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Israel expande la escalada en Líbano mientras planea la catástrofe de Rafah

Israel elevó la escalada de ataques contra Hizbulah en Líbano y los llevó hasta zonas al norte que no golpeaba desde hace 18 años, ratificando su amenaza de aumentar la confrontación incluso si se alcanza una tregua en Gaza, donde avanza en los planes para asaltar Rafah y en extender el hambre.

Una mujer abraza a una niña herida en un bombardeo israelí en Rafah. (AFP)

La aviación israelí llevó a cabo el bombardeo contra Líbano localizado más al norte desde la guerra que el Ejército de Israel libró con Hizbulah en 2006. Aunque los intercambios de disparos son diarios en la frontera desde octubre, por primera vez los ataques llegaron al valle de Bekaa, en el noreste del país, al alcanzar las proximidades de la ciudad de Baalbek, un bastión de la milicia de chií a unos 100 kilómetros de la frontera israelí.

Al menos dos combatientes de Hizbulah murieron y otros tres resultaron heridos. Israel afirmó que atacó las unidades de defensa aérea del grupo en represalia por el derribo de uno de sus drones por parte de Hizbulah, un Hermes 450, un sofisticado aparato armado que Israel utiliza en sus ataques en el país vecino.

Por su parte, el partido-milicia chií reivindicó el lanzamiento de 60 cohetes contra el cuartel general de la División del Golán en Nafah y otros cuatro que dejaron un herido en la localidad de Shtula.

Poco después, Israel llevó a cabo otro «asesinato selectivo» al atacar un automóvil en el sur de Líbano, donde mató al menos a dos personas. En una de estas operaciones aseguró haber matado al jefe de la unidad Nasser de Hizbulah en la ciudad libanesa de Tiro.

Esta escalada en los ataques y en la expansión geográfica de la confrontación coincide con la amenaza del ministro de Defensa, Yoav Gallant, que el domingo aseguró que Israel aprovecharía una eventual tregua en Gaza para intensificar sus ataques contra Líbano.

El intercambio de fuego en este frente se ha cobrado ya la vida de 300 personas, la mayoría en el lado libanés (284), donde Hizbulah ha confirmado 217 bajas.

A la vez, Israel continúa con sus planes para el asalto de Rafah, en el sur de Gaza, mientras mantiene los bombardeos en el resto de la Franja. El Ejército presentó ayer al Gabinete de guerra «un plan para la evacuación de la población de las zonas de combate, así como el plan para futuras operaciones», según la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, quien insistió en que llevará a cabo el asalto a Rafah –que puede desencadenar una catástrofe aún más allá de lo visto hasta ahora– se logre o no un alto el fuego en las negociaciones que se llevan a cabo entre El Cairo, Doha y París.

Atacar la ayuda para extender el hambre

El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió de que una ofensiva sobre la superpoblada ciudad de Rafah «no solo sería aterradora para los más de un millón de civiles palestinos refugiados allí; también sería la sentencia de muerte para nuestros programas de ayuda».

Los planes de evacuación son, sin embargo, una quimera, ya que en Rafah se hacinan 1,5 millones de personas, la mayoría ya desplazadas por la fuerza en los últimos meses, y el resto del enclave está prácticamente destruido y sigue bajo fuego israelí.

Así, los ataques aéreos nocturnos volvieron a golpear Jan Yunis, Zeitun, cerca de la ciudad de Gaza, en el norte, y la propia Rafah. Al menos murieron 90 personas en 24 horas en todo el territorio, incluidos 15 miembros de una misma familia en la ciudad de Gaza.

La ciudad de Bet Lahia, destruida. (AFP)

 

Los supervivientes se ven obligados a comer hojas, forraje para el ganado e incluso sacrificar animales de tiro para alimentarse, mientras que los pocos convoyes de ayuda que llegan al norte son saqueados por desesperación.

El Ejército sionista disparó el domingo contra personas hambrientas que esperaban  en la ciudad de Gaza para conseguir harina traída por uno de los escasos camiones que Israel permite entrar, y provocó varios heridos.

En un momento de extrema gravedad, cuando más debían aumentar las entradas de la ayuda en febrero se redujeron en un 50% respecto al mes de enero, según la Unrwa, por el cierre de los pasos fronterizos, la falta de seguridad por los bombardeos y el colapso del sistema de seguridad en la Franja.

Humans Rigths Watch también achacó a Israel «la continua obstrucción de la provisión de servicios básicos y de la entrada y distribución de ayuda humanitaria y combustible como castigo colectivo entre sus crímenes de guerra».

Hamas advirtió de que «la Historia no borrará la vergüenza para la humanidad que supone la incapacidad internacional y la cobertura estadounidense del crimen de hambre que la ocupación utiliza como arma para lograr objetivos políticos, incluso si la Administración estadounidense se esconde detrás de declaraciones engañosas sobre la situación humanitaria».

En esta situación, tres aviones de la Fuerza Aérea de Jordania y uno de la de francesa lanzaron ayer suministros alimentarios sobre varias zonas costeras, del norte al sur de la Franja, aunque parte de ella cayó al mar. 

Por otra parte, Mohammad Shtayeh, primer ministro de la Autoridad Palestina (ANP), ente que gobierna en zonas reducidas de Cisjordania ocupada, presentó la renuncia de su Ejecutivo tras más de un mes de presión de EEUU y alegando la necesidad urgente «de un consenso interpalestino» que tenga en cuenta la realidad en la Franja de Gaza. EEUU dice querer una Autoridad Palestina «renovada» para el «día después» de Gaza, mientras Israel prevé una situación similar a Cisjordania, con una Administración títere y un férreo control militar. La dimisión, no obstante, mantiene al desacreditado Mahmud Abbas al frente de la ANP, en contra de la opinión de casi todos los palestinos.

Contra todas las medidas que impuso la CIJ

Israel no solo no ha cumplido ninguna de las medidas vinculantes que le impuso la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para evitar un genocidio en la Franja de Gaza, sino que además ha causado la muerte a otros 3.500 gazatíes, denunciaron Human Rights Watch (HRW), Amnistía internacional (AI) y la organización palestina Al-Haq. «En el mes transcurrido desde el fallo de la CIJ, Israel ha continuado su campaña militar genocida en Gaza con intensos bombardeos y ataques desde aire, tierra y mar, que resultaron en la muerte de 3.524 palestinos y otros 5.266 heridos», denunció Al-Haq.

Según Omar Shakir, director para Israel y Palestina de HRW, Israel «simplemente ha ignorado el fallo del Tribunal e incluso ha intensificado su represión bloqueando aún más la ayuda». Para Amnistía Internacional, «Israel no solo ha creado una de las peores crisis humanitarias del mundo, sino que también está mostrando una cruel indiferencia hacia el destino de la población de Gaza». El 26 de enero, la CIJ dictó medidas cautelares y vinculantes que exigen a Israel pasos «inmediatos y efectivos» que impidan un genocidio en Gaza, entre las que se encuentra garantizar el acceso de ayuda humanitaria.