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Vida entre la muerte en el cementerio de Bilbo

Cigüeñas, cuervos, urracas, gatos, ranas... decenas de especies han encontrado en el Cementerio Municipal de Bilbo un hábitat seguro para vivir y reproducirse. Una «isla ecológica en medio de paisajes dominados por el desarrollo humano», señala el biólogo Markel Montaño.

Pareja de estorninos en una tumba del cementerio de Bilbo. (Markel MONTAÑO)

Cualquier camposanto es un lugar relativamente melancólico, donde las personas acuden a acordarse de sus seres queridos que ya no están. Pero los hay de muchos tipos. Más allá de su función principal, el Cementerio Municipal de Bilbo, ubicado en los términos de Derio y Zamudio, es todo un museo al aire libre donde historia, arte y patrimonio se entrelazan. Basta una pequeña visita para asombrarse con las edificaciones (como el majestuoso claustro) o las tumbas de ilustres personalidades. Sin embargo, esta vez nos centramos en otra cuestión que pasa más inadvertida al ojo humano, pero que tiene una gran importancia: la fauna que habita entre sus muros.

De la mano de Bilbao Zerbitzuak, y tras un año de investigación, el joven biólogo Markel Montaño acaba de publicar un libro donde recopila casi un centenar de especies que habitan en el cementerio, explica cuáles las razones para que se dé un ecosistema tan inusual y remarca su importancia. «Es una vía de divulgación muy atractiva que ayuda a fomentar que los visitantes del cementerio tengan otra perspectiva del lugar, más allá de convertirlo en un territorio donde solo florece el dolor», señala en una entrevista a NAIZ.

El biólogo Markel Montaño durante su investigación sobre la fauna en el cementerio de Bilbo. (Félix FRAILE PARTE)

Tal y como explica Montaño, los cementerios suelen mantenerse con un nivel de perturbación relativamente bajo en comparación con otras áreas urbanas y rurales, lo que permite la presencia de hábitats relativamente intactos que pueden albergar una amplia variedad de especies. Así, y a menudo intercalados en áreas urbanas, «actúan como islas ecológicas en medio de paisajes frecuentemente dominados por el desarrollo humano, y cumplen el papel de corredores ecológicos».

Aves que anidan y otras de paso

Entre todos los animales, sin duda, destaca la diversidad de pájaros. El biólogo explica que hay muchos paseriformes comunes que viven en el cementerio, construyendo sus nidos, mayoritariamente en los árboles, y de vez en cuando en los nichos. Ejemplo de ello son los abundantes verdecillos, verderones y urracas. Pero también ha habido casos curiosos, como el del colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) que ha llegado a anidar dentro de las instalaciones del crematorio, o en estructuras cóncavas dentro de mausoleos. Por otro lado, hay visitantes más ocasionales que pasan debido al ciclo migratorio (como las golondrinas, vencejos y aviones), o simplemente porque sobrevuelan el cementerio (como el Buitre leonado, el busardo ratonero o el milano negro).

Nido de un colirrojo tizón dentro de una lámpara de uno de los mausoleos del cementerio de Bilbo. (Markel MONTAÑO)

Una de las grandes sorpresas fue toparse con la abubilla común (Upupa epops), «ya que suele habitar en bosques naturales, más alejados de los núcleos urbanos». Añade que esa visita puede deberse «al paso migratorio de su ciclo o a la abundancia de alimento que yace en el cementerio». Aun así, no tienen constancia de que hayan llegado a anidar en las inmediaciones. A su vez, les ha sorprendido la diversidad de especies de mariposas.

Para un biólogo o alguien familiarizado de alguna forma con el tema puede ser fácil ver y disfrutar de la fauna, pero para un visitante común puede que no sea tan sencillo. Por ello, Montaño nos da algunos consejos: «Priorizaría la paciencia y la tranquilidad. En el cementerio hay multitud de bancos en los que sentarse y disfrutar de la biodiversidad que nos rodea. Por lo tanto, recomendaría agudizar el oído y pararse a escuchar el canto o reclamo de las aves, fijarse en el tipo de vuelo o sus patrones de colores para distinguirlos, teniendo en cuenta en el lugar en el que se encuentran; se puede hacer lo propio con las mariposas. Para el grupo de los insectos, recomendaría pararse a mirar las flores en las que se encuentran los polinizadores, o fijarse en las zonas verdes y troncos de los árboles, que por lo general no nos detenemos a observar».

Rana común en uno de los estanques del cementerio de Bilbo. (Markel MONTAÑO)

Montaño destaca la importancia y la función de los cementerios como refugios para la biodiversidad. Según señala, proporcionan un espacio continuo y seguro para plantas y animales que de otra manera serían desplazados por la urbanización y la agricultura intensiva. Así, los cementerios pueden actuar como corredores ecológicos, «conectando fragmentos aislados de hábitats naturales y facilitando el movimiento y la dispersión de especies entre los distintos hábitats, promoviendo así el flujo genético entre poblaciones y contribuyendo a la resiliencia de los ecosistemas».

«La conservación de la biodiversidad en los cementerios no solo enriquece estos espacios con una dimensión ecológica adicional, sino que también contribuye de manera significativa a los esfuerzos globales por preservar nuestro patrimonio natural y paisajístico. Al reconocer y fomentar la función de los cementerios como islas ecológicas, podemos avanzar en la creación de un mundo donde la vida en todas sus formas pueda prosperar, incluso en los lugares más inesperados», añade.

Santuario para fauna

A la par de la publicación del libro, también han puesto en marcha un «santuario para fauna» con el fin de «atraer, fomentar y ayudar al desarrollo y establecimiento de la biodiversidad local». Se trata de un lugar discreto, al noroeste del camposanto, alejado de las vías de tránsito habitual, donde las personas visitantes van a poder disfrutar de la belleza y tranquilidad que ofrece un espacio natural ajardinado convertido en un lugar de descanso, paseo y observación de la naturaleza. Cuenta con dos refugios para insectos, tres cajas nido, dos fuentes y un estanque natural.

Santuario artificial para fauna en el Cementerio de Bilbo.

El libro se puede encontrar tanto en euskara como castellano en la página web de Bilbao Zerbitzuak en formato digital, así como en las Bibliotecas Municipales de Bilbo en formato físico.