Iñigo Jaca Arrizabalaga
Médico, director general Instituto Oncológico 1991-2008

A María Jesús Múgica

Opino que tú, María Jesús, no has podido, ni has tenido tiempo suficiente en la dirección para poder acabar con estas prácticas.

Acabo de leer la noticia de tu dimisión. Nos conocimos cuando siendo yo gerente del Hospital de Cruces, en 1988, formaba parte de la Mesa Sectorial Negociación de Osakidetza y tú ostentabas una jefatura de servicio en Servicios Centrales de Osakidetza.

Últimamente, por un asunto relacionado con un familiar, estoy echando en falta una ley de Memoria Histórica en Euskadi y por ello pienso que lo acontecido con las oposiciones a plazas de médicos especialistas en Osakidetza, está necesitado de hacer un poco de memoria, y que la falta de ésta te hace pagar unas prácticas cuyo origen se encuentra en los tiempos del franquismo, a las que se han sometido sin oponerse, durante todos estos años, los agentes políticos, sindicales y los Colegios de Médicos.

Cuando se produjo la llamada transición del 78 los jefes de servicio de los hospitales eran aquellos que jurando los principios del Movimiento fueron nombrados desde Madrid. Casi todos ellos se ocuparon bien de que quienes accedieran a las plazas fueran de su agrado, no siendo siempre su cualificación profesional la más idónea. Conocí un excelente cirujano a quien descaradamente en un tribunal del Insalud de Madrid, a pesar de que su examen fue el más brillante, le fue usurpada su plaza en beneficio de otro no tan idóneo pero que pertenecía a una familia de mandos militares.

Con estas premisas, siendo los jefes de servicio quienes formaban parte de los tribunales, los resultados de los exámenes se correspondían siempre con una doble curva de Gauss, la de los que parecía que tenían las preguntas y muy a distancia la de los que no disponían de ellas. Con esta cultura de exámenes y aparentes chanchullos se produjeron las transferencias

Recuerdo que siendo gerente del Hospital de Cruces y teniendo la sospecha que me originaban las dobles curvas de Gauss, decidí convocar una hora antes a quince administrativas (entonces no había ordenadores) para transcribir las preguntas del tribunal que presidia, a quien tuve la cautela de reunirle una hora antes, pensando desde mi ingenuidad que nadie de los miembros del tribunal que las proponía podría filtrar el examen. No sirvió de nada, volvieron a producirse las dos curvas y tuve la sospecha de que los miembros del tribunal podrían haberse transmitido antes las preguntas que pensaban poner.

Y esta ha sido la dinámica que conocí y que pienso que se ha seguido en la adjudicación de las plazas hospitalarias, de la cual no creo que tú seas la única responsable. Si existiera tal responsabilidad, también lo serían los colegios profesionales, los sindicatos y las Comisiones Profesionales de la Especialidad, que desde siempre han designado miembros para formar parte de los tribunales. Azkuna sería un buen alcalde de Bilbo, pero su idea del «consenso» hizo que en su día no se acabase con estas prácticas supuestamente irregulares, de las que opino que tú, María Jesús, no has podido, ni has tenido tiempo suficiente en la dirección para poder acabar con ellas.

Cuando, injustamente, se pretende hacer pagar una crisis a alguien recién llegado, de los pecados de décadas de años de injusticias, me rebelo. Y acabo diciendo que la falta de memoria histórica y de una transición democrática que no tuvo lugar en la adjudicación de plazas en Osakidetza, no se puede hacer pagar a una persona, que cuando le conocí era una gran profesional y que no me cabe la menor duda de que en su actual cargo ha intentado seguir siéndolo.

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