadas de tres carriles por sentido.
La variante y el posterior derribo del viaducto actual permitirán, según el titular foral de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, «impulsar la regeneración urbana, la recuperación de espacios de ocio y esparcimiento y reducir la contaminación y el ruido» de los barrios del sur de la capital vizcaina.