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Un compromiso robusto y delicado con el país

Koldobika Jauregi con la lámina ‘Aizkora eta arbola’. (Andoni CANELLADA | FOKU)

En miles de casas de Euskal Herria está expuesta la lámina ‘Aizkora eta arbola’, que Koldobika Jauregi hizo especialmente para conmemorar el desarme de ETA. El encargo era endiablado, porque no es fácil condensar en una obra las luchas, los sufrimientos y las esperanzas de un pueblo. Creo que esa obra de Jauregi refleja perfectamente todos esos elementos, los sitúa en Euskal Herria y en un periodo histórico, y lo hace con una sencillez y una elegancia impresionantes. Su belleza es clave para que se haya difundido tanto y haya quedado como símbolo.

«El arte, cuando está integrado socialmente, lanza una mirada sobre la sociedad e intenta, con muy poco, hablar de los temas que le conciernen», defendía Jauregi. Siempre se menciona la transcendencia del arte, pero es en esa vertiente política y popular, de conexión entre los creadores y la sociedad, donde esa transcendencia adquiere un sentido más profundo. Somos un pueblo afortunado por tener artistas que siempre han querido reforzar esa conexión social y política.

La obra de Jauregi es extensísima y rica. Sería injusto limitarla a ‘Aizkora eta arbola’. Pero es importante reivindicar esa obra por su belleza y por esa transcendencia. También es una buena excusa para conocer mejor el resto de su obra.

Fijarse en el cuadro ‘Aizkora eta arbola’ supone rememorar aquel día de Baiona, aquellos años de tortuoso proceso, los permanentes sabotajes y el cinismo de los poderes estatales, la perseverancia de quienes queríamos la paz. También invita a reflexionar sobre el valor del arte. Ahora, al pasar al lado de la lamina, se sumará el recuerdo a Jauregi, que entregó a Euskal Herria un símbolo hermoso que representa nuestros mejores valores.

Eskerrik asko, Koldobika!