INFO

Europa intenta recobrar protagonismo e insta a Putin a aceptar la tregua

Tras apadrinar una reunión telemática con 26 dirigentes -sobre todo europeos- dispuestos a seguir apoyando el esfuerzo bélico ucraniano, el primer ministro británico, Keir Starmer, anunció que la «coalición de voluntarios» está dispuesta a pasar a una «fase operativa», sin dar más explicaciones.

El primer ministro británico, Keir Starmer, durante la videoconferencia que apadrinó ayer.
El primer ministro británico, Keir Starmer, durante la videoconferencia que apadrinó ayer. (Leon NEAL)

 

El primer ministro británico, Keir Starmer, ejerció ayer de anfitrión de una reunión de lo que cada vez con mayor naturalidad se llama «coalición de voluntarios», evocando la fórmula que, al margen de la ONU y la propia OTAN, utilizaron en 2003 los países que decidieron invadir Irak. En esta ocasión, se trata de la muleta que la mayoría de los países de la UE y la Alianza Atlántica están utilizando para evitar a países díscolos en cuanto a la línea en la guerra de Ucrania, como pueden ser Hungría o, ahora, también EEUU.

La propuesta de un alto el fuego incondicional de 30 días presentada por Donald Trump pilló a los países europeos a contrapié, pero desde que Ucrania dio su brazo a torcer y aceptó la iniciativa, Bruselas y Londres se han convertido en sus más fervientes defensores. Más después del «Sí, pero» que el presidente ruso, Vladimir Putin, dio a la propuesta de tregua, sobre la cual pide negociar más.

Tras la reunión de ayer, Starmer denunció que «Putin es el que intenta retrasarlo» (el alto el fuego), pero consideró que «tarde o temprano va a tener que sentarse a la mesa y entablar un debate serio». Por ello, reivindicó que los 26 países que participaron en la reunión de ayer deben centrarse en cómo fortalecer a Ucrania, proteger cualquier alto al fuego y mantener la presión sobre Moscú.

En este sentido, anunció que los jefes militares de los países implicados se volverán a reunir el jueves que viene para llevar la coalición de voluntarios a «la fase operativa». No hubo más explicación sobre las implicaciones de este paso, al margen de la gesticulación con la que Europa trata de recuperar protagonismo en un escenario en el que ha perdido relevancia tras el aparente acercamiento entre Washington y Moscú. Londres y París, en cualquier caso, reiteraron que están dispuestas a enviar soldados sobre el terreno en caso de tregua.

PRESIÓN SOBRE PUTIN

El presidente francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, secundaron a Starmer y coincidieron en intentar que la presión pase al tejado ruso. El primero opinó que «no da la impresión de querer sinceramente la paz», mientras que la segunda consideró que Rusia tiene que demostrar que «está dispuesta a apoyar un alto al fuego que conduzca a una paz justa y duradera».

Lo cierto es que sobre el terreno Rusia y Ucrania siguieron manteniendo combates, concentrados ahora en la región rusa de Kursk, en la que se adentró el Ejército ucraniano en verano. Moscú aseguró que había tomado dos pueblos hasta ahora en manos de Kiev, mientras que el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, negó que sus tropas estén cercadas, tal y como han señalado algunas fuentes los últimos días. «Nuestras tropas siguen conteniendo a las agrupaciones rusas y norcoreanas en la región de Kursk», dijo.

«Quieren una posición más fuerte antes del alto al fuego», añadió Zelenski, quien aseguró que ya ha designado una delegación para negociar «una paz justa». El mandatario ucraniano insistió a sus aliados sobre la necesidad de redoblar la presión: «Incluso los primeros pasos hacia el final de la guerra deben ir precedidos de medidas contundentes y para eso hacen falta sanciones, que no solo hay que mantener, sino endurecer constantemente».

Por su parte, Trump negó ayer que su embajador en Rusia tuviese que esperar nueve horas para ser recibido y aseguró que las reuniones con responsables rusos fueron «muy productivas».