Bolsonaro, el nuevo benefactor de Iberdrola
Las empresas y, entre ellas, Iberdrola, no rechazan la violencia que conlleva este proyecto, en este caso o en el de Belo Monte rayando los niveles de genocidio. Otras a veces conllevan la muerte de activistas, como la acontecida días atrás de la activista antiembalses Dilma Ferreira, o del opositor a una central de un proyecto gasista-energético en México, Samir Flores..
Iberdrola celebró su junta de accionista anual el pasado 29 de marzo. En ella presentó beneficios récord: 3.014 millones de euros (7,5% más que el año anterior). Mucho de ellos provienen de Brasil, país clave en su negocio, donde tras hacerse con casi la mitad de Neoenegia y fusionarla su otra comercializadora, Elektro, este verano espera salir a bolsa, multiplicando de nuevo su valor y beneficios.
Además del gran potencial de clientes, Iberdrola goza en Brasil de los beneficios de la rentable hidroeléctrica. Ahora, con Bolsonaro en el poder, Iberdrola espera que las medidas contra la protección ambiental e indígena que éste quiere eliminar permitan por fin retomar la construcción del proyecto hidroeléctrico en el río Tapajós, y además, que acometa la privatización de la pública Electrobras, poder optar a ésta. Así, Iberdrola (Neoenegía en Brasil) habiéndose convertido en una potencia, lo será todavía más. Gracias a Bolsonaro.
De la privatización al Gobierno PT
Iberdrola se introdujo en Brasil en 1997, tras las reformas del sector energético en ese país y el inicio de privatizaciones. Se hizo con una parte de Neoenergia (39%) y las eléctricas Consorcio Guaraniana, COELBA y COSERN. Todas ellas le costaron 1,9 mil millones euros, que amortizó en menos de tres años. El chollo de la privatización para las empresas privadas. En el 2000 se hizo con CELPE y en el 2011 con Elektro.
Brasil junto con México son los únicos países en que opera Iberdrola en Latinoamérica tras su expulsión de Bolivia y Guatemala, en ambas por priorizar los beneficios al servicio y la electricidad que debía proveer a la población. Brasil supone un suntuoso negocio, pues se trata de la mayor economía de Latinoamérica, una de las economías emergentes mundiales o BRICS, pero sobre todo un gran potencial en cuanto a clientes, con sus más de 208,385 millones de habitantes.
En 2003 Luiz Inazio da Silva «Lula» del PT (Partido dos Trabalhadores) accedió al poder en Brasil. En 2008 Europa y España más en concreto fue golpeada por una fuerte crisis paliada sobre todo por la imposición de medidas económicas o ajustes estructurales de gran impacto social, pero sobre todo por lo que se ingresó de fuera. En el caso de Iberdrola y las demás empresas del Ibex 35, pese a esa crisis, siguieron acumulando beneficios. Pese a la recesión, congelación de sueldos o pérdidas masivas de empleo del resto de la sociedad, sus directivos siguieron aumentando sus macrosueldos. O en el caso de Iberdrola, incluso construyeron su gran torre, que ahora representa esa grandeza alcanzada.
Recordemos que Iberdrola, de esos países no exporta nada. Solo importa capital de esos países, correspondiente al pago de la luz de esa población, gran parte de ella con pocos ingresos, que en muchos casos han sido abusados, o excluidos de ella, o cobrado cifras exageradas que ha ocasionado protestas, revueltas e incluso inestabilidad en esos países, y también muertos por la represión consecuente (caso de Guatemala). Los galeones han seguido trayendo oro a los cofres de Iberdrola.
El actualmente denostado presidente Lula iba a resultar favorable a Iberdrola. Así lo expresó también el presidente de Iberdrola, Sánchez Galán. Iberdrola compitió por el contrato de la suculenta hidroeléctrica de Belo Monte, la tercera más grande del mundo, en el afluente del Amazonas, el río Xingú. El gobierno concedió el contrato al consorcio configurado por empresas estatales y nacionales, Nortenergia. Pocos ejemplos habrá en la historia neoliberal, en que se readecúe el consorcio ganador para dar cabida a parte de los componentes del perdedor. Para eso no se hacen concursos. Iberdrola, a través de Belo Monte Participações (perteneciente a Neoenergia) fue incluida en el consorcio a construir y posteriormente a gestionar Belo Monte, asignándole 10.00% del proyecto. Y a beneficiarse, obviamente de ella, pues la hidroeléctrica es la energía más rentable, y estamos hablando de una central de 11.000 MW (la nuclear de Angra 3 es de 1.405 MW).
En Brasil, Iberdrola se hizo también con el esquema Luz para Todos en noviembre de 2003, cuyo objetivo era el facilitar acceso eléctrico a aquellos que estaban excluidos o a zonas a las que no llegaba la red. Como pasa con la energía renovable (y aquí Iberdrola y las demás incluyen la destructiva hidroeléctrica), Iberdrola también utilizaba este esquema para transmitir una imagen de compromiso social, que no corresponde con la realidad, porque como decimos, tanto de Guatemala como de Bolivia fue expulsada precisamente por lo contrario, y suma quejas y querellas igualmente por abusos de clientes en EEUU, en el Reino Unido, y como sabemos, en el estado español donde nunca asumió contribuir a paliar la pobreza energética. A no ser que , una vez más, el estado corriera con la cuenta, como era el caso también de Brasil.
Por un lado Luz para Todos suponía un gran de negocio, pues cobraba del Estado brasileño millones de euros: por ejemplo, 269,428 millones de euros solo en 2017. Pero sobre todo este esquema le era de gran utilidad a Iberdrola para conseguir nuevos y futuros clientes, y para fidelizarlos. Así llegó a 3 millones de nuevos clientes más para 2015. Este plan gubernamental del que se benefició Iberdrola terminaba en el año 2008, pero fue prorrogado hasta diciembre de 2018.
La sintonía entre Lula e Iberdrola se puso de manifiesto en 2014 cuando éste fue el invitado especial a su junta de accionista, y participó ante los accionistas y directivos. Este hecho demuestra lo importante que era Brasil para Iberdrola, pero también el papel que ya jugaba en el país. Lula, que fue presidente de 2003 al 1 de enero de 2011, ya no estaba en el cargo, pero sí lo estaba su sucesora por el mismo partido Dilma Rousseff, por lo que seguía siendo muy influyente.
Para Iberdrola, como buena empresa capitalista, esta visita era solo una forma de mejorar sus beneficios. Lula luego fue objeto de una campaña en su contra que tuvo como resultado la caída de su sucesora, Dilma Rousseff, y luego en su encarcelamiento (condena de 12 años desde el 8 de abril de 2018), que le impidió ser candidato en las siguientes elecciones. En la investigación de 2016 que resultó posteriormente en su encarcelamiento, Iberdrola fue investigada por pagos (sobornos) al expresidente precisamente por esa visita. De igual forma Lula también fue investigado por participación en similares eventos y sus respectivos pagos a cargo del banco Santander, Endesa y Telefónica.
En aquella ocasión, Sánchez Galán que por entonces se encontraba en conflicto con el Gobierno (ampliación de contrato de Garoña y otras) confirmó que los beneficios obtenidos en Brasil habían compensado las pérdidas correspondientes a la regulación y fiscalización en el estado español. Ese año Sánchez Galán también logró cobrar un 22% más con respecto al año anterior, un total de 9,1 millones de euros.
Y ahora, para Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, que actuaba de anfitrión para Lula y le regalaba camisetas de la selección española (Iberdrola fue su patrocinador), éste parece ya no existir. No nos consta que Sánchez Galán se haya acordado mucho de su otrora gran amigo y benefactor Lula ahora en prisión, ni haya hecho ninguna declaración en su favor. Por lo menos no hay noticia de ello. Ahora hay que guardar las formas y conseguir de la misma forma el trato de favor de Jair Bolssonaro, esperando poder iniciar Tapajós e hincar el diente a la gran Eletrobras para aumentar así su patrimonio.
Neoliberales en el poder: de Temer a Bolsonaro
Para muchos, el quitar a Dilma Rulsseff y el posterior encarcelamiento hace un año de Lula, habiéndose presentado de nuevo como candidato a la presidencia, fue un nuevo intento de ahondar aún más en la privatización de la economía brasileña, todavía con un control estatal importante en el sector energético (petróleo, gas, electricidad): las empresas Eletrobras, Petrobras y sobre todo el petróleo del Pre-Sal. Así llegó Temer al poder y ahora Bolsonaro.
Michel Temer retomó la privatización del sector energético. En junio de 2018 Ibertrola (Neoenergia) optó en subasta por la subsidiada de Eletrobras en Sao Paulo, Eletropaulo. Pero Enel (Endesa) le ganó la puja. La opción de resarcirse sería optar por alguna de las otras seis distribuidoras de Eletrobras (Amazonas Energía, Boa Vista Energía, Cepisa, Ceal, Ceron y Eletroacre). Pero antes de acontecer la subasta, el 15 de junio de 2018, la justicia brasileña paralizó ésta.
En diciembre de 2018 sin embargo, Neoenergia se adjudicó los 4 mayores proyectos (de 16) de líneas de transmisión eléctrica, por 1.380 millones de euro.
El ultraconservador Jair Bolsonaro durante su campaña sorprendería por mostrarse contrario a la privatización de más empresas eléctricas que había planteado el anterior presidente Michel Temer, aduciendo que eran estratégicas para el país. Mientras, su responsable de infraestucturas anunció su deseo de completar la central nuclear Angra 3 de Eletrobras (1) y restablecer la construcción de embalses en la Amazonía, refiriéndose al proyecto São Luiz do Tapajós. El mismo día de ganar la primera ronda de las elecciones, el 9 de octubre de 2018, Bolsonaro también anunció al ultraliberal Paulo Guedes como su máximo asesor económico. Este se mostró a favor de vender algunos activos de Eletrobras. En enero de 2019, una vez elegido presidente, Jair Bolsonaro se desdijo de sus promesas y propuso la privatización de Eletrobras.
Como causó estupor, las primeras medidas introducidas por Bolsonaro fueron rescindir las medidas de protección de resguardos indígenas y de parques naturales para abrirlos a su explotación. De la misma forma ahora pretende privar al IBAMA de su facultad para designar áreas protegidas. Uno de los proyectos que quiere retomar es del embalse San Luis en el Tapajós, así como la carretera BR-319 que pasa también por medio de territorio protegido en la Amazonía. Para Bolsonaro, la Amazonía se trata unicamente de una región «improductiva, desértica». La medida beneficia a las compañías que promueven ese proyecto. Así Iberdrola se vale así de las políticas y políticos más anti-democraticos para continuar e incrementar su negocio.
La connivencia con políticos es una constante para Iberdrola, como lo demuestran el anterior ejemplo de Lula o sus «puertas giratorias» (Acebes, Atutxa, Becker, de Miguel, Ares, Bono, López del Hierro, etc). Internacionalmente también, llaman la atención los casos de incluir en nómina a José Walfredo Fernández, subsecretario de Estado para Asuntos Económicos, Empresariales y de Energía del gobierno de Obama (Iberdrola es uno de los mayores proveedor de electricidad del noreste de EEUU), o del ex-embajador de EEUU ante la Unión Europea Anthony L. Gardner, arduo defensor del TTIP, o de Georgina Kessel, secretaria de Estado de Energía de otro de los países en los que Iberdrola tiene fuertes intereses, México. Casualidad, Kessel presidió la Comisión Reguladora de Energía y participó en la Comisión Federal de Electricidad, cuando Iberdrola consiguió contratos públicos por más de 1.000 millones de euros.
Iberdrola se convierte en potencia en Brasil
En 2017 Iberdrola introdujo a Elektro (comprada en 2011) en Neoenergia, pese a que no controlaba a Neoenergia exclusivamente (2). Pronto aumentaría su participación en Neoenergia al 52,45%. Así creó una potencia eléctrica en Brasil, y por lo tanto en Latino América. Neoenergia alcanzaba así 13,4 millones de clientes (equivalentes a 34 millones de personas, el 20% de la población brasileña), casi doblando su influencia comercial del estado español, distribuyendo electricidad por un total de 54.000 Gwh.
Fruto de esa fusión, Neoenergia (Iberdrola) casi a cuadruplicó sus beneficios en el siguiente año, 2018, alcanzando ingresos por 6.180 millones de euros, un 26,55% más, y un beneficio bruto de 1.083,9 millones de euros, y neto de unos 365,33 millones de euros.
Neoenergia ahora saldrá a bolsa en verano, siendo valorada en 5.100 millones. Así, la ya primera distribuidora eléctrica de Brasil continuará su senda ascendente. Y más si consigue hacerse con la joya de la corona, la estatal Eletrobras, la mayor eléctrica pública del país, y aumentar su producción con la central de Tapajós.
Tapajós: destructor y asesino como Belo Monte
El ser el mayor distribuidor eléctrico como Neoenergia (Iberdrola) ahora en un país con una matriz centrada en la hidroeléctrica (64%) supone un gran impacto ambiental y social asociado. En Brasil, en 40 años, las hidroeléctricas han afectado a más de 1 millón de personas. Muchas más indirectamente, como los 35 millones bajo riesgo de accidente de embalse, o los muertos ahora en los desastres de Mariana y Brumadinho.
La connivencia entre empresas y gobiernos supone la utilización de los ejércitos y policía para esos menesteres, así como otros elementos armados. Como explicamos, Belo Monte fue el proyecto de mayor impacto en los pueblos indígenas, afectando a los pueblos kayapó, arara, juruna, araweté, xikrine, asurini y parakanã. Miles fueron desalojados y perdieron sus medio de subsistencia, patrimonio cultural e histórico. Pero sobre todo no fueron consultados como obliga la ley y normativa internacional. Belo Monte fue paralizado en varias ocasiones, pero el Gobierno lo calificó de interés nacional y lo impuso por la fuerza.
El proyecto hidroeléctrico Tapajós en el que también participa Iberdrola (Neoenergia) es similar. Tapajós incluye 5 mayores embalses en este afluente del Amazonas y otros 35 en su cuenca. Uno de ellos por sí solo, San Luis, sería el 3º más grande de Brasil tras Belo Monte, con 8.040 MW. Su pared medirá 7,6 kilómetros y anegará una superficie similar a la de la ciudad de Nueva York. Afectaría de lleno también territorios indígenas como el Mundurucu, Apiaká de Pimental, Akaybãe, Remédio, Sai Cinza, São Martinho y Boca do Igarapé Pacu. Básicamente por esta razón el proyecto fue paralizado por el Instituto Brasileño del Medio Ambiente (IBAMA) en 2016.
A su vez, en uno de los afluentes del Tapajós, en el río Teles Pirés, Neoenergia inauguró otra hidroeléctrica recientemente (2016) con 1820 Mw de potencia. La represa de Teles Pirés también fue paralizado en 2015 por los tribunales.
La falta de consulta provoca la protesta, y ante ésta, tanto empresas como gobiernos solo ofrecen imposición y represión. El pueblo mundurucu y otros, ante esta gran amenaza para su supervivencia ya han anunciado el resistir, con las graves consecuencias que esto tendrá para ellos también. Las empresas y, entre ellas, Iberdrola, no rechazan la violencia que conlleva este proyecto, en este caso o en el de Belo Monte rayando los niveles de genocidio. Otras a veces conllevan la muerte de activistas, como la acontecida días atrás de la activista antiembalses Dilma Ferreira, o del opositor a una central de un proyecto gasista-energético en México, Samir Flores. La Responsabilidad Social Corporativa de Iberdrola o sus políticas de desarrollo sostenible ante estos casos demuestran ser pura hipocresía, pura imagen para operar contrario a éstas. A esta altura, y con el rechazo que ha generado Jair Bolsonaro por sus políticas, lo que de verdad debemos planteando es quien es peor, si él o Iberdrola, para la que toma esas medidas tan anti-humanas y anti-ecológicas.
Ante esta situación volvemos a demandar a Iberdrola se retire del proyecto ecocida y asesino de Tapajós.
(1) Angra 3 es parte del único complejo nuclear de Brasil, Angra, que consiste de un primer reactor que data del 1972 y que entró en operación en 1984. Angra 2 fue iniciada en 1981 y completada en 2001. Angra 3 fue iniciada entonces también pero paralizada en 1986. Se reinició de nuevo el 1 de junio de 2010 con el objetivo de ser operativa en 2016, pero de nuevo se encontró con dilaciones, entre ellas presupuestarias. También de rentabilidad (ante otras, como la hidroeléctrica), y de índole ambiental pues Angra es una zona de deslizamientos de tierra.
(2) Controla el 52,45%, siendo el resto propiedad de Caixa de Previdencia dos Funcionarios do Banco de Brasil (Previ) (38,21%) y el Banco de Investimentos de Brasil (9,35%)