«La administración israelí de Gaza es una vuelta al pasado que ya fracasó»
La sindicalista palestina Sousan Abdel Salam llegó desde Jerusalén a Euskal Herria en mayo, invitada por LAB. De vuelta a Palestina, en entrevista con GARA repasa las opciones que hay sobre la mesa para el futuro de la Franja de Gaza y llama a mantener la presión para acabar con el genocidio.
La mirada está en Gaza, pero ¿cuál es la situación actual en Cisjordania y Jerusalén?
Al tiempo que Israel lleva adelante la masacre en Gaza, Cisjordania, incluida la Jerusalén ocupada, está sujeta al cierre israelí, viviendo una de las peores etapas. Con la escalada de los ataques de colonos y sus grupos terroristas contra ciudadanos palestinos indefensos en aldeas palestinas aisladas, con el apoyo y protección del Ejército de ocupación, la ejecución de ciudadanos y la cifra de mártires ha superado los 500. Además, siguen quemando casas y propiedades, destruyendo olivos, cerrando el único cruce fronterizo internacional con Jordania y asaltando continuamente los lugares santos de Jerusalén.
¿Cuál es la situación en las cárceles?
Más de 4.000 personas han sido detenidas, 1.500 tras el 7 de octubre. Hay otros 5.000 que estaban detenidos antes. Todos sufren condiciones difíciles y prácticas inhumanas. Se impiden las visitas de familias o contactar con ellas. El frío extremo y la privación de las cosas básicas necesarias se suman a los golpes e insultos constantes. Están privados de tratamiento y medicación, lo que ha provocado la muerte de varios prisioneros políticos.
¿Cómo valora la petición de la CPI de arrestar a los líderes sionistas?
Sobre la base del fallo de la Corte Penal Internacional, es posible trabajar para responsabilizar a los funcionarios israelíes cómplices de estos crímenes, y es posible trabajar para dejar de suministrar a Israel armas y ayuda financiera y económica, y poner en marcha otras iniciativas para expulsar a Israel de organizaciones internacionales.
¿Cómo ve el escenario futuro para Palestina y para toda la región?
No es sencillo responder a esa pregunta, se barajan distintas opciones, pero todavía es pronto para decantarse por una de ellas.
Israel puede buscar mantener o eliminar a Hamas. Esto último es casi imposible, a pesar de la brutal campaña con todos los medios de guerra. Esa estrategia busca concesiones que afectan a los fundamentos del movimiento (reconocimiento del derecho de Israel a existir, renuncia a la violencia y aceptar un enfoque determinado de negociación política). A cambio, el movimiento tendría la oportunidad de sobrevivir, mantener lo que le queda de capacidad, participar en la gobernanza de Gaza y comprometerse en su reconstrucción sobre nuevas bases políticas. Para ello, se necesita el apoyo de Qatar y de Turquía, en particular, para convencer a los dirigentes en el extranjero. Esto haría que Hamas pierda el apoyo y la lealtad de fuerzas de resistencia como Siria, Irán y Hizbulah. Tampoco parece que la entidad sionista esté por la labor.
«Llamamos a todos los pueblos del mundo a seguir defendiendo los derechos de nuestro pueblo, hacer los esfuerzos posibles para poner fin a la catástrofe actual y detener el suministro de armas a Israel»
Otras fuentes hablan de una supervisión provisional internacional, regional y local. Supondría el fin de la agresión, y sería una fórmula para llenar el vacío ante un posible colapso del Gobierno de Gaza. Obligaría a EEUU, la UE, Egipto y Jordania a formar una fuerza árabe e internacional, con la participación de representantes locales de la Franja de Gaza, para gestionar el enclave, y el proceso de reconstrucción de sectores como la educación y la salud. Este ente también puede apoyar a una fuerza militar externa para mantener la seguridad, como las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU. Este camino requiere la autorización de la Autoridad Nacional Palestina bajo el pretexto de que se trata de un acuerdo temporal, hasta que la situación se estabilice, permitiendo que la autoridad tome el control más adelante.
Hay también otros planes sobre la mesa…
Así es. Otro escenario sería devolver la autoridad a la Franja. Israel debería permitir que la ANP se reorganice en Gaza, incluido el control de la seguridad, con elementos locales o fuerzas de Cisjordania o de la diáspora, o con fuerzas de seguridad existentes en Gaza. Está claro que la ANP prefiere este escenario, ya que se ha preparado de antemano, tras la dimisión del primer ministro Muhammad Shtayyeh y el nombramiento de Muhammad Mustafa para la formación de un nuevo Gobierno, dominado por expertos y tecnócratas, en respuesta a repetidos llamamientos de la UE y de EEUU para reformar la ANP. Esto requiere una verdadera reconciliación palestina y un Gobierno tecnócrata nacional para reconstruir Gaza, lograr la ayuda internacional, frenar las políticas israelíes agresivas, convocar elecciones palestinas y lograr reformas políticas en la estructura del sistema político.
También podría volver la Administración israelí en la Franja, lo que supondría que el Ejército israelí quedaría, permanente o temporalmente, al día siguiente del fin la guerra. Se impondría en partes de Gaza: el norte, la ciudad de Gaza e incluso el centro, sin mantenerse en el sur (Deir al- Balah, Jan Yunis y Rafah). Las fuerzas de ocupación serían responsables de proporcionar servicios a los residentes y el Ejército y el Shin Bet asumirán la gestión de la seguridad en la Franja de Gaza. Es una vuelta al pasado que ya fracasó.
¿Qué podría aportar la clase trabajadora del mundo en la búsqueda de una salida al conflicto?
A todos los pueblos y amigos del mundo les pido que sigan defendiendo los derechos de nuestro pueblo, y les instamos a continuar con sus actividades en defensa del derecho de Palestina a la autodeterminación, hacer todos los esfuerzos posibles para poner fin a la catástrofe actual y alzar la voz en contra de las masacres y del exterminio deliberado, y a trabajar con todos los organismos, instituciones y partes internacionales competentes para lograr un alto el fuego inmediato y permitir la entrada urgente de ayuda y material médico, así como para detener los suministros militares a Israel que contribuyen a la matanza de nuestro pueblo.