Detienen en Berlín a una exmilitante de la disuelta Fracción del Ejército Rojo
Después de 30 años en busca y captura la Policía alemana ha detenido este martes en Berlín a Daniela Klette, acusada de cometer seis atracos. Las autoridades la relacionan con la misteriosa «tercera generación» de la disuelta Fracción del Ejército Rojo (RAF).
La detención de la supuesta exintegrante de la RAF, Daniela Klette, de 65 años, ha tenido lugar este martes en el barrio Kreuzberg de Berlín. Según fuentes oficiales, la mujer no se ha resistido en el momento del arresto. La Policía dice haber encontrado dos cargadores con cartuchos en el piso, pero ningún arma de fuego. Junto a ella ha sido detenido también un hombre cuya identidad aún no ha sido revelada.
A Klette se le buscaba por una serie de atracos cometidos desde 1999 por tres personas –dos hombres y una mujer–. Desde 2020, Klette, Ernst Volker Staub, de 65 años, y Burkhard Garweg, de 54 años, figuran en la lista de los sospechosos «más buscados» de Europol. Por su edad, la prensa sensacionalista les llama «los pensionistas de la RAF».
«La detención de Daniela Klette, presunta terrorista de la RAF, buscada desde hace tiempo, es un gran éxito para las autoridades policiales y de investigación del estado de Baja Sajonia y del Gobierno federal», se ha felicitado la ministra federal de Interior, Nancy Faeser, tras el arresto.
Las autoridades habían reiniciado la búsqueda a través de un popular programa de televisión y ofreciendo una recompensa de 150.000 euros
Hace dos semanas, las autoridades reiniciaron la búsqueda a través de un popular programa de TV, ofreciendo una recompensa de 150.000 euros por su captura. A raíz de una información obtenida por este medio, se puso en marcha un operativo policial en una estación de tren en el oeste alemán que derivó en el arresto de un hombre que, más tarde, quedó en libertad. La Policía ha dicho que quería evitar que el citado trío cometiera un atraco más empleando un lanzagranadas y fusiles de asalto.
Klette se encuentra en prisión preventiva. Sobre ella pesan seis delitos que no han prescrito aún. Todos ellos son atracos a mano armada. En su día, los medios de comunicación filtraron la versión policial, según la cual, los tres huidos los cometían para financiar su vida en la clandestinidad.
Nada se sabe sobre las pruebas en las que se basa la acusación ni cuántos delitos ya han prescrito.
«Es historia»
La RAF se disolvió de manera unilateral en 1998. «Hoy terminamos este proyecto. La guerrilla urbana, formada por la RAF, es historia a partir de ahora», señaló en un comunicado de nueve páginas que el 19 de abril de aquel año llegó a la agencia Reuters.
El origen de la organización data de los tiempos de Mayo del 68. La violenta represión del movimiento estudiantil de entonces en la Alemania Occidental y las diferentes luchas de liberación a escala internacional aceleraron la violencia política. Aun así, la RAF, siempre centrada en su lucha contra el «sistema imperialista», no logró fundar una organización que pudiera apoyar sus objetivos por la vía política.
«Tercera generación»
Según la versión policial, Klette, Staub y Garweg pertenecían a la denominada «tercera generación» de la RAF. La integraban, supuestamente, ocho personas, tres de ellas en paradero desconocido. Otras dos, las militantes Eva Haule y Birgit Hogefeld, han mantenido un férreo silencio desde que recuperaron su libertad hace más de una década.
Hogefeld fue detenida en 1993 en la sangrienta operación policial de Bad Kleinen, en la que murieron en un tiroteo su compañero Wolfgang Grams y el policía especial Michael Newrzella bajo circunstancias no aclaradas. El activista o se suicidó o fue ejecutado por un agente, mientras que el miembro de la GSG9 o murió por una bala disparada por Grams o por «fuego amigo». El operativo fue realizado a base de las informaciones facilitadas por el «topo» Klaus Steinmetz.
A la «tercera generación» se le atribuye el sofisticado atentado con bomba contra el director del Deutsche Bank Alfred Herrhausen (1989), la muerte del presidente del Instituto Fiduciario Detlev Rohwedder (1991) y la voladura de la cárcel en construcción de Weiterstadt (1993).
No se hallaron pruebas que vincularan a personas concretas con los tres atentados sofisticados producidos entre 1989 y 1993
En los tres atentados, cuya perfección técnica superaba con creces el nivel habitual de la RAF, no se hallaron pruebas forenses que vincularan a personas concretas con ellos. La relación con la organización la establecieron los comunicados en los que asumían la autoría de las acciones, cuya autenticidad solo la podía confirmar la Policía.
Por eso, los periodistas Gerhard Wisnewski, Wolfgang Landgreber y Ekkehard Sieker hablaron del «fantasma de la RAF» porque, como el símil, sembraba el terror con sus acciones selectivas y perfectas, pero no dejaba huella alguna. «Si seguimos la pista del terrorismo, siempre terminamos con los servicios secretos», concluyeron.
Después de la disolución de la RAF, solo el diputado de los Verdes ecologistas Gerald Haefner reclamó una vez más la suspensión de todas aquellas leyes especiales que surgieron como reacción a los atentados de la RAF. Tres años más tarde, después de los atentados del 11S en EEUU, el Estado alemán endureció su legislación «antiterrorista».