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Lecciones gallegas: Podemos por detrás del Pacma

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, junto a la candidata en Galicia, Isabel Faraldo. (M. Dylan | EUROPA PRESS)

No hay ánimo burlesco en el titular, ni para unos ni para otros. Pero si una constatación: el partido morado, importante todavía a nivel estatal, ha logrado el 0,25% de los votos en las elecciones gallegas. No ha llegado a los 4.000 votos. Ha quedado por debajo del Pacma, un partido que ha logrado el 0,35% y que, sin ánimo alguno de ofensa, suele considerarse residual.

No están mejor en Sumar, donde no han llegado ni al 2%, por debajo de los 30.000 votos. Han quedado detrás de Vox. El batacazo para el espacio de la izquierda confederal del Estado español es espectacular. Inapelable. No hay vencedores en la incansable pugna entre Sumar y Podemos.

El resultado del BNG es espectacular, histórico, fruto de una buena campaña, pero también de muchos años de picar piedra. De mucho tesón. Pero los números son los que son, y en solitario no se puede.

Hace cuatro años, la candidatura conjunta de Podemos, Esquerda Unida y Anova logró 51.630 votos. En las provincias de A Coruña y Pontevedra alcanzó el 4,5% de los votos. De no ser por la caprichosa ley electoral gallega diseñada por Fraga para dopar a la derecha, habrían entrado en el Parlamento gallego. El umbral para obtener representación es del 5%, considerablemente mayor al 3% habitual. Estuvieron a punto de atenuar la robusta mayoría obtenida por Feijóo en 2020.

Hace cuatro años, juntos, en un Parlamento con las mismas normas que el de Gasteiz o el de Iruñea, hubieran entrado y condicionado la vida política. Por separado, ni siquiera han superado el umbral del 3%. Hay lecciones gallegas para las sucursales vascas de Podemos y Sumar.