El pulso Sumar-PSOE entra en terreno desconocido por los presupuestos y el «caso Errejón»
La relación parlamentaria entre los dos socios de gobierno estaba en su peor punto desde la investidura de Sánchez, hasta que el portavoz fue echado por las denuncias de violencia machista. Mal momento para los de Yolanda Díaz, que entran en fase final de negociación de los presupuestos.
El miércoles pasado varios diputados del grupo parlamentario Plurinacional Sumar dejaban trascender su satisfacción con tensar el pulso con el PSOE. Venían de hacer un intercambio de favores con el PP en la víspera para desmarcarse de sus socios y hacer gala de autononomía (el PP votó la admisión a trámite de un proyecto sobre cláusulas abusivas en hipotecas a cambio de la abstención a un proyecto de los «populares»).
«Parece que el único que puede pactar con el PP es el PSOE. Cuando ellos lo hacen, es un pacto de Estado. Si lo hacemos nosotros es traición», opinaba en conversación con NAIZ uno de los diputados de Sumar, que destacaba el mejor momento del grupo de la vicepresidenta. Remarcaban el auge de la llamada «agenda social» y se arrogaban el logro de que el tema de la vivienda esté sobre la mesa todavía.
Aquel miércoles por la tarde en el Congreso, tras la comparecencia sobre vivienda de la ministra Isabel Rodríguez, los socialistas expresaban en los pasillos su malestar con Sumar. De hecho, fuentes del entorno de la vicepresidenta María Jesús Montero señalaban que la movida con el PP había sido «innecesaria» y de hecho aseguraban que desde la cúpula del grupo de confluencias le habían dado otra información a lo que acabó ocurriendo. El enfado mayúsculo se lo llevaba, sin embargo, Podemos: desde el Ministerio de Hacienda consideran «fuera de lugar y un sinsentido» la exigencia de romper relaciones diplomáticas y comerciales con Israel a cambio de los cuatro votos morados.
Además, Sumar estaba entrando en la fase final de negociaciones por los Presupuestos Generales con el PSOE y pensaba apretar los dientes para poder exhibir a sus votantes su utilidad, en momentos en que Podemos representa una competencia en la izquierda española (como muestran las encuestas). «Tiene que haber frutos», comentaba otro legislador.
Y era justo ese miércoles cuando se estaba gestando la peor crisis de la izquierda española en mucho tiempo. El partido Más Madrid avisaba a Díaz de que exigía el escaño de Iñigo Errejón y que no iba a dejar pasar (a volver a hacerlo, en realidad) una denuncia de presunta violencia machista por parte de su fundador. Y todo cambió.
«Las cosas empezaban a arrancar, había un mejor talante y ánimos y ahora esto nos hunde en el desánimo», comentaba este fin de semana a NAIZ uno de los diputados de uno de los partidos aliados a Movimiento Sumar (la formación de Díaz). La rueda de prensa de Ernest Urtasun el sábado por la mañana, admitiendo errores y prometiendo cambios internos, no parece haber zanjado la cuestión relativa a las responsabilidades políticas.
Errejón, fiel a su estilo, dejó fuera de lugar a sus jefas políticas Yolanda Díaz y Mónica García, expresando en su carta llena de eufemismos y sin disculpas que la decisión de irse era personal. Horas después se sabría que él intentó darse prisa para que la primera filtración no fuera la real: Más Madrid decidía darlo de baja y Sumar lo aceptaba, luego de las indagaciones que hizo cada partido por su lado desde el martes. De hecho, NAIZ pudo saber que cargos intermedios del partido madrileño llamaron por teléfono a diputados de Sumar para asegurarse de que supiera la situación, no dejando que se enteraran por Díaz.
Así las cosas, Sumar ha entrado en un torbellino emocional y político que deja en paréntesis su pulso con el PSOE y lo debilita inexorablemente en las negociaciones. Este domingo, de viaje hacia la India, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reivindicaba la actitud de su socia Díaz frente al caso, aunque dejaba el augurio de que para las nuevas elecciones generales quizás Sumar no exista y «la izquierda se articule de otra forma». Flaco flavor su pronóstico.
Las acusaciones varias, con una denuncia formal hecha en comisaría por parte de la actriz Elisa Mouliaá, han proliferado este fin de semana por parte de la activista y periodista Cristina Fallarás y también en otros medios. Nada hace creer que no surjan nuevas y que el escándalo (que en Madrid ha cobrado una virulencia mediática notable, debido a lo que ha sido la figura de Errejón en la política madrileña, desde tiempos del 15M hasta ahora) vaya a desaparecer pronto.
Además del desánimo y en algunos casos hasta tristeza personal (muchos en Más Madrid eran amigos personales y compañeros de batalla política de Errejón hace más de una década), la cacería de responsabilidades es impulsada por los rivales de Sumar, como Podemos, y por la derecha (desde el primer momento el PP ha hecho leña del árbol caído).
La pregunta que perseguirá a Díaz y García es cómo se pudo encumbrar en la papeleta a Errejón cuando estaba en el proceso que ya ha contado él mismo. La líder de Sumar ha dicho este lunes que en verano de 2023 Podemos y Más Madrid le dijeron que el caso denunciado se había investigado y archivado
La pregunta que todavía Díaz y García no han respondido, y que las perseguirá un tiempo más, es cómo puede ser que se haya encumbrado en la papeleta hace poco más de un año a Errejón, y luego en el invierno nada menos que como portavoz del grupo parlamentario, cuando era una persona que estaba en pleno proceso de desmadre personal tanto en su salud física y mental como en sus relaciones, según él mismo ha contado en la carta.
Este lunes, Díaz ha comparecido tras una reunión con su grupo parlamentario para esgrimir que el pasado jueves «expulsó de sus funciones» a Errejón a las 48 horas de la denuncia hecha pública por la periodista Cristina Fallarás, y que no actuó con el caso de verano de 2023 porque, tras preguntar a Podemos y Más Madrid, le dijeron que se había investigado y archivado.
Yolanda Díaz ha hecho una relación de acontecimientos en torno a la salida de Errejón, que era su portavoz en el Congreso y del que sabía que estaba en terapia y que le habían dicho que iba mejor. El martes 22 le llamó y ha asegurado que este asumió los hechos: «Fue una de las conversaciones más difíciles de mi vida», ha reconocido.
Frente a las insinuaciones de Podemos, ha querido aseverar que no conocía hechos tan graves como los de la semana pasada. «Si tuviera la menor sospecha de que Errejón o cualquier diputado es un presunto agresor sexual habría actuado como he hecho esta semana, con contundencia y con prontitud».
Y en el medio, los PGE
En este contexto difícil para el Gobierno de coalición, sin olvidar las novedades mediáticas que por goteo van cayendo del llamado «caso Koldo», con un pedido de imputación para el exnúmero 3 del PSOE, José Luis Abalos, entra en recta final las negociaciones por los presupuestos. Los dos partidos del Ejecutivo pactaron en agosto que la negociación con los otros grupos sería en base a lo acordado primero entre ellos, aunque no estaría ocurriendo. Fuentes parlamentarias han confirmado a NAIZ que las conversaciones con PNV, EH Bildu, BNG y Coalición Canaria están en marcha.
Por supuesto, también con Junts, aunque en extrema discreción. Desde la cúpula del PSOE creen que hay que esperar que los soberanistas catalanes, los de Puigdemont y los de Esquerra Republicana, asienten la situación tras los congresos de ambos partidos. «En la previa de los congresos todos se vuelven más exigentes y sensibles. No es fácil, hay que esperar», señalan.
Las rebajas de alquileres por ley son algo que el PSOE descarta completamente argumentando que «no cuela constitucionalmente» porque la consideran lesiva a la propiedad privada, han advertido fuentes de Hacienda a NAIZ. Un problema es que Podemos ha hecho una consulta a su militancia al respecto y este lunes se han conocido los resultados: el 89,8 por ciento de los casi 39.000 que han votado avalan que Ione Belarra no apoye los presupuestos si no se incluye una rebaja por ley de los alquileres y una suspensión de relaciones con Israel. «Esta consulta la hemos hecho para que se entienda: vamos a saco», han dicho a NAIZ desde la cúpula de la formación morada.
Filtran desde el PSOE que, aunque no haya presupuestos, habrá gobierno hasta 2027, pero pocos creen que eso sea sostenible
El Gobierno da por descontado que los presupuestos puedan aprobarse este año porque los tiempos parlamentarios no lo permitirían ya, pero en el bloque de investidura empieza a hablarse de fines de enero como una posibilidad fehaciente. En Ferraz tendrán a fines de noviembre una cita clave: la reelección de Sánchez como secretario general y el impulso a las renovaciones de cargos en las filiales autonómicas.
Filtran desde la sede nacional que aunque no haya presupuestos, habrá Gobierno hasta 2027. Pocos creen que eso sea sostenible pero Sánchez simplemente no puede darse el lujo de decir otra cosa. No puede darle más fuerza mediática a la pinza Junts-Podemos que se presenta, por ahora, como la mayor amenaza a su agenda legislativa.