Cuando los espejos distorsionan
Estimado Beñat, en relación con el artículo publicado el 16/12/2024, titulado "La sanidad vasca en el espejo europeo: infradotada y relativamente infra financiada", quisiera hacerte llegar las siguientes consideraciones.
En primer lugar, entiendo que el objetivo del artículo es sensibilizar sobre algunas carencias y debilidades de la sanidad vasca, haciendo referencia a la dotación de recursos, materiales y humanos y a su financiación.
Estoy de acuerdo en que, para fortalecer nuestro sistema público de salud, existe una clara necesidad de mejorar la financiación y la adscripción de los recursos (más que una carencia de estos), pero no estoy tan de acuerdo en sustentar esto con algunas de las afirmaciones que se hacen en el mencionado artículo.
Las interrelaciones que existen en el sistema de salud son tan complejas, que nos pueden llevar a afirmar, no siempre acertadamente, que más tecnologías o camas generan más salud y que mayor financiación está unida a una mayor calidad de prestaciones y servicios.
Algunos de los elementos a cuidar a la hora de manejar datos e informar es la afirmación de que mayor número de camas «ayuda a tener un mejor sistema de salud», al comparar el número de camas de la CAV con datos europeos (no es un estándar, es una media) y sobre todo con Francia y Alemania.
Estos dos países se caracterizan por tener un gasto en salud con relación al PIB de los más altos de Europa y también, y esto es importante, con una red de Atención Primaria menos potente que la de la CAV o la de los países nórdicos, por ejemplo, que curiosamente presentan las ratios de camas por habitantes más bajos.
Los hospitales son organizaciones complejas y caras que están evolucionando en la actualidad a ser centros más abiertos y con menos ingresos de agudos, ser más hospitales de día, realizar intervenciones ambulatorias, etc., que son actuaciones que se van implantando en nuestros centros y de ahí que las estancias medias se vayan acortando y este indicador sea una medida de mejora y expresa una mayor eficiencia aunque para valorar que este indicador sea correcto y no estemos dando altas tempranas, se complementa con otros como por ejemplo el porcentaje de pacientes que reingresan por el mismo motivo.
Se menciona la mejor ratio de camas de Navarra, sin tener en cuenta el importante peso que en esta comunidad tiene las camas de centros privados.
Pero lo más importante es que este hospitalocentrismo actual tiene que evolucionar a una Atención Primaria fuerte y más comunitaria, que no se mide con indicadores de tecnologías, TAC, camas, etc.
Con respecto a la financiación (medida como porcentaje del PIB o gasto per cápita) sí es claro que esta es insuficiente y que está muy por debajo de países de nuestro entorno con similares niveles de renta. Lo grave de esto es que ya son muchos años con esta infrafinanciación del sistema público de salud y sobre todo, tal como se explica en el artículo, que el porcentaje de gasto público en relación al privado es muy bajo, no llega al 70%, muy inferior a países considerados liberales desde el punto de vista del sistema de salud.
En este punto los gastos del copago farmacéutico, prestaciones apenas desarrolladas por el sistema público como la salud bucodental y los seguros privados que con tanta fuerza han crecido en los últimos años son los causantes de este desembolso de las y los ciudadanos que están generando una mayor desigualad e inequidad.
Analizar el gasto sanitario respecto al gasto público total es complicado, pues es dependiente de la prioridad que un gobierno determinado a garantizar el derecho a la salud y por otro el grado de desarrollo del sector público en su doble vertiente, primero por sus prioridades ideológicas la de un mayor compromiso con servicios públicos, y en segundo el nivel de competencias que este gobierno tenga.
En algún momento ciertos sectores criticaban al Gobierno de Navarra y de la CAV porque el porcentaje de gasto en salud sobre gasto total era más bajo que en otras CCAA, olvidándose que el nivel de competencias transferidas era muy diferente (carreteras, Policía, etc.)... Lo mismo nos puede pasar si nos comparamos con países, que incorporaran gastos en competencias que ni la CAV ni Navarra tienen, (Defensa, Aeropuertos, puertos, u otros...).
Por último, se hace referencia al número de profesionales médicos por habitante, resaltando que las cifras de la CAV son de las más elevadas, sin hacer referencia a que lo importante en estas cifras es que tengan una distribución equilibrada, urbano/rural, atención primaria/atención hospitalaria, etc. Por ejemplo, en 2022, en la CAV el número de profesionales de medicina y de enfermería de atención primaria por 1.000 habitantes era de 0, 72 y 0, 62, respectivamente, mientras que para la atención hospitalaria se incrementaba a 2, 72 en medicina y 4, 80 en enfermería (Indicadores clave del SNS 2024).
Pero lo más importante es que la atención en salud se desarrolla por equipos multiprofesionales, de medicina, enfermería, trabajo social, administrativo y otros perfiles que necesitamos ir incorporando, así podremos huir del medicalocentrismo y podremos generar más salud.
Estos son algunos de los aspectos que quería comentar y sobre todo finalizar que como ya se ha comentado antes, siendo este un tema con interconexiones complejas, si puede ser interesante poder contrastar información y no generar falsas expectativas en la ciudadanía con el discurso de que más recursos, más tecnología, más hospitales significan siempre una mejor salud.