«Billie Holiday fue una gran intérprete que sufrió violencia de género, racismo y clasismo»
Bea Insa encarna a Billie Holiday en su nueva producción. También la canta. Más allá del estigma impuesto por la sociedad de la época, en la obra que verá la luz en Bilbo reivindica su faceta de compositora y de activista de derechos civiles.
Miembro de La Pacheca Collective junto a Ángel Mirou, su último proyecto lleva a Bea Insa (Castellò de la Plana, 1974) a meterse en la piel de Billie Holiday, una de las grandes intérpretes del jazz.
La elección del personaje se enmarca en la temática sobre la que están trabajando en los últimos años: la violencia machista. «El tema, a mí como mujer, me escandaliza. Se ha normalizado que maten mujeres. Si mataran a 60 hombres al año a lo mejor saltaban las alarmas... ¿Qué es lo que está pasando? Teníamos muchas ganas de abordarlo».
«El sello de La Pacheca Collective es plantear los temas con un punto de vista crítico. Y lo hacemos desde el humor o el drama. En su día hablamos de los bebés robados, también dedicamos unos años a la memoria histórica y ahora estamos centrados en la violencia de género. Es nuestra siguente apuesta. De ahí viene la idea de hablar de Billie Holiday. Ella sufrió violencia de género, racismo y clasismo. Es una manera de recordarla y de contar cómo a pesar de todo lo sufrido llega a ser una de las mejores cantantes del siglo XX», remarca la actriz.
En febrero vio la luz ‘Helenas’, un espectáculo que deconstruye el mito de Helena de Troya. «Se la tacha de manipuladora, embaucadora… cuando en realidad es una víctima que sufre violaciones, maltratos y secuestros. ‘Billie’ es una obra de teatro documental en la que hablamos de estas violencias sexuales contra las mujeres. Y a Billie le dedicamos una obra como una Helena más. Sufre esta persecución, esta estigmatización, que le cuesta la vida y su carrera. ‘Helenas’ y ‘Billie’ se han ido construyendo al mismo tiempo».
La obra se estructura en base a diversos cuadros escénicos que recordarán las vivencias de la cantante. En algunos momentos el espectador escucha el relato en boca de la propia Holiday y en otras es Insa la encargada de narrarlo. Un triple desdoblamiento para la actriz, ya que el poema escénico se acompaña de canciones en directo que Insa interpreta junto al pianista Rafa Aceves. «Es una obra muy especial, vertiginosa. Tengo que estar muy concentrada para pasar de ser Billie a ser actriz o cantar. Tiene un punto muy entretenido, y poético y bello a la vez. Y luego está el jazz, que nos da esta atmósfera tan maravillosa. Es el alma que está ahí, bailando, riendo y llorando», dice.
El espectador asistirá a un concierto en directo, aunque advierte de que «la idea no es imitar a Billie Holiday musicalmente hablando. Ella fue única, tiene su manera de interpretar y yo tengo otra. El objetivo es amenizar y enriquecer el poema escénico con canciones», explica. «Soy fan de Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Sara Vaughan y Nina Simone toda mi vida. De hecho, y lo cuento en el espectáculo, quería ser cantante y actriz, la dos cosas. Y tuve que elegir. La música me ha acompañado siempre, pero nunca lo ha practicado a tope. He cantado en escena, desde al jazz a la música tradicional y la chanson francaise», agrega.
«En las escenas en las que hablo de racismo lo hago desde mi posición como actriz, no en la piel de Billie. No he querido ser la mujer racializada, porque soy blanca y no es lo mismo. No he querido ser el personaje cuyo padre muere por culpa de las leyes segregacionistas porque no le dejan entrar a un hospital para curarse», advierte.
La obra incluye audiovisuales. «Billie tiene alguna intervención. Yo la acompaño o traduzco sus texto en algunos momentos», cuenta Insa.
«También queremos hacer una reflexión sobre si somos menos racistas, clasistas y machistas que hace cien años. El espectáculo arranca en la calle Cortes de Bilbo, hablamos de la prostitución de hoy en día. Y nos hacemos la pregunta de si alguien descubriría a Billie Holiday, si se le daría una oportunidad», explica.
Tiene alguna interacción con Aceves, pero es un monólogo. «Aunque yo siempre digo que es un diálogo con el público. Aunque no te conteste está ahí, respondiendo interiormente, reflexionando o viviendo el momento», señala.
Dura biografía
Eleanora Fagan (Filadelfia, 1915 - Nueva York, 1959) tuvo una trayectoria vital marcada por abusos de todo tipo, lo que la llevó al consumo de drogas. Fue una vida tan dura como intensa. Falleció a la edad de 44 años. «Tuvo una vida muy traumática. Empezó a trabajar muy joven limpiando escaleras y suelos. Vivió en un barrio muy marginal, Portland (Baltimore), una zona de prostitución y de chulos. Tiene relación con un prostíbulo porque hace recados a la dueña, a las chicas, y se queda en el salón escuchando a Bessie Smith y a Louis Armstrong. Esto es lo que más le gusta en el mundo. Supongo que poco a poco se va metiendo en ese mundo y se da cuenta de que se gana mucho más dinero prostituyéndose que limpiando escaleras trabajando como una esclava. Sufre todo tipo de abusos y violaciones hasta que se va a vivir a Nueva York con su madre», recuerda Insa. Esta la tuvo a los 13 años.
«Es un deseo de homenajearla. A veces nos quedamos solo con lo más sensacionalista y a ella se la estigmatiza muchísimo. Se la recuerda como prostituta y drogadicta, pero fue una gran compositora y una gran intérprete». Se dice que ambas trabajaron en la prostitución –no es continuo, puntual e intermitente– y busca trabajo para ayudar económicamente a su madre porque las iban a desahuciar. Al final se hace cantante y las cosas no le van mal. Actúa con los mejores, Duke Ellington, Louis Armstrong, Benny Goodman, Lester Young…».
Año 1939. Las cosas cambian con el estreno de ‘Strange Fruit’, poema que versa sobre los linchamientos de los negros. La obra teatral pone en valor precisamente esto, el hecho de que «Holiday fuera una de las primeras en cantar sobre los derechos civiles. De hecho, es lo que a ella le destroza la carrera y, de alguna manera, la vida. En cuanto estrena la canción de ‘Strange Fruit’ empieza la persecución del FBI, que va a por ella a muerte. Quieren quitársela del medio y sufre extrañas detenciones. Es una canción que tiene mucha fuerza. Queremos sacar a relucir todas estas virtudes que tuvo, aparte de todo lo que sufrió», cuenta a NAIZ.
«Le proponen cantar el tema. Ella al principio no la entiende pero lo hace poco a poco y esta canción la cambia por completo. Se convierte en su razón de ser y de vivir. Su padre ha muerto al prohibirle la entrada a hospitales para blancos y ella decide cantarla cueste lo que cueste y caiga quien caiga. En los locales y clubs eran todo canciones de amor y desamor, esta es la primera canción protesta. Y ella abre una senda. Se empiezan a hablar y a escribir sobre el tema, a cantar, y se hacen las primeras manifestaciones… empieza el movimiento sobre los derechos civiles y esto tampoco se le atribuye», se lamenta Insa.
Le recordamos que el tema fue considerado como la mejor canción del siglo XX por la revista ‘Time’ en 1999. «Y en 1940 la misma revista dijo que era una canción horrible, espantosa. Es llamativo. Primero la tiran por tierra y luego se reconoce», subraya Insa.
Ya lo dijo Angela Davis: su interpretación de ‘Strange fruit’ «cambió casi a solas la política de la cultura popular americana, puso los elementos de protesta y resistencia de nuevo en el centro de la cultura musical negra contemporánea».
«Ella es muy famosa, aparece en revistas sensacionalistas en las que se hacía hincapié en sus episodios más oscuros. La Policía tenía mala fama y se atribuía medallas gracias a sus detenciones. Se juntan muchas cosas. Y como comentaba un amigo suyo en un libro, si te tildan muchas veces de ladrón al final te haces ladrón. No se acaba de desenganchar nunca de la droga, porque la vida es muy dura para ella».
Insa confiesa que al principio le costaba escuchar a Holiday. «Me llegaba muy dentro del corazón, pero cuando eres joven no la entiendes. Luego la retomé y me dije ‘yo quiero hablar sobre ella’». Desde La Pacheca Collective quieren hacer su aportación para que «la gente la conozca a ella y conozca el jazz. Sobre todo animamos a los jóvenes a que vengan a ver a este personaje tan increíble», dice.
Comparada con otras cantantes de jazz, Holiday tenía una tesitura limitada, que lo compensaba con creces con su capacidad de expresión. «El timbre de su voz, su interpretación... era una contadora de historias, nadie lo hacía como ella. Ese timbre y esa manera de contar es hipnótico». Su influencia en artistas de diversas generaciones –Janis Joplin, Nina Simone, Mariah Carey y Amy Winehouse– es claro ejemplo de ello.
Y es que todo lo sufrido, todo lo gozado, dejó un inevitable poso en Holiday. «Bessie Smith, su ídolo, hablaba en sus canciones del maltrato que sufrían las mujeres por parte de sus maridos. La intención era hacer casi una crítica social. Y Billie dice que lo suyo es todo autobiográfico. No hace crítica. Si no lo he vivido, cómo lo voy a contar? decía. Como lo ha vivido, lo siente. Por eso sus canciones son tan profundas», afirma.
A la hora de documentarse, la principal fuente de Insa ha sido ‘Con Billie Holiday. Una biografía coral’, de Julia Blackburn. A lo largo de la década de los setenta, la periodista Linda Kueh lentrevistó a más de 150 personas para escribir una biografía coral de la cantante. Kuehl murió en 1978, sin que esas entrevistas llegaran a ser publicadas, pero sus grabaciones se convertirían en la materia prima de la publicación.
Triple censura
Insa está afincada en Bilbo desde 2015. «Es una comunidad muy cultural, hay mucho movimiento. Bilbo es una ciudad donde el público va mucho al teatro y no nos puede hacer más felices. Pero toda Euskadi es una comunidad donde se invierte en cultura y la gente disfruta. A nivel de producción se hacen trabajos muy buenos. Sin embargo, y esto no es un problema que atañe solo a aquí, hay miedo a un teatro más comprometido y más punzante. Es algo general que ocurre en todo el Estado español y si me apuras en toda Europa. Se infantiliza al público para ‘protegerlo’ no sé de qué. De contarle cosas que no les vayan a perturbar o les haga reflexionar, cuando no nos olvidemos, la cultura es eso. Es poner un espejo delante del espectador, es criticar, sensibilizar, empatizar... a través del humor, de la belleza, la tragedia, la música o la pintura. El arte está ahí para transformarnos. Como artistas es algo que nos preocupa. En el Estado español la situación es complicada a muchos niveles y el artista se está autocensurando. Si antes hablabas de feminismo, ahora haces humor y entretenimiento porque en tu comunidad están mandando PP y Vox y si hablas sobre feminismo no comes. Y necesitamos todo el apoyo de los departamentos de cultura y de los programadores. En la Pacheca Collective hacemos proyectos más comprometidos, mordaces, punzantes... y el público que viene a vernos nos dice ‘A nosotros también nos gusta este tipo de teatro’, no tiene que ser todo comercial y blanco. El programador tiene que atreverse y proponer una programación variada, desde el teatro de toda la vida, hasta apuestas más contemporáneas, más comprometidas y más raras. El público es más listo de lo que a veces le hacemos», afirma.
Hace hincapié en la triple censura ejercida: «Está la censura oficial, la censura implícita –con no programarte ya lo estoy haciendo– y luego está la autocensura».
Las instituciones vascas invierten en cierto tipo de cultura. «El dinero público para cultura debía estar más repartido. Hay peces gordos y peces pequeños. Los pequeños lo tenemos más complicado y necesitamos mucho apoyo», indica al término de la entrevista.