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Carolina del Norte, el cambio que no termina de llegar

Si hay una división que perdura en Estados Unidos, se trata de la separación entre los estados sudistas que perdieron la Guerra Civil (1861-1865) y el norte del país. Y, sin embargo, no son pocos los cambios que se han producido en las últimas décadas.

Donald Trump, durante su discurso en un mitin en Cherokee. (EUROPA PRESS)

Históricamente, el Partido Demócrata era un partido hegemónico en el sur de EEUU, con una rama ultraderechista que estableció las leyes Jim Crow hace 150 años y formalizó la segregación. Todo aquello terminó en los años 66 y, desde entonces, la derecha cristiana y más reaccionaria se ha alineado con el Partido Republicano.

De hecho, hoy, la tradición sudista es totalmente republicana y pese al atraso histórico en comparación con el resto del país, con índices de pobreza, discriminación y diferencias sociales que perduran con los años, también ha habido cambios en algunos de los estados. La transformación más evidente ha ocurrido en Virginia. Su mapa sigue siendo eminentemente rojo (republicano) en la mayor parte de la geografía del estado. Pero la cercanía del norte de Virginia a la capital Washington y el aumento demográfico en los condados colindantes como Arlington o McLean, han hecho que este estado se incluya generalmente en la contabilidad demócrata (sin embargo, en 2021 votaron por un gobernador republicano).

Este efecto de metrópolis progresista en un estado conservador también comenzó a llegar a otros lugares del sur como Carolina del Norte y Georgia, los dos estados de la región considerados como swing state o estados bisagra. Pero mientras en Georgia sí ha cristalizado el cambio en las últimas citas electorales, hasta llegar a tener los dos senadores del Partido Demócrata, Carolina del Norte se le sigue resistiendo a los demócratas.

Trump ganó en 2020

Carolina del Norte es el único de los siete estados en liza en el que Donald Trump volvió a ganar en las últimas elecciones presidenciales (apenas un punto por delante de Joe Biden, el resultado más ajustado para Trump en las elecciones de 2020). De hecho, la última victoria demócrata en unas presidenciales en Carolina del Norte, por apenas 14.000 votos, tuvo lugar en 2008, cuando Barack Obama llegó a la Presidencia. Cuatro años después, el propio Obama perdió este estado y en las siguientes citas electorales, Carolina del Norte ha votado republicano.

A la importancia demográfica de la población afroamericana se añade el aumento de la población hispana; entre ambas minorías suman un tercio de los más de diez millones de habitantes de Carolina del Norte, que votan mayoritariamente demócrata (aunque cada vez está más fragmentado el voto latino).

Con Kamala Harris las encuestas remontaron y no solo se apuntaló Virginia, sino que se empezó a vislumbrar la posibilidad de una victoria demócrata en Carolina del Norte. Por ahora, las diferencias entre ambos candidatos son muy pequeñas; Trump estaría, según el portal Five-Thirty-Eight, unas décimas por encima de Harris

Al norte del estado se encuentra su zona más progresista, el llamado Triángulo de la Investigación (Research Triangle o simplemente Triangle, en inglés), formado por la capital, Raleigh, y las ciudades universitarias de Durham y Chapel Hill. Se trata del mayor parque de investigación de EEUU, alberga numerosas compañías tecnológicas y es el segundo núcleo metropolitano del estado, tras el centro financiero de Charlotte (que también vota demócrata). Ambas zonas están creciendo mucho en los últimos años, lo que también explica el cambio en las opciones electorales. Es, junto a Georgia y tras Pensilvania, el segundo estado con mayor peso electoral entre los siete en disputa; el ganador tendrá 16 votos electorales que pueden resultar claves para ganar la Presidencia. En contraste con el continuo crecimiento de la zona central del estado, al oeste, en la zona montañosa y rural de los Apalaches, la mayoría blanca sigue siendo profundamente republicana, a excepción de la turística Asheville.

Impacto de Helene

Precisamente, Asheville y sus alrededores han sufrido los peores efectos del huracán Helene, que entró desde Florida el 27 de setiembre. Aunque debilitada como tormenta tropical, provocó inundaciones y deslizamientos de tierra que han dejado incomunicada gran parte de la región. La mitad de las 230 víctimas mortales de Helene eran de esta zona, donde se sigue buscando a los supervivientes. Ahora mismo, no está claro si se podrán habilitar los lugares de votación en los condados más afectados. En principio, el voto adelantado debería comenzar el 17 de octubre, pero, por ahora, no se ha restablecido el servicio postal. En estas circunstancias, para muchas personas del oeste del estado que lo han perdido todo, las prioridades no están precisamente en las elecciones.

Efectos del huracán Helene en Caarolina del Norte. (EUROPA PRESS)
Efectos del huracán Helene en Caarolina del Norte. (EUROPA PRESS)

El consejo electoral de Carolina del Norte ha aprobado varias medidas en las zonas afectadas, para facilitar el derecho al voto, ampliando los horarios para votar y estableciendo más centros de votación en la región.

En cualquier caso, la tragedia no ha supuesto una tregua en la campaña electoral, sino todo lo contrario. Trump aseguró falsamente que el Gobierno federal y la agencia para los desastres naturales FEMA se habían guardado el dinero destinado a los afectados republicanos, y que la propia agencia se había quedado sin financiación debido al dinero destinado por el Ejecutivo a acoger a inmigrantes. Kamala Harris le reprochó al candidato republicano su «irresponsabilidad», y aseguró que «FEMA tiene todos los recursos necesarios y está disponible para todos aquellos que los necesitan ahora mismo».

La CNN publicó a finales de setiembre una exclusiva que se convirtió en un auténtico escándalo: el candidato republicano Marc Robinson habría entrado hace diez años en un canal porno de internet firmando como «nazi negro» y expresando su apoyo al regreso de la esclavitud

Candidato extremista

Aunque se trata de uno de los siete estados bisagra donde más se están dejando ver los candidatos y donde más están invirtiendo ambos partidos, hasta hace relativamente poco, los demócratas veían muy difícil obtener un resultado positivo en Carolina del Norte. De hecho, se llegó a temer que el contagio no fuera de norte a sur, donde la influencia progresista de Washington ha alcanzado a Virginia (siguiendo la autopista I-95 de Nueva York a Miami, el estado que le sigue es Carolina del Norte). En las semanas complicadas que siguieron al debate entre Trump y Biden de junio, las encuestas más bien mostraron que era Virginia la que podría seguir la estela de su vecino del sur y caer en el campo republicano, lo que supondría un jaque mate a Biden. Con Kamala Harris las encuestas remontaron y no solo se apuntaló Virginia, sino que se empezó a vislumbrar la posibilidad de una victoria demócrata en Carolina del Norte. Por ahora, las diferencias entre ambos candidatos son muy pequeñas; Trump estaría, según el portal Five-Thirty-Eight, unas décimas por encima de Harris.

Como en la mayoría de los estados, este 5 de noviembre, Carolina del Norte no votará solo para elegir el presidente de EEUU. Otros muchos representantes saldrán de las urnas, entre ellos el gobernador del estado (que, hoy en día, es demócrata). La CNN publicó a finales de setiembre una exclusiva que se convirtió en un auténtico escándalo: el candidato republicano Marc Robinson habría entrado hace diez años en un canal porno de internet firmando como «nazi negro» y expresando su apoyo al regreso de la esclavitud. Robinson también habría afirmado «preferir a Hitler sobre cualquiera de los mierdas que están en Washington». Después de que se desatara la polémica, el aspirante trumpista aseguró que había contratado una importante firma de abogados para investigar «las falsas calumnias» de la CNN.

Por unos miles de votos

El exgobernador republicano del estado Pat McRory declaró a la CNN que la carrera de Robinson en Carolina del Norte estaba «muerta», y expresó su temor a que el escándalo influyera en la elección presidencial. «Carolina del Norte tiene una tradición de dividir el voto entre la carrera presidencial y la estatal, y no me extrañaría si ahora ocurriera lo mismo» dijo, pero matizó que, aunque tuviera una pequeña influencia de 5 o 10.000 votos, «podrían marcar la diferencia entre Harris y Trump».

El senador republicano de este estado en Washington, Tom Tillis, ha declarado que no votará por Robinson. Y es que no es la primera vez que el candidato republicano nuestra sus furibundas opiniones extremistas, desde acusar a Martin Luther King de «comunista», a calificar la homosexualidad de «pecado abominable», llamar «asesinato» al aborto («no me importa cómo llegó ese bebé al útero») o poner en duda en Holocausto (aunque en este último año se haya convertido en férreo defensor de Israel). En las dos encuestas publicadas esta semana, Trump aventaja muy ligeramente a Harris en intención de voto (menos de un 1%), mientras que el aspirante demócrata a gobernador Josh Stein estaría más de diez puntos por delante del republicano Robinson.