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Los retos de Sheinbaum tras recibir todo el poder en México

Los resultados electorales no dejar lugar a la duda. Claudia Sheinbaum arrasó y tendrá margen para cambios constitucionales. Ahora habrá que ver qué perfil adopta y qué diferencias marca respecto a su antecesor. Violencia y corrupción siguen siendo los principales problemas del país.

La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum. (Gerardo LUNA | AFP)

Era previsible la victoria de Claudia Sheinbaum en las elecciones mexicanas que se celebraron el domingo. Lo que no estaba tan claro era la holgura con la que obtendría el triunfo. Y aquí las encuestas se quedaron cortas. Sheinbaum arrasó y abre la puerta a un sexenio en el que el obradorismo tendrá más margen de acción que durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador (Amlo). Los números de Sheinbaum, que el 1 de octubre se convertirá en la primera presidenta de México, son espectaculares: más del 60% de los votos. Además, Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) tendrá mayoría calificada en la Cámara de Diputados y puede que en el Senado, lo que le permitirá afrontar las reformas constitucionales que se le resistieron en los últimos años.

En el otro lado, la oposición representada por Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido de Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD) se hunde en una previsible travesía en el desierto. Sin proyecto, sin liderazgos y con el recuerdo de que sus últimos presidentes (el derechista Felipe Calderón y el priísta Enrique Peña Nieto) son responsables de la violencia y la corrupción que golpean al país, no existe alternativa creíble a corto plazo. Que la candidata Xochitl Gálvez amagase en X (anteriormente conocida como Twitter) con cantar fraude cuando perdía por más de 30 puntos solo es un ejemplo de hasta qué punto la oposición carece de una propuesta más allá del ruido.

La victoria aplastante de Sheinbaum debería servir, en primer lugar, para la autocrítica de medios de comunicación y líderes de opinión que generaron un espejismo de polarización.

El apoyo que recibe Morena y la autodenominada Cuarta Transformación es impresionante y muestra que, frente a la imagen de caos que se proyectaba desde determinados sectores, la sensación general es que el país está mejor que hace seis años.

Quizás algunos puedan tener la tentación de culpar a las mayorías precarias del país por no votar de acuerdo a sus intereses, pero no parece una buena estrategia para comprender la realidad de México. La amplia victoria de Morena le permitirá afrontar las reformas pendientes con facilidad.

Tiene mayoría calificada en la Cámara de Diputados y le faltarán cuatro senadores para poder maniobrar el Senado sin ataduras. En este contexto, será fácil encontrar cuatro cargos electos que se ausenten en las votaciones o que se cambien de bancada.

De este modo, es previsible que el oficialismo arranque inmediatamente con lo que denominó “plan C”, una propuesta de reformas institucionales que afectan desde la judicatura (que jueces y ministros sean elegidos por votación popular) hasta las dependencias dedicadas a la transparencia.

 


Es previsible que el oficialismo arranque inmediatamente con la propuesta de reformas institucionales que denominó «plan C».

 

Una de las claves para entender este resultado: la desigualdad y la sensación existente entre amplias capas populares de que este Gobierno es el primero que ha tratado de poner el foco en los más desfavorecidos. Los programas sociales, descalificados como «clientelistas» por una oposición que jamás se acercó a sus beneficiarios, lograron sacar de la pobreza a millones de personas. Y esto es algo que la población mexicana ha premiado en las urnas.

Tampoco se puede obviar la capacidad de López Obrador (Sheinbaum no es tan carismática) de conectar con las mayorías sociales mexicanas, que se sienten representadas por alguien que habla su idioma.

Un nuevo perfil
«No llego sola, llegamos todas», dijo Sheinbaum desde el Zócalo de la Ciudad de México, poco después de que el Instituto Nacional Electoral proclamó su triunfo. Que un país machista como México vaya a ser gobernado por una mujer es un cambio inapelable. Ahora toca ver cómo gestiona Sheinbaum el inmenso caudal de apoyo popular, que llega a superar al de López Obrador. No se puede olvidar que Amlo es una figura que ha marcado la historia reciente de México y ha ejercido un hiperliderazgo en sus filas que será difícilmente sustituible.

La gran incógnita ahora es saber qué perfil marcará la nueva presidenta respecto a su antecesor y cuál será su estilo de gobierno. Lo previsible es un Ejecutivo continuista con los toques propios de su nueva mandataria.

Sheinbaum ya mostró cuál es su estilo durante los cinco años que estuvo al frente de la Ciudad de México. Y, en campaña, no dejó de repetir que ese sería su modelo. Hasta el momento, el logro que más ha reivindicado es el descenso de los homicidios, que se redujeron en un 60% desde 2018.

El reto de la seguridad
La seguridad es, precisamente, uno de los retos pendientes para el próximo Gobierno. El sexenio de López Obrador será recordado como el más violento de la historia, con más de 180.000 muertes violentas. A pesar de esta imágen catastrófica hay elementos que apuntan a una esperanza: en los últimos años la curva de violencia llegó a aplanarse e incluso se redujeron levemente las muertes violentas. La pacificación del país es el principal reto que debe tener cualquier presidente y ahora le toca a Sheinbaum intentarlo.

Desde que Felipe Calderón declaró la «guerra al narcotráfico», casi medio millón de mexicanas y mexicanos murieron de forma violenta. Además, hay más de 100.000 personas desaparecidas.

Sheinbaum asegura que su Administración logró hacer bajar los homicidios, aunque sus detractores dicen que fue a costa de un incremento de las desapariciones que se trata de ocultar bajo la alfombra.

Un dato: todos los analistas aseguran que la seguridad es el principal problema para la ciudadanía mexicana. Sin embargo, hay contextos que pueden poner en duda esta afirmación. Un ejemplo son los resultados en Chiapas. En los últimos meses, el estado fronterizo con Guatemala, el más pobre de México, sufre un incremento de la violencia sin precedentes. La confrontación abierta entre el cartel de Sinaloa y el cartel Jalisco Nueva Generación provocó masacres y el desplazamiento forzado de miles de personas. Sin embargo, el candidato de Morena, Eduardo Ramírez, podría ganar con más del 80%. Chiapas, es, como se ha cansado de repetir López Obrador, uno de los estados con mayor inversión en programas sociales.

 

Otro de los retos para la presidenta será redefinir su relación con los militares. Su antecesor entregó cotas de poder desconocidas al Ejército. Sheinbaum no se ha desmarcado de este gusto militarista

 

Uno de los retos para la presidenta será redefinir su relación con los militares. Su antecesor entregó cotas de poder desconocidas al Ejército. No solo lo mantuvo en las calles para labores de orden público, sino que le dio tareas de obras públicas, de control de aduanas e incluso de reparto de medicamentos. Su dudoso argumento: que los uniformados son más de fiar que los civiles. Sheinbaum no se ha desmarcado de este gusto militarista, así que es previsible que los cuarteles sigan teniendo un importante papel en la vida pública mexicana.

¿El regreso de Trump?
Otro de los retos que afrontará la nueva presidenta será su relación con Estados Unidos. En pocos meses llegarán las elecciones en el vecino del norte y es posible que Donald Trump regrese a la Casa Blanca. Contrario a lo que cabría esperar, la relación entre Trump y Amlo fue excelente. El actual mandatario mexicano logró buena sintonía personal y comprendió que, si cedía en asuntos migratorios, recibiría el apoyo estadounidense (o al menos el laissez faire) para otras cuestiones como la reforma energética. Ahora la relación bilateral se mide a través de tres flujos conflictivos. De México a Estados Unidos, la llegada de migrantes y el tráfico de fentanilo. Desde la pandemia de covid 19, se desbordó la frontera con la llegada de migrantes procedentes de lugares como Venezuela, Colombia o Ecuador y México, más que frenar la llegada, trató de administrarla.

En relación al fentanilo, México se convirtió en el laboratorio en el que se fabrican las drogas sintéticas que en 2022 mataron a más de 100.000 estadounidenses, por lo que Washington presiona para que se ponga más presión sobre los carteles. Del otro lado, las autoridades mexicanas reclaman a Estados Unidos que no haya control sobre las armas que sirven para convertir a los carteles en Ejércitos que controlan parte del territorio.

Frente a los discursos apocalípticos de la oposición, las elecciones del domingo muestran que el proyecto obradorista tiene mucho recorrido por delante. Habrá que ver qué decisiones toma Sheinbaum en asuntos polémicos como los megaproyectos, la militarización y la violencia. Con los apoyos recibidos tiene todo el margen del mundo para desarrollar su proyecto sin ataduras.