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Las cárceles israelíes se han convertido en centros de tortura a palestinos, constata B'Tselem

Las cárceles israelíes se han convertido en una red de centros de tortura contra presos palestinos, ha constatado la organización israelí de derechos humanos B'Tselem, que ha publicado un informe basado en testimonios.

Movilización en Hebrón con motivo del Día del Preso Palestino, en 2022. (Mamoun WAZWAZ | APA IMAGES-ZUM-DPA-EUROPA PRESS)

‘Bienvenidos al Infierno’ es el título del informe que la organización israelí de derechos humanos B'Tselem ha publicado sobre la práctica de la tortura contra los palestinos en las cárceles israelíes. El nombre lo han tomado de lo que le dijo un soldado israelí a un palestino en el momento de su arresto.

El documento concluye que los testimonios recogidos «claramente indican una política institucional y sistémica dirigida a la práctica continua de abusos y tortura contra todos los presos palestinos por parte de Israel».

Este informe va en la misma línea que el publicado recientemente por la ONU, que destacaba que a los presos palestinos se les sometía a torturas, eran encerrados en jaulas y sufrían descargas eléctricas. 

«Actos frecuentes de violencia grave y arbitraria, agresión sexual, humillación y degradación, deliberada inanición, condiciones antihigiénicas forzadas, privación del sueño, prohibición y medidas punitivas para el culto religioso, confiscación de todos los bienes comunales y personales, y negación de tratamiento médico adecuado» conforman la realidad de los presos palestinos en las cárceles israelíes, según el informe de B’Tselem.

 

Junto a ello, destaca que durante años Israel ha encarcelado a cientos de miles de palestinos, como una forma de reprimir y controlar a la población palestina. El informe recoge el testimonio de miles de palestinos –residentes de los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania y del Estado de Israel (Territorios de 1948)–, incluidos los que fueron detenidos tras el 7 de octubre, cuando se registró «un incremento de la hostilidad de las autoridades penitenciarias».

Así, a comienzos de julio de este año, se habían contabilizado 9.623 presos palestinos en cárceles israelíes, prácticamente el doble respecto al 7 de octubre de 2023. De estos, destaca B'Tselem, 4.781 fueron detenidos sin juicio, sin haber presentado pruebas en su contra y sin poder defenderse. Es lo que Israel llama «detención administrativa», una práctica que ha sido denunciada en repetidas ocasiones por organismos internacionales.

 

Encarcelados por ser palestinos

«Algunos fueron encarcelados simplemente por expresar simpatía por el sufrimiento de los palestinos. Otros fueron detenidos durante la actividad militar en la Franja de Gaza, con el único argumento de que estaban comprendidos en la vaga definición de ‘hombres en edad de luchar’. Algunos fueron encarcelados por sospechas, fundamentadas o no, de que eran agentes o partidarios de grupos armados palestinos. Los presos forman un amplio espectro de personas de diferentes áreas, con diferentes opiniones políticas y lo único en común: ser palestino», resume el informe de B’Tselem.

Esta organización subraya que los testimonios de los presos muestran que una docena cárceles israelíes, tanto militares como civiles, «se han convertido en una red de campos dedicada al abuso de reclusos».

B'Tselem destaca que se trata de «una política organizada y declarada por las autoridades penitenciarias israelíes» bajo la dirección del ministro de Seguridad Nacional, Itamar ben Givir.

Esta organización subraya que esta política se aplica a todos los presos palestinos en todas las cárceles. «El panorama general indica abusos y torturas, llevado a cabo bajo órdenes, en total desafío a las obligaciones de Israel tanto bajo la legislación interna y bajo el derecho internacional», añade.

Muertes en prisión

«Un claro indicador de la gravedad de la situación y la degradación moral de la prisión israelí se puede ver en el número de prisioneros palestinos que han muerto bajo custodia israelí, no menos de 60. El informe incluye testimonios dados a B'Tselem sobre tres de estas muertes. Thaer Abu ‘Asab, un hombre de 38 años de Qalqiliyah recluido en la prisión de Negev (Ketziot), fue encontrado muerto en su celda el 18 de noviembre de 2023. En su cuerpo había graves señales de violencia. Arafat Hamdan, un diabético de 24 años de Beit Sira que dependía de tratamientos con insulina, fue encontrado muerto en su celda el 24 de octubre de 2023, dos días después de su arresto. Los testimonios revelan que se le negó el tratamiento médico. Muhammad a-Sabbar, un joven de 20 años de la ciudad de a-Dhahiriyah que padecía una enfermedad intestinal que requería una dieta especial, murió en la prisión de Ofer el 8 de febrero, según testimonios por falta de nutrición adecuada, mala atención médica y descarado desprecio por su condición», destaca el informe.

B'Tselem destaca que el paso de lo que califica como «espontáneos actos de venganza» a «un sistemático régimen que deja sin efecto la protección de derechos básicos» se debe a que el Gobierno israelí «explotó sus poderes para promulgar ‘regulaciones de emergencia’ draconianas y perjudiciales y las aplicó de manera descarada, violación grave de múltiples normas y obligaciones bajo la ley israelí y los derechos humanos internacionales, las leyes de la guerra y el derecho humanitario» y añade que quienes debían haber velado por el cumplimiento de los derechos de los presos, como el Tribunal Supremo israelí o la Fiscalía «se han sometido a la política de Ben Givir».

Testimonios

Los testimonios recogidos por B'Tselem muestran que hay celdas aborrotadas y superpobladas (señala S.B. de Jerusalén Este), sin luz del sol ni ventilación (relata Thaer Halahleh, vecino de Kharas), violentos registros de las celdas con una frecuencia cada vez más elevada (explica Muhammad Srur, de Ni'lin), imposibilidad de acceder a los tribunales, agencias humanitarios o consejo legal (dice Firas Hassan, de Hindaza), confiscación de posesiones legales (cuenta Sami Khalili, de Nablus).

Los abusos físicos y psicológicos aparecen mediante violencia física e intimidación (cuenta Ashraf al-Muhatseb, de Hebrón), extrema violencia durante los traslados de prisión, privación del sueño (explica M.A., de Hebrón), violencia sexual (relata Sami Khalili, de Hebrón). 

La ausencia y la privación de tratamiento médico se recoge en el testimonio de Sufian Abu Saleh, de Gaza, a quien le tuvieron que amputar una pierna por los malos tratos e inasistencia sanitaria sufridas en prisión.

Hishan Saleh, de a-Sawiyah, relata cómo sufrieron privación de comida e inanición. Los huevos y yogur que les daban estaban habitualmente caducados. Cuando un preso se quejó castigaron a todos sus compañeros de celda: les atacaron con perros, les pegaron y les encerraron en el baño.

Muhammad Srur, de Ni'lin, y Z.A., de Jerusalén Este, cuentan cómo les negaban el acceso a artículos de higiene y solo tenían suministro de agua durante una hora al día.