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Al-Hol: El caso humanitario no resuelto en el Noreste Sirio

En el polvoriento desierto del noreste de Siria, cerca de la frontera con Irak, casi 50.000 personas siguen detenidas en el campo de Al Hol. Comenzó como un refugio para desplazados y se ha convertido en un precario centro de detención vigilado por la Administración Autónoma del Noreste de Siria.

Una mujer, con un bebé, en una de las «calles» del campamento de Al Hol. (Mauricio MORALES)

Creado por Acnur en la década de los 90 para albergar a los refugiados que huían de la primera guerra del Golfo, el campo de Al Hol sirvió posteriormente para dar refugio a las personas que huían de los bombardeos de EEUU cuando invadió Irak en los primeros años del segundo milenio. Desde 2016, comenzaron a llegar personas de nuevo al campamento, siendo 2018 el año en que llegaron grandes grupos que vivían en territorios controlados por el Estado Islámico (ISIS) y familias de los militantes del ISIS. Son de distintas nacionalidades: sirias, iraquíes, marroquíes y de países de la Unión Europea.

Pocos han sido repatriados, algo que, según las autoridades de la Administración Autónoma del Noreste de Siria (Aanes), se debe a la falta de compromiso político de estos países para aceptar a sus ciudadanos y brindar procesos de readaptación.

La coalición global contra el ISIS, liderada por EEUU y que agrupa a 87 naciones, aún no ha ofrecido soluciones a las condiciones de seguridad ni a la precaria situación de vida en el campamento y ha endosado el control de este, tan solo con financiamiento, a la Aanes. Unos 600 guardias de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) vigilan el campamento, pero la tarea es incontrolable. Asesinatos, violaciones y extorsiones son frecuentes.

Una oficial de la administración muestra en su móvil la brutal imagen de un niño golpeado, su hermana muerta, ambos por su padre. Los casos de horror son pan de cada día en Al-Hol, como lo es la desidia de la coalición global para buscar soluciones eficaces, contundentes a largo plazo.
Pero no solo son los casos de violencia dentro del campamento. El control del campo se lleva a cabo más como con un tema de seguridad que de ayuda humanitaria. Esto ha llevado, según un informe de Médicos Sin Fronteras (MSF), a muertes ocasionadas por la falta de atención médica a niñas y niños y adultos, a condiciones insalubres de vida, poca asistencia y alcance de servicios médicos.

Una vida detenida

Niñas y niños cargando carros de productos, deambulando por las calles de polvo, barro y suciedad. Muchos tienen que trabajar para ayudar a sus familias. El campo funciona como una ciudad, el único universo conocido de muchos de estas niñas y niños, algunos nacidos y crecidos en el campo, que es un río de carpas, explotación laboral, violencia, con el trauma de la guerra y el no-futuro.

En el ‘Anexo’, la sección del campo donde están cerca de 6.000 personas detenidas, se encuentran personas de origen extranjero que no son iraquíes ni sirios. La mayoría vienen de otros países de Oriente Próximo, África y la UE. Según los oficiales, esta es la sección más «radicalizada», donde la ideología del ISIS condiciona la vida. Incluso hay una policía de la moral que hace rondas; en ocasiones han destruido escuelas por enseñar temas seculares. En esta sección no se permiten móviles ni televisores y no hay permisos de salida. ISIS es una ideología, y aunque militarmente fue derrotado y desplazado de sus zonas de control por las FDS, sigue presente en el campo. Algunos dicen que lo controlan de facto. Células durmientes aún persisten en diferentes partes del noreste de Siria, lo que ocasiona una preocupación para las autoridades del Aanes en temas de seguridad, dejando poco margen para aplicar o trabajar en soluciones humanitarias a largo plazo para la población del campo.

Los casos de horror son pan de cada día en Al-Hol, como lo es la desidia de la coalición global para buscar soluciones eficaces, contundentes a largo plazo

Hay un limbo legal de muchas y muchos de las detenidas en el campo. Aunque muchas están afiliadas o son seguidoras del ISIS otras tantas no lo son, y así lo fueran, no se tiene clara una legislación, o no hay un proceso legal para determinar las penas o su detención en el campo. Están detenidas sin proceso ni condena.

Desde 2020, según un informe de MSF, cerca de 1.300 familias  han vuelto a sus lugares de orígenes, muchas a Irak. Para hacerlo el proceso es dispendioso y largo y tienen que cumplir tres condiciones: ser patrocinado por un líder tribal en el área de origen; tener documentos civiles y volver a un área dentro del noreste de Siria.

Al menos una o dos veces al año, se llevan a cabo operaciones especiales en las que las fuerzas de seguridad de la Aanes encuentran armas que van desde rifles de asalto hasta RPGs. Se han encontrado cadáveres muertos meses antes dentro de carpas. Según un informe de 2024 de Amnistía Internacional, todavía podría haber miles de mujeres yazidíes que fueron secuestradas por el ISIS cuando estos avanzaron y cometieron un genocidio contra el pueblo yazidí en el apogeo de su «califato».

Cientos se han identificado como yazidíes y han sido liberadas, pero se estima que miles siguen dentro del campo por temor a que las maten o lastimen a sus familias.

Casi 50.000 personas siguen detenidas en el campo de Al Hol. (Mauricio MORALES)

Con la caída del régimen sirio, hay una creciente preocupación en la Aanes sobre el destino de las personas detenidas en el campamento y los mecanismos necesarios para que puedan regresar a sus hogares al igual que ven el campamento de Al Hol como un punto de agrupamiento del ISIS, una bomba de tiempo.

Más de la mitad de la población del campamento son niños, muchos de los cuales han nacido allí. Según los responsables del campamento, nacen alrededor de 40 bebés cada mes. Viven en condiciones inhumanas y están en riesgo de violencia, abuso, matrimonios infantiles y desnutrición, según MSF, una de las pocas ONG que trabajan allí y pueden brindar ayuda humanitaria, la cual también es un reto, dada las condiciones de seguridad del campo.

En la transición de Siria, además de las negociaciones políticas y militares sobre el gobierno y la unidad del país, la discusión sobre el futuro de las personas en el campo de Al Hol tendrá que llevarse a cabo bajo el conflicto de la Aanes y el Ejercito Nacional Sirio, respaldado por Turquía, y una comunidad internacional, representada por la coalición global, que mira desde la barrera a las generaciones perdidas del campamento de Al Hol.