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Entre la devastación, una carretera estratégica para controlar Gaza a largo plazo

Entre la devastación que ha provocado en Gaza, Israel ha construido una carretera de 6,5 kilómetros que divide la Franja en dos. Los objetivos «logísticos» del corredor Netzarim, el control del territorio y el paso de tropas, pueden ir más allá y revelar planes a largo plazo para la Franja.

Soldados israelíes avanzan por una carretera en la Franja de Gaza. (Menahem KAHANA | AFP)

Israel ha destruido o dañado gravemente cerca del 80% de la infraestructura civil de la Franja de Gaza, incluidos hogares, hospitales y escuelas. Imágenes grabadas por los propios soldados israelíes han probado la devastación sistemática de barrios enteros y edificios públicos.

El enclave se ha vuelto prácticamente inhabitable para los palestinos.

En contraste con esa desolación provocada, el Ejército israelí acaba de completar la construcción de una carretera. ¿Para qué?

Se trata del «corredor Netzarim», una vía que divide la Franja en dos.

El pasado 11 de marzo las fuerzas israelíes anunciaron la finalización de esta carretera estratégica, que se extiende desde la colonia Nahal Oz, en la frontera entre Gaza e Israel, hasta la costa mediterránea, bordeando por el sur la ciudad de Gaza.

Imágenes de satélite del 6 de marzo de 2024 confirmaron la finalización de este corredor de 6,5 kilómetros de largo.

De ellos, unos dos kilómetros ya existían antes de la invasión de la Franja por parte de Israel, que comenzó el pasado octubre. Además de extenderla, las tropas han reparado partes que fueron destruidas por sus propios vehículos blindados y la han reforzado con carriles múltiples para varios tipos de vehículos militares.

Le dieron el nombre de Netzarim por una antigua colonia judía instalada en Gaza en esta zona antes de la retirada de los colonos en 2005, decidida por el primer ministro Ariel Sharon.

En un principio, el objetivo de la carretera era separar la ciudad de Gaza del resto de la Franja para llevar a cabo su ofensiva terrestre. Pero ahora parece tener una utilidad más estratégica.

Una Brigada de Infantería Blindada israelí se ha instalado en un área de dos kilómetros de ancho a lo largo de esta infraestructura.

Un informe emitido el mes pasado por los medios israelíes muestra esta construcción como la «autopista 749», con una zona de «amortiguamiento» de 1 kilómetro al norte y al sur de la carretera.

El lugar estaba jalonado de edificios civiles y públicos. Ya no queda nada. La unidad 601 del Cuerpo de Ingeniería se ha encargado de demoler todos los edificios aledaños.

El informe señala que el Ejército israelí planea utilizar este corredor durante al menos un año con fines «logísticos», lo que revela los planes de Israel de permanecer en Gaza durante un largo periodo de tiempo.

No solo no prevé la retirada de tropas que exige Hamas en las negociaciones, ni la entrega de la administración de la Franja a los palestinos, sino que prepara alguna forma de ocupación del territorio.

El Ejército israelí explicó a la cadena CNN que utilizará la carretera «para establecer un punto de apoyo operativo en la región» y permitir «el paso de fuerzas militares así como equipo logístico».

El ministro de Asuntos de la Diáspora de Israel, Amichai Chikli, del partido Likud del primer ministro, Benjamin Netanyahu, señaló que la carretera permitirá al Ejército israelí asaltar fácilmente el norte y el sur de la ciudad de Gaza, así como la región central del enclave.

Además dará a las tropas un mayor control y vigilancia sobre los civiles que tratan de cruzar de un extremo del enclave al otro.

Entrada de suministros y exclusión de Hamas y la ONU

Pero los fines estratégicos de Israel podrían ir más allá de este control del territorio. Medios turcos apuntan que la zona en la que termina la carretera en la costa coincidiría con la localización del muelle artificial que Estados Unidos prevé construir frente a Gaza para llevar «ayuda humanitaria».

Medios sionistas han aplaudido la iniciativa estadounidense al considerar también que va más allá del suministro de alimentos, y subrayan las implicaciones militares, políticas y estratégicas del puerto, que se completarían con la nueva autopista.

Así, el excoronel de los servicios secretos militares Ygal Carmon, convertido en analista del think tank Instituto de investigaciones de medios de comunicación en el Oriente Medio (Memri), destaca que el hecho de que el corredor marítimo involucre a Emiratos Árabes Unidos –además de la Unión Europea– y desplace a Qatar debilitará a la resistencia palestina, y eliminará su control sobre la gestión del territorio y los suministros que llegan.

A la vez, también desplaza a la Unrwa, agencia de Naciones Unidas que ha concentrado la ayuda a los palestinos durante décadas y que ahora Israel quiere vetar.

Además, Carmon cree que serviría como apoyo para la ofensiva contra la ciudad de Rafah, al forzar el desplazamiento hacia esta zona donde supuestamente se recibirían alimentos.

Las organizaciones humanitarias y de Naciones Unidas no dejan de insistir en que la vía fundamental de acceso de la ayuda para hacer frente a la hambruna que padece la población debe ser terrestre y en Israel debe dejar de bloquearla.

De hecho, Israel está autorizando –con cuentagotas– modos alternativos de enviar ayuda a Gaza, ineficaces ante la necesidad extrema de la población con el objetivo de hacer frente a la presión internacional como la de sus aliados que apelan a la ayuda humanitaria para evitar  pedir el cese de los bombardeos, y de excluir a Hamas de la gestión de esta ayuda.

Yacimientos de gas

Medios turcos relacionan además ambas infraestructuras con los yacimientos de gas del Mediterráneo, en aguas que debían corresponder a Palestina, y los planes de Israel para explotarlos.

Mientras bombardeaba Gaza, el pasado 29 de octubre, el Gobierno israelí adjudicó seis compañías energéticas nuevas licencias para la exploración de gas natural en alta mar en el Mediterráneo oriental.

Aunque las ofertas se hicieron a principios de este año, el momento del anuncio fue diseñado para fomentar la confianza de los inversores en Israel en medio de su brutal guerra contra Gaza. Las compañías ganadoras se han comprometido a una inversión sin precedentes en la exploración de gas natural en los próximos tres años.