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Entrevista
Txema Fernández y Ana Rebate
Técnicos de Economía Circular de Ihobe

«Tenemos que lograr que ser más sostenible sea más económico»

Los técnicos de Economía Circular de Ihobe se muestran convencidos de que el cambio de un modelo de economía lineal a uno circular no llegará únicamente de la aplicación obligatoria de las leyes, sino de la concienciación y el empoderamiento tanto de empresas como de instituciones y ciudadanos.

J.S.

Ihobe es la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco que abarca tres grandes lineas de actuación: la acción climática, la sostenibilidad ambiental y la economía circular. Un área esta última que no se refiere solo a la fase final de los productos (la del reciclaje), sino a todo el proceso productivo, comenzando por el diseño, tal y como nos lo explican Txema Fernández, director de Economía Circular de Ihobe, y Ana Rebate, técnico de economía circular y experta en residuos.

¿En qué consiste exactamente la economía circular?

Ana Rebate: Implica pasar de una economía lineal en la que se extraen materias primas, se transforman para producir bienes, se usan y se tiran, a un modelo en el que los productos y materiales se reintroducen repetidamente en el ciclo productivo, favoreciendo que los recursos se mantengan en la economía el mayor tiempo posible y reduciendo la dependencia de las materias primas.

Txema Fernández: Cuando se habla de economía circular, el ciudadano interpreta que solo hablamos de la fase final del producto. Pero como el reciclaje no es perfecto, y teniendo en cuenta que los productos cada vez duran menos, es preciso intervenir en todas las fases, diseñando productos que duren más, que se puedan reparar, que puedan alargar su vida útil, incluso que puedan tener segundas y terceras vidas. Supone un cambio de mentalidad en cuanto a la forma en que consumimos. Por tanto, la economía circular va mucho mas allá que el reciclaje y es un modelo completamente transformador frente al concepto de economía lineal.

¿Cuáles son las actuaciones que promueve Ihobe para lograr esa transformación?

A.R: Por un lado, trabajamos con las empresas, para que utilicen recursos renovables ya desde el principio, para que diseñen productos que sean más sostenibles, para que la fase de fabricación sea también más sostenible. Por otro lado, trabajamos con las administraciones públicas, para impulsar la compra y la contratación pública verde. Y por último, con la ciudadanía, para que sepa qué productos y qué servicios son más sostenibles, logrando así que ese círculo funcione.

T.F: Es muy importante que las empresas incorporen el ecodiseño desde el inicio, ya que el 80% del impacto ambiental que tiene un producto se produce en el momento en que se concibe. Y en lo que se refiere al consumidor, tenemos que ser capaces de darle información veraz, luchar contra la publicidad engañosa, es decir, que sea consciente y partícipe de lo que está comprando y que, en la medida de sus posibilidades, pueda ser un sujeto del cambio en este nuevo modelo de consumo.

En lo que respecta a la industria, ¿cuáles son las principales lineas de actuación y con qué dificultades se está encontrando?

T.F: Tenemos que ser conscientes de que el modelo económico actual ha sido lineal porque, durante mucho tiempo, las reglas de juego -normativas, fiscales, de incentivos…- hacían más rentable trabajar en ese modelo. En los últimos cinco años, sin embargo, la Comisión Europea ha establecido todo un marco regulatorio para transformar la economía lineal en circular. Ese es el objetivo del Pacto Verde Europeo, que la sostenibilidad y la competitividad vayan de la mano. Es cierto que esto ha provocado un ‘tsunami’ normativo, en el que las empresas están bastante perdidas, especialmente las pymes. Por ello, una de las labores de Ihobe es ayudar a las empresas a anticiparse a todos estos requisitos, a través de diversas iniciativas público-privadas que implican tanto a clusters como a asociaciones empresariales y las agencias de desarrollo comarcales.

Además del «tsunami» normativo, existe la percepción de que estos cambios suponen un costo añadido.

Ana Rebate: Sí, pero para ello están no solo las subvenciones directas, sino los instrumentos fiscales. Así, por un lado está el canon de vertido, que tiene como objetivo que a la empresa le salga a cuenta reciclar frente a verter. Y por otro lado, tenemos el listado vasco de tecnologías limpias, que permite ofrecer deducciones fiscales para favorecer el reciclaje y las tecnologías verdes. El objetivo es favorecer al que lo hace bien y penalizar al que no lo hace tan bien.

T.F: El concepto de pago por generación es fundamental para que seamos conscientes del costo de nuestras insostenibilidades. Quien genera más residuos tiene que hacerse cargo de sus costes. En cualquier caso, lo que no cabe duda es que no podemos limitarnos a que lo que hagan las empresas sea cumplir la ley. Tenemos que intentar establecer mecanismos que vayan más allá y permitan que las mejoras medioambientales introducidas redunden en una mejora de la competitividad. De lo que se trata es de lograr que ser más sostenible sea más económico.

En el ámbito de las administraciones públicas, ¿cuáles son las lineas de actuación que lleva a cabo Ihobe?

T.F: Efectivamente, las administraciones públicas también tenemos nuestra responsabilidad y aquí destacaría la compra y la contratación pública verde. El principal comprador de bienes y servicios es la propia administración y, por tanto, somos los que tenemos que predicar con el ejemplo. Por eso, una de las actividades de Ihobe consiste en el diseño de los criterios en materia de compra y contratación verde, así como el seguimiento de las licitaciones para garantizar la incorporación de materiales reciclados en las obras. Y esto es muy importante porque no basta con recuperar materias primas, después hay que reintegrarlas en los procesos productivos. Ahí es donde tenemos que intervenir.

 

«En reciclaje de papel, vidrio y textil vamos bien, en envases y orgánico, no tanto»

El primer objetivo de las políticas medioambientales consiste en reducir el volumen de residuos generados. Tras ello vienen la recuperación y el reciclaje.

¿Cuáles son los datos de reducción de residuos en los últimos años en la Comunidad Autónoma Vasca? ¿Estamos ante una tendencia positiva?

Ana Rebate: En cuanto a residuos urbanos, la Ley estatal 7/2022 establece que entre 2010 y 2025 se tendría que reducir el 13% de los residuos urbanos que generamos. Con datos de cierre de 2022, vemos que esta reducción ha sido del 9,5%, por lo que vamos justitos, pero vamos, que es lo importante. Y en cuanto a residuos que terminan en vertederos, hemos mejorado muchísimo, ya que hemos pasado de 2,5 millones de toneladas en 2018 a 1,4 en 2023. Esto demuestra que las diferentes medidas implantadas están dando resultados.

Y en cuanto a reciclaje, ¿qué datos tenemos?

A.R: En cifras globales, el objetivo marcado es el de llegar al 55% de reciclaje en 2025, agrupando en esa cifra papel, cartón, envases, vidrio, textiles, aceite de cocina… A fin de 2022, el dato era del 42,5%. Nuevamente, hay que decir que vamos justitos, pero tenemos tres años para alcanzar ese objetivo y yo creo que es posible. Además, hay que decir que tenemos los mejores datos de todo el Estado, y que año a año van mejorando, por lo que la tendencia es positiva.

¿Hay grandes diferencias en cuanto a tipos de residuos?

A.R: Efectivamente, hay algunos en los que vamos muy bien, pero en otros no tanto. Los residuos que mayores tasas de reciclaje tienen son papel y cartón, envases de vidrio y textiles. En este último apartado, por ejemplo, en Euskadi tenemos los mayores índices de reciclaje de todo el Estado. Por el contrario, vamos peor en los envases ligeros, donde tenemos marcado un objetivo de reciclaje del 65% y ahora mismo vamos en el 39%. Aunque todos tenemos el cubo amarillo, todavía hay mucho envase ligero que no se está recuperando. También está costando mucho la separación de materia orgánica. Por tanto, hay que hacer un esfuerzo adicional en estos dos apartados. Y por último están los residuos peligrosos del hogar -electrodomésticos, productos químicos…- para los que no en todos los municipios están desplegados los sistemas de recogida.

T.F: En textil somos pioneros porque tenemos unas entidades sociales que llevan muchos años intentando aprovechar esos residuos. Pero esto va a cambiar el 1 de enero de 2025, ya que a partir de esa fecha, el sector de la moda va a tener que hacerse cargo de los costes de gestión de sus residuos, tal y como lo hacen el resto de sectores.

¿Qué iniciativas lleva a cabo Ihobe para incrementar la sensibilización ciudadana?

A.R: En este ámbito de la economía circular hemos lanzado recientemente dos iniciativas interesantes. Una es la campaña "Let's Clean Up Euskadi", dirigida a recoger la basura dispersa y que va a comenzar en las Ekoetxeak, aunque después pueden adherirse a ella todas aquellas personas, empresas, centros educativos, ONG o grupos de amigos que lo deseen. Su objetivo no es tanto la recogida como la sensibilización; que la gente vea el problema y que quiera contribuir. Y la otra es la Semana Europea de Prevención de Residuos, en la que se invita a todos los agentes a que pongan en marcha actuaciones de recogida de residuos y reciclaje. Las mejores iniciativas serán premiadas en el acto de clausura de dicha semana, que tendrá lugar en noviembre.

Al igual que en el sector industrial, ¿se están aplicando instrumentos fiscales a la ciudadanía para mejorar las tasas de reciclaje?

A.R: En abril de 2025 entrará en vigor una nueva ley por la cual los ciudadanos tendrán que hacerse cargo de los costes de la generación de sus residuos, por lo que las tasas de recogida van a subir, pero a su vez, se van a bonificar las tasas de aquellas personas que más separen o composten. De lo que se trata es de empoderar al consumidor para que sea más consciente y responsable de la basura que genera.