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Urkullu se despide riñendo una vez más a la ciudadanía

Iñigo Urkullu, en la colocación de la primera piedra del nuevo Hospital de Arrasate. (IREKIA)

Iñigo Urkullu hizo ayer su último discurso como lehendakari y lo utilizó, una vez más, para reñir a la ciudadanía. En el acto de colocación de la primera piedra del nuevo Hospital de Alto Deba en Arrasate, Urkullu se basó en datos de la Federación de las Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública en el Estado, en los que la CAV se sitúa en primer lugar, para asegurar que «estos resultados refutan toda crítica que, de manera generalizada y sin atender a los datos, ha calado en la percepción, de manera injustificada».

Urkullu vuelve a la teoría de que el malestar de la ciudadanía con Osakidetza no es fruto de su propia experiencia, de llamar y que no se le atienda, de ir a los PAC y que estén cerrados o saturados, de acudir a urgencias y tener que esperar horas, sino de la propaganda de la oposición y de los sindicatos.

Y una vez más, el todavía lehendakari se compara con otras comunidades autonómicas del Estado español y no con otras regiones europeas.

Control de protestas

En su discurso, Urkullu, quiso agradecer y reconocer «la profesionalidad y la vocación de servicio público» de los profesionales de Osakidetza.

Sin embargo, ESK denunció que «Urkullu se despide de la plantilla de Osakidetza con identificaciones de la Ertzaintza».

En un comunicado, explicó que «varias trabajadoras han querido mostrar pancartas exigiendo precisamente lo contrario de lo que este Gobierno lleva décadas haciendo. Pedían ‘más personal, menos ladrillo’, ‘No a la autoconcertación’ y ‘Socialización de los recursos privados’».

Según indicó, «la Ertzaintza identificó a nuestras compañeras y retiró las pancartas pese a estar a más de 200 metros de donde se estaba llevando a cabo el acto».

La ceremonia de la primera piedra sirvió también para que se despidiera la consejera Gotzone Sagardui, que no continuará en el próximo Gobierno.