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La mujer china que encontró en Chile el sueño olímpico a los 58 años

Zhiying Zeng es una jugadora de tenis de mesa que tuvo que dejar a su país para encontrar más oportunidades y ha logrado una plaza para los Juegos de París con 58 años. Una historia insólita y emotiva a la vez.

La tenista de mesa chino-chilena, en acción en estos Juegos. (Jung Yeon-Ye | AFP)

Entre Chile y China la diferencia en el alfabeto es mínima, pero en el mapa hablamos de dos planetas diferentes, con ritmos y costumbres distintas. Incluido el deporte, y es que ¿quién juega a tenis de mesa en Chile? Muy poca gente, mucha menos que en China o Asia en general.

Zhiying Zeng era una de las mejores jugadoras de tenis de mesa en su país, hace casi cuatro décadas. Sin embargo un cambio trascendente en las reglas la alejó no solo de este deporte, sino también de China. Sin embargo, Zeng supo esperar a su ocasión, que se ha presentado gracias a Chile, donde mientras tanto se había ido a vivir. Es el país que la ha llevado, a sus 58 años, a sus primeros Juegos Olímpicos en París.

El cambio de regla

Zhiying no podía ser otra cosa que jugadora de tenis de mesa. De hecho nació en 1966 en Guangzhou, en una familia donde ambos padres practicaban aquel deporte y la madre incluso fue entrenador de alto nivel.

Respirar ping-pong desde pequeña, con todo, no garantizaba nada en un país como China donde la competencia es durísima. Basta ver el casillero olímpico para comprobar que desde que entró este deporte (1988, Juegos de Seúl) las medallas han sido monopolizadas por chinos y chinas, que han ganado 32 de los 37 oros repartidos.

La competencia ha sido tan dura que muchos atletas del país del Dragón han ido «escapándose» para representar a otras banderas y tener así más posibilidades. Es lo que ocurrió también a Zhiying, que tuvo que marcharse de China, sí, pero por otras razones.

En 1988 se introdujo la pala de dos colores, un cambio trascendental para el juego de Zeng, que quedó casi al desnudo. Lo dejó, pero luego llegó la llamada chilena para enseñar ping-pong a estudiantes

 

Esta vez fue algo derivado del deporte en sí. En 1988 decidió cambiar una regla, una sola, pero determinante para muchos deportistas. Justo antes de los Juegos se introdujo el «cambio de color» en las raquetas: se pasó de las dos caras negras a una negra y una roja (lo que tenéis hoy en día cuando jugáis con los amigos). Una para la derecha y otra para el revés.

Por aquel entonces Zeng estaba ya en el equipo nacional, había sido campeona a nivel juvenil varias veces, una joya absoluta de la selección aunque todavía sin opción de participar en los Juegos. Aquel cambio la desorientó totalmente, porque su fuerza residía en la impredecibilidad de sus golpes. Con el cambio su juego quedó casi desnudo, el rojo y el negro en las raquetas no la favorecía en absoluto.

Aquella revolución afectaba a un «truco» especifico de los jugadores chinos, que utilizaban palas de dos caras negras pero cubiertas con dos tipos distintos de goma, que por tanto producían efectos distintos en las pelotas sin que el rival se pudiese dar cuenta. Ahora, con dos colores distintos, la velocidad y dirección de la pelota se podían intuir mejor. Y una de las víctimas del cambio fue Zhiying, que casi enseguida se retiró de las competiciones.

La llamada desde Chile

Con 23 años, sintiéndose sin ningún tipo de futuro, Zeng recibió una llamada inesperada desde el otro lado del mundo: Chile. Un instituto de Arica la invitó para enseñar tenis de mesa a los jóvenes. Zhiying cogió el avión y se mudó al noreste del país andino, rehaciendo su vida y convirtiéndose también en la profesora de ping-pong de su hijo recién nacido.

Salvo algunos campeonatos locales ganados, se mantuvo alejada de las competiciones mientras sus alumnos empezaban a crecer y a lograr resultados. Pasadas ya décadas, durante la pandemia de covid-19, mientras estaba encerrada en casa, Zhiying volvió a jugar seriamente, aunque en su piso de Iquique. «Más que nada fue por hacer un poco de ejercicio, estábamos todo el día sin hacer otra cosa que comer», explicó Zeng a los medios.

Zhiyeng volvió a tomarse en serio el juego en la pandemia, en su piso de Iquique, por hacer algo más que comer. De ahí a los Panamericanos, donde fue bronce, y el salto a París

 

El siguiente paso fue llamar a la federación chilena de tenis de mesa para decir que igual podía estar lista para alguna competición. Sus sensaciones eran buenas.

Entrenamiento tras entrenamiento, a pesar de su edad, Zhiying se confirmó como una de las mejores jugadoras de Chile. Convocada para los Juegos Panamericanos de 2023 en Santiago de Chile, logró la medalla de bronce en el torneo de equipos junto con Daniela Ortega y Paulina Vega, que hubieran podido ser sus hijas.

‘Tía Tania’, como es conocida Zhiying en Chile, se convirtió de inmediato en personaje de culto incluso para el presidente chileno, Gabriel Boric. A pesar de su «vida real», donde tiene una empresa de muebles, que es su verdadero trabajo, a Zeng le llegó la llamada para los Juegos de París para representar a Chile.

«Me he sentido como una adolescente, casi olvidé que tengo 58 años», ha reconocido tras su participación

 

Sin haber podido dormir casi perdió enseguida 4-1 en la ronda preliminar del torneo individual contra Mariana Sahakian, de Líbano. Ningún problema; lo importante es que el sueño olímpico, olvidado desde 1988, se concretó de una manera inesperada en 2024: «Me he sentido como una adolescente, casi me olvidé de que tengo 58 años. Y mi cuenta de Instagram ha pasado de 10.000 seguidores en pocos días».

Pese al gesto contrariado en la foto, Zhiying Zeng ha salido radiante de su estreno olímpico en París. (AFP)

Mientras tanto, un hombre de 92 años se mantuvo despierto hasta las 5 de la mañana, hora de China, para ver a Zhiying en los Juegos de París. Es su padre, la misma persona que la llevaba a los entrenamientos cuando era una chavala. Muy lejos físicamente pero muy cerca anímicamente.