Amaia Aguirre tiene un problema
La operación de blanqueo ha sido un fracaso. Mejor que no aparezca en los medios... No queda más que seguir manifestándose frente a la valla levantada en la Nagusi, pasear las pancartas, denunciar, informar.
La alcaldesa de Getxo tiene un problema. Ese problema se llama Ibar Nagusien Etxea de Romo, la mayor y más activa asociación de mayores de Getxo. Un orgullo para la ciudadanía, un ejemplo de cómo los propios vecinos se organizan utilizando adecuadamente a sus necesidades y con eficiencia probada los recursos públicos. Un ejemplo de gobernanza ciudadana y de participación comunitaria que logra con eficacia esos objetivos que los propios ayuntamientos de Euskadi pretenden con su programa "Euskadi lagunkoia", todo el discurso amable pero paternalista, ineficaz y nada participativo cuando la gestión pone a prueba las verdaderas intenciones y las escasas habilidades de los gobernantes para entenderse con la ciudadanía.
Pero Amaia Aguirre, que estamos seguros tiene suficiente capacidad para apreciar los valores del colectivo de mayores de Romo y sus justas reivindicaciones, tiene un problema. Y es que, como suelen responder las derechas neoliberales a los ciudadanos en muchas de sus demandas de servicios, hay que compatibilizar los derechos de las ciudadanas con los negocios privados, eso que llaman «colaboración público-privada» y que muchas veces, como es el caso, se trata de parasitación, no colaboración.
Se pretende derribar un edificio singular, sede de la asociación de mayores, centro de múltiples actividades sociales y culturales, fuente de salud, bienestar y verdadera «amigabilidad», que es lo que más necesitan unas personas con riesgo de soledad, inactividad y dependencia. Derribar, sí. Suena fuerte, pero se trata del pelotazo habitual, lo llamen como lo llamen. No rehabilitar ni conservar un edificio «amigable» como dicen ahora. Destruir para construir, especular con un suelo que vale demasiado. Unos locales amplios, luminosos, adecuados a las funcionalidades requeridas, con un patio saludable, ajardinado, verdadero oasis de paz y descanso. Y una fachada bonita, genuina, a conservar como merece y como así lo ha apreciado el Colegio de Arquitectos. Especular no para mejorar lo bueno en algo mejor, un Centro de día, como propone el colectivo, sino para hacer más pisos, para viejos y jóvenes. Centro «intergeneracional» le llaman. ¿Podrían explicar cómo van a convivir jóvenes con ancianos, muchos dependientes? Nadie lo explica y desde luego nadie lo cree, siendo realista. ¿Es que no hay otro sitio en el terreno del municipio para tener que destruir lo bueno a conservar?
¿Y como enfrenta nuestra alcaldesa el problema? Pues mandando a los beltzas a blindar el derribo frente a un, al parecer peligroso, colectivo de jubiladas que sólo están dispuestas a defender sus derechos con tanto trabajo logrado.
¿Y qué hace para lavar su imagen ante tanto atropello y torpeza ante la opinión pública desfavorable y los medios? Pues organiza un evento, convocando a la consejera de Salud Gotzone Sagarduy y a su militancia y clientela política. Un evento que resulta ser un fracaso. No acude su clientela habitual, apenas el séquito y poco más. Pero si acude una parte importante del colectivo víctima del desastre. No se les permite entrar al evento. Ni la alcaldesa ni la consejera tienen un gesto de acercamiento, de diálogo. Solo se les ocurre parapetarse de las protestas con una barrera amenazante de policías municipales. ¿Tan peligrosos somos los viejos del pueblo?
La operación de blanqueo ha sido un fracaso. Mejor que no aparezca en los medios... No queda más que seguir manifestándose frente a la valla levantada en la Nagusi, pasear las pancartas, denunciar, informar.
Señora alcaldesa, tirarán la Nagusi, pero, por favor, deje de hablar de «Getxo amigable con los mayores».
Nagusien etxea aurrera!