Busturialdea-Urdaibai necesita un plan. ¿Pero cuál?
El proyecto de un Guggenheim en Urdaibai se enmarca en un diseño económico turístico para Busturialdea pero, al haber sido tan mal recibido −sorpasso electoral del PNV-EAJ en Busturialdea y manifestaciones masivas contra el proyecto− traen debajo del brazo un compromiso del Gobierno Vasco y de la Diputación Foral de Bizkaia de plan económico estratégico para enero de 2025.
El clamor comarcal contra el proyecto ha forzado a las propias instituciones a asumir que ese proyecto no podía sustituir a un plan económico real. En principio, bienvenido sea cualquier plan ante el abandono que ha postergado a la comarca al penúltimo lugar del ranking del PIB de Bizkaia. Ya en 2020 alertamos, en el libro "El declive económico de Busturialdea-Urdaibai: dilemas y propuestas", sobre el deterioro económico continuo y el abandono institucional desde los primeros 80.
A tenor del encargo del BEAZ (Diputación) a una consultora, la elaboración de dicho plan partiría de una declaración de Zona de Atención Prioritaria (ZAP) a atacar con «6 proyectos tractores». El Guggenheim y otros cinco. Ese tipo de plan suele rondar entre 50 y 300 millones de euros. Para el caso, la cuantía inversora se ignora, pero −vistas otras aplicaciones del programa Berpiztu o similar− es más que dudoso que alcance para remodelar el modelo económico vigente y devuelva a la comarca su rica tradición –desde principios del siglo XX− de equilibrio entre agro, pesca, industria y servicios.
Para huir de una operación de apaño hace falta, de primeras, un diagnóstico en profundidad y, luego, la voluntad política de movilizar los recursos imprescindibles y hacerlo de forma participativa. Simplificando mucho el diagnóstico de la comarca −contenido en nuestra reciente propuesta ("Un desarrollo económico y ecosocial para Busturialdea−Urdaibai") cabe señalar en negativo: el declive industrial profundo así como del sector primario y construcción; los muy bajos PIB y empleo comarcales; el alto nivel de paro comparativo; los déficits estructurales en infraestructuras, comunicaciones y agua; la ausencia de una industria de sustitución de las tradicionales; el deplorable estado de Urdaibai; y la ausencia de un modelo económico de futuro, sin que pueda serlo seriamente el basado en el turismo cultural, natural y de playa. Y, sin embargo, la comarca tiene altas potencialidades por sus recursos humanos muy cualificados que rinden servicios fuera de la comarca; su tradición intersectorial; la oportunidad de los nuevos modelos económicos en la era de la descarbonización; y la conciencia colectiva de la necesidad de revertir la situación.
Hay un punto de partida que hace diferente a Busturialdea y que obliga a un tratamiento institucional excepcional. La declaración de Reserva de la Biosfera de Urdaibai en 1984 y su regulación en 1989 sirvieron, por un lado, para preservar de intervenciones indeseadas y en nombre de la humanidad, una amplia zona natural; pero, por otro lado, también fue excusa para considerarla, en la práctica, «zona de sacrificio económico», o sea, de descuido de inversión pública a lo largo de décadas. Ahora, tampoco debe ser, además, «zona de sacrificio ecológico» afectando con una intervención cultural/turística a una Zona Núcleo del estuario (Murueta, ría y humedales de Forua).
Ese prolongado abandono ha generado una deuda institucional histórica con una comarca singular, necesitada de una intervención intersectorial, estructural y ecosocial.
Las bases del plan previsto −seis proyectos, con el Guggenheim incluido− no saldan esa deuda, sino que la profundizan tanto en lo económico como, sobre todo, en lo ecológico al afectar, en el caso de Murueta, a una Zona Núcleo de la Reserva de la Biosfera que tendría que ser preservada, por encima de todo y especialmente, por los encargados de cuidarla. Tanto los accesos previstos –altos palafitos incluidos− como el Museo sobre zona de marisma en Murueta se basan en una expropiación de un bien común convirtiéndolo en bien privado para el mercado turístico. En suma, un expolio.
Puestos a proponer proyectos tractores hay, al menos, cuatro marcos con 25 proyectos tractores –detallados en un documento "Un plan económico y ecosocial estratégico para Busturialdea-Urdaibai desde la sociedad civil" apoyado por distintos sectores y que se colgará en la web de Gernika Gogoratuz− que sí cambiarían el paisaje socioeconómico de Busturialdea de forma compatible con una Reserva:
1. Infraestructuras: conexiones por Autzagane y por Sollube; puerto de Bermeo; polígono de Muxika; desdoblamiento del ferrocarril; y suelo industrial.
2. Ecosistema: salvar el bosque autóctono; la red fluvial; las marismas; y acuíferos.
3. Económicas: centro tecnológico; agencia integral de desarrollo; empresas en economía verde/ transición ecológica o 4.0; consolidación de los clusters sectoriales; promoción de cooperativas agrícola-ganaderas; nuevos planes de estudio en las EFP; capacitación general; moratoria para nuevas grandes superficies; plan de turismo.
4. Socioculturales: programa de empoderamiento de las mujeres; plan de viviendas para jóvenes; planificación de la creación cultural y la promoción del euskara dado su deterioro; iniciativas de integración mutua con colectivos migrantes; residencias públicas y soluciones domiciliarias para mayores.
A futuro, hay que ver Busturialdea como una oportunidad, un gran laboratorio, para – en las zonas que no son núcleo de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai− compatibilizar economía descarbonizada y neutralidad energética con desarrollo ecosocial e innovación. ¡Ojalá las instituciones tengan altura de miras e imaginación!