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Bombas de EEUU permiten a Israel aumentar la brutalidad de sus ataques

Expertos militares estadounidenses identificaron como una bomba de EEUU la que provocó la masacre de Al-Mawasi, una de las «zonas seguras» donde Israel mató ayer de nuevo a otras 17 personas.

Un niño herido es tratado en el suelo del hospital Nasser, en Jan Yunis. (Bashar TALEB | AFP)

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, comunicó ayer a las autoridades israelíes «la gran preocupación» de EEUU por las matanzas de los últimos días en Gaza, unas masacres que Israel está aumentando precisamente por el decidido apoyo de Washington y porque esa «preocupación» no pasa de ser una retórica inevitable ante las imágenes de la carnicería.

EEUU mantiene el apoyo militar, político y diplomático a Israel tras nueve meses de terror en el territorio palestino y, de hecho, ha proporcionado el armamento que utiliza.

Así, Israel utilizó una potente bomba guiada estadounidense en su ataque del sábado contra el campo de desplazados de Al-Mawasi, cerca de Jan Yunis, que provocó una de las matanzas más graves de la ofensiva israelí.

Al menos 92 palestinos murieron y otros 300 resultaron heridos en este bombardeo, en una zona declarada «humanitaria» por el Ejército israelí, que había forzado a desplazarse allí a miles de personas desde la ciudad de Gaza.

ANÁLISIS DE LA BOMBA

Basándose en un fragmento de munición visible en un vídeo, dos expertos confirmaron a la agencia AFP que se trataba de la aleta de una bomba estadounidense de precisión, guiada y conocida como JDAM (acrónimo inglés de munición de ataque directo), fabricada en EEUU.

«100%, es un sistema JDAM», aseguró Trevor Ball, que fue especialista en explosivos del Ejército estadounidense. Según este experto independiente, teniendo en cuenta el tipo de bombas compatibles con el sistema de guiado así como el fragmento de aleta visible, la carga utilizada probablemente fue de 450 a 900 kilos.

Para Wes Bryant, ex sargento mayor de la Fuerza Aérea estadounidense y especialista en ataques aéreos, habría sido posible evitar «daños colaterales». Contrariamente a lo que afirma Israel, cree que los civiles muertos se encontraban en el campo de desplazados, no en los alrededores.

«Así que, o el Ejército israelí no evaluó la presencia de civiles o... juzgó que el riesgo para los civiles era proporcional a la ventaja militar representada por la eliminación de los mandos de Hamas», estimó. Israel dice que su objetivo eran Mohammed Deif, líder de las Brigadas Ezzedine al-Qassam, brazo armado de Hamas, y Rafa Salameh, comandante de esta organización en Jan Yunis, pero solo ha confirmado la muerte de este último.

Una gigantesca nube gris en forma de hongo que se elevaba sobre los edificios, al fondo de un campamento de tiendas daba idea de la potencia del impacto, que dejó un gran cráter en el suelo y despedazó los cuerpos de muchas de las víctimas.

En mayo, EEUU suspendió la entrega de un cargamento de bombas a Israel por el impacto que las más pesadas, de 900 kilos, «podrían tener en entornos urbanos densos como los que hemos visto en otras partes de Gaza», pero pareció más un mensaje electoral, ya que no solo ha seguido proporcionando armamento al Ejército israelí, sino también la cobertura política que «normaliza» cualquier vulneración de normas humanitarias.

El Gobierno de Gaza responsabilizó «moral y jurídicamente» a EEUU del ataque de Al-Mawasi «por proporcionar a la ocupación israelí estos diferentes tipos de armas».

Según las autoridades gazatíes, más de 320 muertos y heridos llegaron al hospital en 48 horas, «con sus cuerpos quemados debido al uso (...) de armas prohibidas», que son «en su mayoría de fabricación estadounidense», y mencionó las de tipo GBU 28, bombas guiadas por GPS destinadas a destruir infraestructuras, bombas de fósforo blanco, bombas no guiadas y bombas inteligentes JDAM, entre otras.

Según estimaciones médicas, se trata de armas térmicas o químicas que provocan graves quemaduras.

MÁS BOMBARDEOS

Ayer Israel volvió a bombardear la «zona humanitaria» de Al-Mawasi, donde mató a otras 17 personas. También atacó el campamento de refugiados de Nuseirat, en el centro, donde mató a 23 más y donde su objetivo fue de nuevo una escuela de la ONU. «Los ataca de manera premeditada, planificada y enfocada con el objetivo de matar lograr el mayor número posible de víctimas, con el apoyo estadounidense al crimen de genocidio en Gaza», denunció el Ejecutivo gazatí.

En toda la Franja murieron más de medio centenar de personas, entre ellas Mohamed Mishmish, director de un programa en Al-Aqsa Radio, con lo que el total de trabajadores de medios de comunicación que ha matado Israel desde octubre asciende a 160.