Palestina inicia Ramadán con la paz muy lejos y los bombardeos en aumento
Este lunes comienza el mes santo en Palestina con temor a una escalada de la violencia en Cisjordania y Jerusalén. Las negociaciones para una paz no prosperan. Israel está aumentando los bombardeos sobre Gaza y aldeas libanesas. Hezbolá ha lanzado otro medio centenar de misiles.
Gaza inicia este lunes el Ramadán y la paz parece todavía muy lejos tras más de 150 días de bombardeos. Las autoridades palestinas en la Franja de Gaza subieron el cómputo de muertes directas por los bombardeos por encima de los 31.000, a los que hay que sumar a otras 7.000 personas a las que se presume pudriéndose bajo los escombros, pues las fuerzas israelíes bloquean cualquier intento de recuperar los cuerpos.
El único alivio en el horizonte es la posibilidad de que entre la ayuda por mar desde Chipre. Una iniciativa a la que se ha sumado EEUU, país que confiaba en que una tregua coincidiendo con el Ramadán podría facilitar la llegada de estos enseres.
Pero Joe Biden, que trató de mostrarse confiado en que lograría un paréntesis en las hostilidades anunciándolo mientras se comía un helado, no ha conseguido que sus aliados de Tel Aviv le hagan caso.
Biden no puede ocultar ya su fracaso y trata de imputárselo a Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí. «Netanyahu daña más que ayuda a Israel».
EEUU, sin embargo, sigue jugando a dos barajas. Da a Israel carta blanca para continuar y legitima sus acciones genocidas, con el matiz de que «debe prestar más atención a las vidas inocentes que se están perdiendo».
El conteo de víctimas del sábado asciende a 85 tras identificarse más de 60 bombardeos desde aviones y con misiles tierra-tierra.
Hamás, que sigue controlando la franja, denunció que una de las bombas cayó sobre unas tiendas de campaña donde se hacinaban los refugiados. Murieron en ese ataque 30 personas.
Hamás lleva un control paralelo de personas que fallecen como consecuencia de los efectos colaterales del conflicto armado. A lo largo del sábado fueron 25 las personas que murieron de hambre o deshidratación. 22 eran bebés a los que hay que sumar un adolescente de 15, un joven de 20 años y un anciano.
También ha documentado ataques a civiles cuando se acercan a recoger comida o ayuda humanitaria, como ya sucediera durante la «Masacre de la Harina». El sábado habrían matado a cinco personas al acudir a un convoy humanitario.
Miedo a que el conflicto se extienda
Además de la situación en Gaza, existe el riesgo de que durante Ramadán acabe de prender el conflicto en Cisjordania, donde las matanzas dirigidas y las humillaciones son cada vez más graves por parte de los militares y los colonos.
En "Al Manar", el medio oficial de Hezbolá, lo dan prácticamente por hecho. Los cisjordanos van a lanzar la «inundación» –así se refieren a una sublevación armada– del Ramadán. Y lo mismo los palestinos de Jerusalén.
«Las facciones llaman al pueblo palestino de Cisjordania y Al-Quds [Jersualén] a unirse en Gaza», asegura Hani Al-Dali, a quien este medio identifica como un experto de la resistencia palestina.
Israel está practicando una serie de detenciones preventivas a ciudadanos de Jerusalén Este. Cabe recordar que, independientemente de la situación en Gaza, son comunes las situaciones conflictivas en la Ciudad Vieja durante las celebraciones de Ramadán.
Según la policía israelí, en los últimos días ha habido un aumento notable de «llamadas y publicaciones provocativas y distorsionadas», en las redes sociales en árabe por lo que han llevado a cabo operaciones para «arrestar a los incitadores».
Israel asegura que permitirá los rezos en la Explanada de las Mezquitas, que resultan multitidinarios durante el mes santo de los musulmanes.
Mientras tanto, Hezbolá sigue manteniendo la presión sobre la frontera norte del Estado sionista mediante el lanzamiento de 47 misiles, que fueron interceptados en parte por las fuerzas israelíes. Estos ataques no habrían provocado víctimas mortales.
Quien sí provocó víctimas mortales fue Israel con un ataque selectivo contra una pequeña localidad del sur de Líbano, matando a tres milicianos de Hezbolá (padre y dos hijos). El Ejército israelí lanzó una bomba sobre su casa y el ataque también segó la vida de la madre y las hermanas.