Macron reta a la izquierda y agrada a Le Pen nombrando primer ministro al conservador Barnier
El conservador Michel Barnier, exministro y excomisario europeo, ha sido nombrado este jueves primer ministro del Estado francés por el presidente Emmanuel Macron, pese a la victoria de la izquierda en las elecciones del 7 de julio. Este sábado había convocadas manifestaciones ya previamente.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha nombrado primer ministro al exministro conservador y excomisario europeo Michel Barnier, de 73 años, según ha anunciado el Elíseo, 60 días después de las elecciones legislativas que resultaron en una Asamblea Nacional sin mayoría en el Estado francés.
El primer ministro de mayor edad de la Quinta República sucede así como jefe de gobierno a Gabriel Attal, de 35 años, que era el más joven. Tendrá que intentar formar un gobierno capaz de sobrevivir para poner fin a la crisis política más grave de los últimos cincuenta años.
Barnier asume el reto después de una etapa alejado de la primera línea, aunque en 2022 lanzó una candidatura para tratar de llegar a la Presidencia, donde plasmó posiciones especialmente duras en materia de política migratoria. Antes, había sido el responsable de negociar el Brexit en nombre de la Comisión Europea, después de una carrera política en Francia en la que había formado parte de gobiernos de Jacques Chirac y de Nicolas Sarkozy.
El Elíseo ha reconocido en un comunicado que ha sido «un ciclo inédito de consultas» durante el cual Macron, en aras de su «deber constitucional» según ha argumentado, ha tratado de llegar a un candidato y a un gobierno que logre aunar el mayor número de apoyos posibles en el Parlamento.
Mélenchon: «Elecciones robadas»
Tras descartar a la candidata del Nuevo Frente Popular (ganador de las elecciones del 7 de julio), Laura Castets, y vetar expresamente a La Francia Insumisa, Macron ha acabado optando por una figura política próxima a la suya.
Habrá que ver la reacción del NFP, que ya anteriormente había convocado movilizaciones de protesta contra la actitud del presidente de la República para este sábado, incluida una movilización en Baiona. De momento, el líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon ha apuntado que «las elecciones han sido robadas».
Barnier es un primer ministro «que no tiene nada que ver con el resultado de las elecciones», ha argumentado el fundador de LFI.
Junto a ello, ha considerado que llega al cargo «con el permiso y quizás la sugerencia» de la ultraderecha de Marine Le Pen, a pesar del esfuerzo compartido para contener su avance en los últimos comicios, lo que se logró el 7 de julio.
Por su parte, el líder del PS, Olivier Faure, ha apuntado en redes que «la negación democrática alcanza su apogeo», tras poner de manifiesto que Barnier procede de la familia política de Los Republicanos, que «quedó en cuarta posición» en los últimos comicios.
Además, ha señalado que Barnier no se implicó en el denominado «frente republicano» gestado para evitar el ascenso al poder de la ultraderecha. «Entramos en una crisis de régimen», ha proclamado Faure.
RN: Elección «respetuosa»
Agrupación Nacional (RN), la formación de ultraderecha, tampoco ha ocultado su conformidad con el nombramiento. Tanto el frustrado candidato a primer ministro Jordan Bardella como la líder de esta formación, Marine Le Pen, han apuntado en sus primeras reacciones que juzgarán el discurso político de Barnier a la hora de decidir si lo apoyan, teniendo en cuenta «urgencias» como el poder adquisitivo, la inseguridad o la inmigración. «Nos reservamos todas las opciones políticas si no es así en las próximas semanas», ha dicho Bardella, que ha pedido «respeto» para los once millones de votantes de su partido.
Le Pen ha destacado ante la prensa que la designación de Barnier «parece responder al criterio» que había reclamado el RN y que pasa por tener a un primer ministro «respetuoso» con todos los partidos y «capaz de dirigirse a Agrupación Nacional».
Barnier promete ser «útil»
El nuevo primer ministro francés ha prometido escribir una nueva página «útil» para un Estado francés que atraviesa un «momento grave», y ha incluido entre las prioridades de su Gobierno varias de las lanzadas por la extrema derecha de Marine Le Pen, que será clave para su supervivencia.
Tras el traspaso oficial de poderes en el Palacio de Matignon de manos de su predecesor, el macronista Gabriel Attal, Michel Barnier ha declarado que asume el Gobierno con «mucha humildad» y ha señalado que tratará de responder tanto como sea posible «a los retos, la rabia, el sufrimiento, la sensación de abandono y de injusticia que son demasiado frecuentes» en ciudades, barrios y áreas rurales.
Entre sus prioridades ha mencionado temas como decir la verdad sobre la «deuda financiera y ecológica» o aumentar la influencia del Estado francés en Europa, pero también varios de los asuntos que la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen ha mencionado como prioritarios para que su partido no lo censure, como el «control» de la inmigración o la seguridad.