José Luis Orella Unzué
Catedrático senior de Universidad

Centenario de la Academia de la Lengua española

La Academia de la Lengua española celebra el centenario de su fundación. Según la historia clásica de esta institución su fundador fue el navarro de nacimiento Juan Manuel Fernández Pacheco (1650-1725), marqués de Villena. La Real Academia Española se fundó en 1713 por iniciativa del marques de Villena que la presidió hasta su muerte. Felipe V aprobó su constitución el 3 de octubre de 1714. El marqués fue un hombre muy culto que desde muy joven ya conocía las lenguas clásicas como el griego y el latín y también el italiano y el francés.

Sin embargo en la documentación de archivo encontramos novedades en cuanto a su cronología y su padrinazgo. El Marques de Mejorada escribía desde Palacio 19 de Enero de 1714 al confesor real el jesuita francés Pedro Robinet que le respondía el 27 de febrero: «Muy Señor mío: en consequencia de la aprobación justa que el consexo da al proiecto de la Academia Española ofrecido por el Marques de Villena, mi sentir es que se sirva Su Magd. conceder letras patentes para esta erección, conformemente al proiecto, en que se hallan utilidades muy estimables, sin ningún inconveniente; lo que se confirma por la practica de otras Naciones, que tienen erigidas tales Academias con ventajas tan notorias, en orden al mismo fin, y con las mismas reglas con muy poca diferencia como se propone aquí. El Consexo hace dos observaciones: la 1ª sobre que la Academia no imprima nada sin licencia del Consexo. Juzgo que esta condición se entiende bastantemente por si misma, por ser esta regla general, porque no ay traza de excepción que se pida o se suponga en el proiecto. La 2ª es sobre el sello de la Academia, sobre lo qual no veo motivo para lo que pide el Consexo que se expliquen las armas y los usos de dicho sello, porque acia las armas es cosa muy indiferente, y es muy probable que la Academia se contentará con alguna divisa, conforme al instituto y fin de la Academia; por lo que toca a los usos, es claro que no se pretende que sean otros, sino los propios de la Academia como tal; como serian v. gr. letras patentes para los Académicos, y los empleos y oficios de la Academia, cartas de la Academia etc. y se vee que no se repara sobre los sellos que libremente eligen para sus usos, tanto los particulares, como las comunidades grandes o pequeñas autorizadas; y no autorizadas, en que no ay nada que mire al publico, por lo qual el Rey o el Consexo se deban interesar en esto».

Como vemos el Padre Robinet sabía perfectamente la existencia de la Academia de la lengua francesa fundada en 1635 por el cardenal Richelieu durante el reinado de Luis XIII. Y en su conformidad escribía a su rey en francés: «Sire, On ne peut douter des grands avantages que l´on se doit promettre de l´institution d´une Academie; pour travailler a un dictionaire exait et complet de la langue espagnole; et pour inspirer le bon gout a l´egard des compositions et des ourvrages d´esorit: et par cette raison je crois qu´il convient que Vostre Majesté temoigne au Marques de Villena combien lui est agreable son zele pour cela et qu´Elle l´exhorte a suivre ce projet».

Siguiendo el desarrollo histórico el Marques de Mejorada desde Madrid el 8 de Marzo 1714 respondía en conformidad con las indicaciones del confesor al Marqués de Villena: «Excmo. Sr. Haviendo dado quenta al Rey del papel de V. S. de ¿? de Noviembre del año próximo pasado, y de la memoria que acompañava con expresión del numero de personas que deven componer la Academia de la Lengua Española, reglas, prerrogativas y demás circunstancias que en ella se han de observar, no halla S. Magd. reparo en que se execute y observe lo que en razón de esto previene V. S. y se expresa en la zitada memoria con tal que la Imprenta que se supone devera tener la Academia, se entienda que para la Impresión de los papeles que hiziere, haya de prezeder la lizencia del Consejo de Castilla; y que el Informe que dellos son los que se dize ha de tener la Academia, con qué Armas, por qué razon, y para qué usos, por si en ello y huviere causa o, motibo, por que deva repararse en su permission o, convenga limitarla».

El Marques de Villena le respondía desde Madrid el 12 de Abril de 1714: «Muy Sr. mío: en la inteligencia del conthenido de este papel, se observará lo que manda S. M. en lo que mira, a lo que ubiere de imprimir la Academia». Y continuaba el marqués de Villena: «La empresa elegida para el sello de la Academia española es un crisol en el fuego con esta letra: Limpia, fija y da esplendor. En parte inferior del cuerpo del sello se dexara un pequeño espacio para poner el año de 1714 y en la circunferencia del, estas palabras: Academia Española protegida del Rey Dn. Phelipe 5º. El crisol que es un instrumento que sirve para purificar, fijar, y dar lustre a los metales por medio de la actividad del fuego; significa la Academia que por medio del estudioso exercicio, purga el precioso metal de la lengua castellana, de las escorias de las palabras, y frases extrañas desusadas o mal formadas, que le han introducido; fija la ligereza de las mudanzas continuadas que en ella introduce el tiempo o el capricho con la constancia de las reglas y esclareze el orin que la obscurece, con la cultura, y la procura el lucimiento que mereze, entre las naciones estrangeras, con que parece, se llena el intento de mostrar con esta empresa el asumpto, el medio y los fines de la Academia».

Acordadas por la corte las condiciones antes presentadas le escribía Manuel de Vadillo y Velasco desde Madrid 18 de Abril 1714 al Dr. Pedro Robinet. Y como no se hacía en España nada significativo sin que el confesor del rey lo aprobara, el P. Pedro Robinet el 20 Abril 1714 respondía: «Me pareze buena y mui buena la idea de la empresa propuesta para el sello de la Academia Española y por la aplicación que entiendo ponen sus individuos en hazer lo que prometen en dicho sello, no se puede dudar que lo complan». Y esta carta del confesor viene rubricada por el mismo rey que añadía: «Como lo propone el Pe. Confesor. Hecho en 4 de Mayo».

Estando aprobada la Academia de la Lengua en 4 de mayo, el Marqués de Villena escribiendo una carta al Rey le solicitaba el permiso para contratar a uno de sus miembros: «Señor: El Marques de Villena, en nombre de la Academia Real de la lengua española a los Pies de V. M. dice que siendo una de las personas que componen la referida Academia el Pe. Maestro Fr. Juan Interian de Ayala del orden de Nuestra Señora de la Merced Calzado y cathedratico en propiedad de lengua sagrada, en la Universidad de Salamanca cuia doctrina, es importantísima en dicha Academia, por ser tan conocida su literatura, como se a experimentado en el tiempo que a asistido en ella, por cuios motivos, y por lo que puede conducir a otros del mismo servicio de V. M. Suplica a V. M. se sirva demandar, se le tenga en Salamanca, por leyente, y jubilante en dicha cathedra, por el tiempo que fuere del Real agrado de V. M. como se a echo repetidas vezes, en que con iguales y no tan descubiertos motivos se a mandado lo mismo con otros sujetos, sirviéndose V. M. demandar que se expida al Consexo el decreto correspondiente, para que se participe a Salamanca la resolución de V. M. que espera el suplicante de la benignidad de V. M».

El rey siguiendo el procedimiento acostumbrado mandó que se consultara al confesor el nombramiento solicitado y así lo hacía por carta de Manuel de Vadillo y Velasco desde Madrid 16 de mayo de 1714 y Pedro Robinet le respondía desde Madrid 21 de Mayo de 1714. «No solamente no hallo inconveniente en que se conceda a la Academia Espagnola lo que propone el Marques de Villena, sino que es convenientissimo hazerlo en la mejor forma y las mas honorifica, para autorizar mas una institución tan loable de que se pueden originar muchas y grandes utilidades al Reyno y tanta gloria a Su Madg. Dios guarde a V. S. muchos años». Y añade la documentación manuscrita «Executado».

Con estos datos históricos en la mano podemos afirmar en primer lugar que el proyecto del marqués de Villena esbozado en octubre de 1713 quedó ya fundamentalmente aprobado en mayo de 1714, y además que el modelo en que se reflejaron sus estatutos fueron los de la ya secular academia de la lengua francesa y que finalmente fueron miembros de la ilustración gala tanto Felipe V como sobre todo el jesuita francés Pedro Robinet los que impulsaron y aprobaron la Academia de la Lengua Española.

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