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Turingia y Sajonia: El neofascismo se acerca a las puertas del poder en Alemania

Catapultada por el apuñalamiento yihadista de Solingen, la neofascista y xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) podría convertirse en la primera fuerza política en las elecciones regionales de Sajonia y Turingia. Sería un triunfo desde la derrota del nazismo en 1945.

(Matthias BEIN | AFP)

La ciudadanía votará mañana la composición de los Parlamentos regionales de Sajonia y Turingia. En este último land, el partido nazi logró, en 1930, entrar por primera vez en un Gobierno regional. Noventa y cuatro años después, la neofascista y xenófoba AfD podría repetir este triunfo, aunque con el matiz de que tal vez no encuentre un socio. La comparación con el partido de Adolf Hitler es legítima, ya que a su líder regional, Björn Höcke, se le puede llamar «fascista», según una sentencia judicial. Además, el político ha cerrado filas, literalmente, con neonazis y ha utilizado consignas nazis, por lo que tiene pendiente otra causa judicial.

Aún así -o justamente por ello-, la AfD lidera las encuestas que en Turingia le otorgan el 30% de los votos. Todos los juicios en su contra, más la correspondiente campaña mediática e incluso el cierre temporal de la editorial que publica la revista “Compact Magazin”, cercana a la ultraderecha, no ha hecho nada más que cementar el bucle ultra.

Por eso, los sondeos sitúan solo como segunda fuerza a la CDU, con 23 puntos; seguida por la Alianza de Sahra Wagenknecht (BSW), con el 17%, formación escindida de Die Linke, que se quedaría con el 14%. Mientras tanto el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) del canciller, Olaf Scholz, obtendría 6 puntos, solo uno por encima del límite del 5% que garantiza la presencia en el Parlamento. Por debajo de esta cifra quedarían sus socios a nivel nacional, los Verdes ecologistas y el Partido Liberaldemocrático (FDP).

En Erfurt ha gobernado hasta ahora un tripartito formado por Die Linke, Verdes y SPD bajo el liderazgo de Bodo Ramelow. Su anunciado paso a la oposición coincide con la grave crisis en su formación, que a nivel nacional ve peligrar su presencia en el Bundestag si se adelantaran los comicios previstas para 2025.

EN LA VECINA SAJONIA, LA UNIÓN DEMÓCRATA CRISTIANA (CDU) SE JUEGA SU FEUDO EN EL ESTE ALEMÁN LUCHANDO CONTRA LA AFD.

Las encuestas sitúan a ambos partidos entre el 30% y 33% de los votos. La tercera fuerza sería la BSW, con 11 puntos, mientras que Die Linke no volvería estar presente en el hemiciclo de Dresde. Según los pronósticos, el SPD y los Verdes de su vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, conseguirían el 7% y el 6% de los sufragios, respectivamente, mientras que el FDP quedaría eliminado.

El peor de los augurios sería para el denominado «Gobierno semáforo» de Scholz y su salida de los dos Parlamentos. Además de ser un hecho insólito, marcaría el declive que viven sobre todo el SPD y el FDP. Los Verdes, por contra, se salvarían hasta cierto punto, ya que en el ámbito nacional serían el único socio para una CDU que no quiere formar bipartito con la AfD.

LA ACTUAL EXPRESIÓN DEL NEOFASCISMO SE NUTRE DEL ATAQUE DE ÍNDOLE YIHADISTA

que dejó el pasado día 23 tres muertos y ocho heridos de gravedad en la ciudad de Solingen. Como autor del apuñalamiento de varias personas se entregó voluntariamente un refugiado sirio de 26 años. Hace medio año las autoridades ya quisieron expulsarle a Bulgaria, desde donde había llegado a Alemania, pero al no encontrarlo en su domicilio no pudo efectuarse la deportación. Cuando reapareció, otra institución alemana le financió su estancia irregular.

En plena campaña electoral, todos los partidos han aprovechado el ataque para sus fines. El canciller Scholz mostró su «rabia» en Solingen, pidiendo un duro castigo para el presunto autor. Además, abogó por endurecer las leyes de posesión de armas, ya que el ataque se realizó con un cuchillo. Con sus propuestas quiere paliar el hecho de no haber cumplido su promesa de poner fin a la inmigración irregular tras un ataque similar contra un policía.

El líder de la CDU y de la oposición, Friedrich Merz, se enredó en pedir que se impida la entrada al país a todas las personas provenientes de Siria y de Afganistán y que, además, se acelere la expulsión hacia ambos Estados de los que ya están en Alemania. Como es habitual en él, tuvo que dar marcha atrás al descubrir que lo que relama es contrario a la legislación vigente.

La falta de credibilidad del SPD y de la CDU dan alas a la AfD y a la BSW que, a pesar de sus ideologías y políticas opuestas, son los únicos partidos que defienden el fin de la ayuda militar a Ucrania y negociaciones con Rusia.

La lideresa de la BSW, la exdirigente de Die Linke Sarah Wagenknecht, hace hincapié en su apoyo político a la formación de futuros Ejecutivos en Erfurt y Dresde.

Por primera vez desde la derrota incondicional del nazismo al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Alemania ve resurgir su fascismo del siglo XXI al mismo tiempo que entra en una grave crisis institucional y política.