INFO

Una Milán-San Remo con la vista puesta en Pogacar y el estreno de la prueba femenina

La Milán-San Remo, que cumple este año 116 años, inicia la temporada de monumentos con el atractivo del duelo entre Pogacar y Van der Poel y el papel históricamente predominante de la pelea entre esprinters. Será el estreno de la prueba femenina en el World Tour con el mejor cartel posible.

Una seguidora de Tadej Pogacar en la presentación de equipos para la Milan-San Remo.
Una seguidora de Tadej Pogacar en la presentación de equipos para la Milan-San Remo. (Marco BERTORELLO | AFP)

Lucien Petit-Breton fue un personaje particular; uno de los cientos de miles de europeos que emigraron en el siglo XIX a una Argentina que prometía sueños de riqueza. Fue allí donde empezó a competir en carreras ciclistas, antes de volver a Europa, ganar dos Tours de Francia y convertirse, en 1907, en el primer ganador de la Milan-San Remo. Después vendrían Girardengo, Bartali, Coppi, Merckx, De Vlaeminck, Freire o más recientemente Van Aert y Van der Poel, pero el primer campeón en San Remo será, para siempre, Lucien Petit-Breton.

117 años después de aquella victoria, este 2025 se disputará la primera edición de la Milan-San Remo femenina. Grandes ciclistas como Jeannie Longo, Joane Somarriba o Annemiek Van Vleuten no tuvieron la oportunidad de disputarla. Sí, pudieron participar en el Trofeo Alfredo Binda o en la desaparecida Primavera Rossa, pero serán Vollering, Kopecky, Vos o Wiebes quienes tengan la oportunidad de ganar la primera Classicissima femenina de la historia. Entre los Monumentos del ciclismo ya sólo falta el Giro de Lombardia por incluir la carrera femenina en su programa.

La Milan-San Remo es una clásica diferente, más propicia para los grandes velocistas y en la que los escaladores tienen pocas oportunidades para dejarse ver. Nibali era consciente de esto cuando, en la edición de 2018, saltó detrás de Neilandts en la subida del Poggio, dejó atrás al letón y al llegar arriba, había logrado una ventaja de once segundos con el pelotón. Aprovechó su habilidad en el descenso para recuperar fuerzas sin perder demasiadas diferencias y al llegar abajo, simplemente pedaleó con las fuerzas que le quedaban para recorrer los 2 kilómetros que le separaban de la meta, sin que le alcanzara el pelotón y dar una enorme alegría a los tifosi italianos. Porque sí, puede que en Euskal-Herria la Milan-San Remo no sea la clásica más querida por los aficionados al ciclismo, pero en Italia es verdadera devoción lo que hay por la Classicissima. Y sí, la estrategia de Nibali parece sencilla, pero se cuentan con una mano los escaladores que han logrado ganar en San Remo.

Aún así, esta será, seguramente, la estrategia que tengan en mente este año Demi Vollering o la actual ganadora del Tour, Katarzyna Niewiadoma. También la que podrían intentar Usoa Ostolaza o Ane Santesteban. Ellas serán las únicas vascas entre las seis ciclistas que ha llevado el Laboral Kutxa para la Liguria italiana.

Pugna entre favoritos

Entre los favoritos de la prueba masculina, Pogacar será probablemente el que más tiempo haya invertido en preparar esta carrera. Sabe que el recorrido favorece más a sus rivales y que el Poggio es el punto donde  puede exprimir todo el potencial que tienen sus enormes condiciones como ciclista. Ya lo intentó ahí en 2022 y lo volvió a intentar en el 23 y el 24, pero ese ataque violento que prácticamente nadie aguanta en las montañas del Tour,  en el Poggio resulta insuficiente para sacar la ventaja necesaria a Van der Poel, Van Aert, Pedersen y compañía. A pesar de todo, Tadej ya ha dicho que la Milan-San Remo es uno de sus grandes objetivos de esta temporada y esa es razón suficiente para que todas las miradas estén puestas en él. También las de sus rivales, que vigilarán cualquier movimiento del esloveno.

Pogacar, además, cuenta con un equipo muy fuerte, que le permite otras alternativas. Rodadores como Wellens o Pollit que pueden acompañarle en el llano y Del Toro o Narváez al llegar a los capi, que seleccionan la carrera en los últimos 50 kilómetros. Tadej podría atacar en la Cipressa y ¿por qué no en el Capo Berta? Así ganaba Fausto Coppi esta prueba; atacando en la pequeña colina que cae al mar Mediterráneo y rodando en solitario hasta meta. Parece difícil, pero sabemos que a Pogacar le gusta sorprender y no sería la primera vez que intenta un ataque desde lejos. Tampoco la primera vez que rompe la lógica prevista en una carrera.

Ataque donde ataque, tendrá que enfrentarse a los mejores rodadores del pelotón, porque, una vez que la Milan-San Remo alcanza la costa del Mediterráneo, el ritmo de carrera es infernal y Alpecin, Lidl-Trek o Visma querrán llevar el pelotón controlado hasta el Poggio. Porque, si Pogacar podría hacer saltar por los aires el guion previsto de la carrera, la estrategia de sus máximos rivales será justo la contraria: evitar escapadas peligrosas y poner un ritmo fuerte para que, las seis horas que los ciclistas pasarán dando pedales sobre la bicicleta, vayan desgastándolos, seleccionen la prueba y sean los líderes de cada equipo quienes se jueguen la victoria en los últimos kilómetros.

Al fin y al cabo, el máximo favorito para la victoria es el neerlandés Van der Poel. Ya ha ganado una vez esta carrera y a pesar de la caída de su compañero, Philipsen, en la Nokere-Koerse, su equipo tratará de que la carrera transcurra como les interesa. Porque es ahí cuando crecen exponencialmente las opciones de Mathieu, de Van Aert o de los Pedersen, Ganna y compañía, que han mostrado un buen estado de forma en París-Niza y Tirreno. Alex Aramburu, que también mostró una buena forma en Italia, tendrá sus opciones de lucirse. Conoce bien la carrera, ya ha sido dos veces séptimo y convendría no perderlo de vista.

En la prueba femenina, el desarrollo de la carrera será similar a la prueba masculina. SD-Worx, Lidl-Trek y UAE serán los equipos que traten de controlar el ritmo para que Kopecky, Wiebes, Longo Borghini o Marianne Vos se jueguen sus bazas una vez que lleguen al Poggio. También Elisa Balsamo, ganadora la semana pasada del Trofeo Alfredo Binda, tendrá sus opciones de ganar la primera edición de la Classicissima femenina.

En este caso no recorrerán los casi 300 kilómetros que separan la salida de Pavia de San Remo, como hace la carrera masculina. Saldrán desde Genova y recorrerán 156 kilómetros hasta llegar a la misma via Roma. Por eso, la organización decidió ser fiel a la realidad y cambiar el nombre de la prueba femenina, que se denomina oficialmente San Remo donne. La organización repartirá aproximadamente 50.000 euros entre los veinte primeros clasificados de la prueba masculina, mientras que, para la prueba la prueba femenina,la cantidad será de alrededor de 20.000 euros. Este año tendremos a la primera ganadora de la Classicissima femenina, pero todavía quedan pasos por dar.

Para leer este artículo

regístrate gratis o suscríbete

¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión