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China, de la hambruna a la rivalidad con EEUU

En siete décadas, China ha pasado de la miseria a competir con Estados Unidos por la hegemonía mundial. Las reformas de Deng Xiaoping abrieron el país al mundo, sacando a millones de ciudadanos de la pobreza. Pekín se enfrenta a nuevos retos, pero lidera sectores clave como las energías renovables.

(Vernon YUEN | AFP)

China ha vivido una transformación nunca vista en la historia en menos de un siglo, pasando de una situación de extrema miseria a ser una de las principales potencias mundiales, compitiendo con Estados Unidos por la hegemonía global. El gigante asiático, en el 75.º aniversario de la fundación de la República Popular China, mira atrás con satisfacción al ver cómo un país que en los años 50 parecía condenado a la pobreza perpetua es hoy el gran contrapeso político y económico de EEUU.

Tras décadas de guerras -internas, con potencias externas y una guerra mundial-, las políticas de Mao Zedong iniciaron unas reformas gigantescas que tardaron años en dar sus frutos. «En los primeros años de gobierno del Partido Comunista Chino (PCCh) se implementaron reformas agrarias profundas y extremadamente brutales, eliminando a los terratenientes y a la burguesía», explica Titus Chen, profesor de la Universidad Nacional Chengchi.

GIRO COPERNICANO

. Aunque las primeras políticas económicas comenzaron a implementarse en los últimos años de vida deMao, el giro se produjo con Deng Xiaoping, quien llegó al poder en 1978. Deng apostó por abrir China al mundo, dejando atrás la rígida ortodoxia comunista en favor de profundas reformas económicas basadas en la privatización de la economía, la competencia en los mercados y la atracción de inversión extranjera, adaptando elementos de la economía de mercado como medio para fomentar el crecimiento conocido como “socialismo con características chinas”. Estas reformas se basaron en la creación de Zonas Económicas Especiales (ZEE), áreas con regulaciones más flexibles para atraer inversiones y estimular el crecimiento industrial.

Otro de los factores, según Chen, «fue la conexión entre las comunidades chinas en Taiwán, Hong Kong, Macao y el sudeste asiático con las zonas costeras del sureste de China. Aquellas proporcionaron capital, tecnología y conocimientos empresariales a la economía china durante las primeras etapas de la reforma y apertura económica». El primer gran experimento fue Shenzhen, que pasó de ser un modesto pueblo de pescadores a convertirse en una de las ciudades más prósperas y avanzadas de China. El éxito de Shenzhen marcó el camino para la creación de muchas otras ZEE en todo el país, que permitieron a China convertirse en la «fábrica del mundo», produciendo a bajo costo para empresas de todo el planeta.

Este modelo de crecimiento fue muy exitoso, permitiendo que China alcanzara un crecimiento medio del PIB del 9,5% anual las siguientes cuatro décadas. Esto hizo posible que más de 600 millones de personas salieran de la pobreza extrema, transformando el país en una potencia económica global. A mediados de los años 2000 el PIB chino ya superaba al de las principales potencias europeas, y China acumulaba las mayores reservas de divisas del mundo. «La expansión económica de Alemania en la segunda mitad del siglo XIX y el crecimiento económico de EEUU durante el mismo periodo pueden servir de referencia», afirma el académico.

El legado de Deng Xiaoping continuó con sus sucesores, Jiang Zemin y Hu Jintao, quienes mantuvieron el impulso de las reformas. Sin embargo, este modelo de crecimiento basado en la mano de obra barata y la producción masiva comenzó a mostrar signos de desgaste. Con el aumento de la clase media, la producción china se volvió menos competitiva en precios y China necesitaba una nueva estrategia.

REAJUSTE DE XI.

En este contexto, Xi Jinping tomó el poder en el año 2012 con tres grandes objetivos: fortalecer la nación, mejorar el nivel de vida y combatir la corrupción. Xi puso énfasis en el desarrollo de industrias de alto valor añadido, como las tecnologías avanzadas, los vehículos eléctricos, las baterías y las energías renovables. Hoy, China lidera el mundo en sectores clave para la transición energética, como la fabricación de paneles solares, baterías y tierras raras.

Además, ha buscado consolidar su influencia global de con grandes inversiones en Asia Central, África, Latinoamérica y Oceanía. Estas inversiones, a veces percibidas como neocolonialismo, han generado dependencias en muchos países, aunque también han contribuido a expandir el poder chino más allá de sus fronteras, provocando, según Chen, una disminución de la influencia occidental.

DESAFÍOS.

No obstante, China no está exenta de problemas y desafíos. El envejecimiento de la población, las posibles burbujas en sectores subvencionados por el gobierno y el incremento del presupuesto militar son algunas de las principales preocupaciones a las que se enfrenta el país. Además, China aún disfruta de algunos privilegios derivados de su estatus de «país en vías de desarrollo» dentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo que ha generado críticas occidentales.

A pesar de estos desafíos, China está bien posicionada para seguir compitiendo con EEUU por la hegemonía global en los próximos años, gracias a su enorme capacidad productiva, su apuesta por la innovación tecnológica y su ambicioso plan de expansión internacional. Este crecimiento ha sido posible, en parte, gracias a la capacidad del Gobierno chino para adaptarse a las condiciones del mercado global, aunque a menudo ignorando protocolos internacionales, como los relacionados con las emisiones de CO2.

Además, según el académico de la Universidad Nacional Chengchi, «el PCCh ha realizado una investigación extensa sobre la caída de los gobiernos socialistas en la Unión Soviética y Europa del Este, concluyendo que la división y la erosión ideológica dentro de la dirección soviética fueron las principales razones de su desintegración».

El PCCh también se esfuerza, según Chen, «en evitar la escasez económica y las tensiones étnicas que experimentó la Unión Soviética en sus últimos años».