Iñaki Uriarte
Arquitecto

Donostia 2016 «annum faustum»

Donostia Capital Cultural Europea por España en 2016. Esta celebración comunitaria, sino parodia, surge cada año como el gran circo de la cultura entendida de un modo simbólico, incluso demagógico, para exhibición del poder político.

«La política cultural no es la cultura. Las instituciones públicas no hacen la cultura, gestionan los presupuestos» recuerda acertadamente el crítico de arte Arturo “Fito” Rodriguez. Este enunciado sirve para analizar el festejo sobre venido a Donostia. Pero ¿qué es cultura?, lo que interesa a las industrias turísticas disfrazadas de culturales. Una instrumentalización del patrioterismo ciudadano en un proceso de seducción social, con esta palabra amable y universal, cultura y frases embaucadoras Herritarren energía olatuak/. Olas de energía ciudadana apelando a la participación masiva gratuita para que irreflexivamente apoyen al poder en sus objetivos interesados al margen de toda consideración más profunda movilizando masas de gentes que hagan lo que se les ordene como figurantes activos, desfilar o disfrazarse. Todo menos debatir. Un engaño colectivo por los mercaderes de la globalización para atraer inversores, realmente especuladores, a una ciudad que ahora ha conseguido su felicidad cosmopolita: está en el mapa y tiene marca.

La primera gran contradicción es, ya que de cultura se trata, que el lema predominante e incluso único no sea Donostia 2016. Europako Hiriburua en euskara y que cada país ya lo traducirá si quiere. A continuación como sublema aparece Elkarrekin bizi, esta alusión a la cultura para la convivencia resulta muy forzada, inapropiada, imprecisa, incluso sospechosa parece un lema impuesto por oportunismo político de los nuevos asalariados de una innecesaria Secretaría General de Paz y Convivencia, ¡qué casualidad!, y por alguna franquicia de vividores como Covite. Un lema conceptualmente absurdo y hábilmente manipulado por los medios afines. La cultura es antes inquietud y esfuerzo, conocimiento y satisfacción, comunicación y comprensión, riqueza y belleza. Y también en el sentido más humano es integración, entendida como incorporación a una sociedad y como relación y aportación intelectual ¿Qué clase de convivencia es que dos personas mueran en la calle en la noche de la festividad patronal? Antes que la convivencia es precisa la solidaridad, el ámbito de Europa parece finalizar allí donde pueden llegar los refugiados.

Figuran unos mandatarios en Diputación y Ayuntamiento (PNV) rodeados de una gigantesca áurea, más que de sospecha, por su anterior gestión caso Bidegi, acompañado por personajes éticamente rechazables como el pseudosocialista teniente de alcalde Ernesto Gasco que maniobró miserablemente contra la cultura en Trenbidearen Euskal Museoa o procuró 551.000 para regalar a amigos de su partido cuando estuvieron un tiempo en la consejería Transportes y Obras Públicas, siendo él viceconsejero, del nefasto y retrógrado gobierno de López. Un Ayuntamiento donde las comisiones de euskara se celebran en español porque el concejal de recursos Humanos Juan Ramón Viles desconoce la lengua.

Euskal Herria en general soporta desde demasiados años unos políticos dedicados temporalmente, con la legislatura, a cultura lamentables sin ningún arraigo, solvencia y legitimidad, salvo alguna minoritaria excepción. Para ellos es una pose, se les nota forzados al referirse a un ámbito casi desconocido. Coincide para mayor agravio con una consejera de Educación, Política Lingüística y Cultura, incompetente en esta materia representante de un Gobierno incapaz de solucionar el conflicto público privado y ridículo universal de Chillida Leku cerrado. Entre tanto ruido cultural la máxima autoridad del ramo ¿tendrá el arrebato o ansia repentina de exigir aprovechando la audiencia europea en nombre de su Gobierno y en representación del pueblo vasco «Guernica Gernikara»? ¿Sabe de qué se trata? ¿Sobre este chantaje reaccionario del IVA aplicado a la Cultura piensa decir algo?

La tortura como cultura. Es más que denigrante, insultante, a la comunidad cultural europea que el ayuntamiento (PNV) haya impulsado la premeditad tortura y muerte pública de toros, después de desaparecida años atrás para regocijo de sádicos cómplices asistentes. Es tiempo de civilización y de gestionar la eliminación definitiva de este aberrante acto en las plazas del país.

Es una vergüenza que asuntos relacionados con la cultura, en realidad más con el espectáculo, estén también corrompidos por las adjudicaciones de algunas actividades más que sospechosas, indecentes, a empresas creadas a propósito por personas que previamente habían estado vinculadas a entidades y organismos artísticos y gestores de este certamen.

Sin autoestima

Uno de los mayores y más graves síntomas de incultura y dejadez de un pueblo es la falta de autoestima por los rasgos peculiares de su idiosincrasia que esencialmente son, identidad, lengua y cultura. Esta epidemia social propagada por las instituciones vascas se evidencia ya hace demasiado tiempo, desde el fin de la dictadura y no solo cuando las han dirigido españolistas. La renuncia a reconocer, valorar y difundir lo genuinamente propio está desgraciadamente muy arraigado en el PNV y se aprecia especial e impúdicamente en este acontecimiento mal asimilado.

El desprecio formal hecho a la lengua propia del país es grave, si es que la consideran cultura, y extrañamente poco respondido por instituciones como Euskaltzaindia, Eusko Ikaskuntza, etc. con la elección de un director general Pablo Berastegui, desconocedor del euskara, es absolutamente desconcertante ante propios y extraños.

Que el acto central de la inauguración oficial sea un llamativo espectáculo cuasi circense creado por el prestigioso artista Hansel Cereza antiguo miembro del reconocido mundialmente grupo teatral La Fura dels Baus, significa la absoluta derrota, mostrar al mundo la incapacidad del pueblo vasco para crear un acto no solo digno, sino bello, original y propio de nuestra singularidad cultural.Y así con otras numerosas contrataciones. Había, hay, creadores, medios y recursos, para dar respuesta a este desafío. Esto es una muestra más que de pereza, de agresión y ruina, intelectual impuesta por los organizadores, director del programa cultural y consentida por aquellos que se proclaman autoridades culturales, una extirpe de funcionarios sin vocación, capacidad y voluntad.

Los síntomas de esta dejadez son numerosos. Así, se aprecia una falta de valoración y difusión de diversas creaciones y acontecimientos trascendentales surgidos de la conciencia colectiva del pueblo vasco, de su cultura industrial y social adaptados con nuestro ingenio, capacidad y modo de ser, incluso bajo la represión fascista. El movimiento de ikastolak, de las cooperativas laborales, el elevadísimo conocimiento técnico con la máquina-herramienta, la génesis artística, pero todas no aislarlas provincianamente, Gaur, Emen; Orain, Denok (1966) el resurgir de una música vasca oral e instrumental, con Ez Dok Amairu, Oskorri, del folklore vasco con Argia Euskal Dantzari Taldea, Jarrai en teatro, etc., la aparición de Euskadi Ta Askatasuna. Un enorme poder social sin nombre que ya demostró en el pasado (en acertada reflexión del historiador Iñaki Egaña) acciones muchísimo más útiles: amnistía,  movimientos antinucleares, etc. Asimismo constituyen un notabilísimo patrimonio etnográfico digno de mayor difusión la variedad de deportes autóctonos basados en el trabajo, aizkolariak,  harrijasotzaileak y en el deporte estropadak, Euskal Pilota y el frontón con todas sus diversas modalidades y tipologías.

¿Qué participación y difusión tiene los diferentes museos de Euskal Herria, las fundaciones culturales o el valioso patrimonio artístico de las respectivas Kutxak en la efemérides? Nada se ha oído de una posible y deseable magna exposición pictórica, en este caso San Sebastián en el arte, tan abundantemente representada, ni tampoco de la edición de algún libro de cartografía histórica que muestre y razone su evolución urbana. Ya que el acto inaugural toma el puente, todavía con nombre monárquico, como referencia conviene recordar los antecedentes de la inhibición ante otros dos recientes aniversarios de acontecimientos históricos, la llegada del ferrocarril a Donostia e Irun en 1864, y por su simbolismo el centenario del Puente Internacional de Irún en 1915.

Un exponente del desinterés por lo propio es la denominación de entidades y acontecimientos diversos que por los años transcurridos, el progresivo arraigo de la lengua y su fácil comprensión es inaudito incluso rechazable que se recurra continua y mayoritariamente a su nombre en español. En este asunto es ejemplar el modelo de Catalunya, siempre en vanguardia europea en asuntos culturales identitarios, que designa todas estas instituciones y actos solamente en catalán, un modo de inmersión lingüística. Así resulta más que contraproducente, Tamborrada, Tambor de Oro, Regatas, Orfeón Donostiarra, Quincena Musical, Orquesta Sinfónica de Euskadi, a la que en algunos programas en Italia añadieron “de España”, etc. Otro ejemplo de dejadez se aprecia en los programas musicales alterando, españolizando, los nombres originales de las obras y las denominaciones correctas de las orquestas participantes en la lengua de sus países de origen. Un índice de conocimiento es también la cantidad de películas que se proyectan en su versión original.

Ya que el acto inaugural toma el puente, todavía con nombre monárquico, como referencia conviene recordar los antecedentes de la inhibición ante otros dos recientes aniversarios de acontecimientos históricos, la llegada del ferrocarril a Donostia e Irun en 1864, y por su simbolismo el centenario del Puente Internacional de Irún en 1915.
 
También es la ocasión para revisar y depurar el callejero donostiarra de tantas contaminaciones de pleitesía borbónico, militar o improcedente como reinas, duques, infantas, generales, Pío XII, Madrid, etc.

Patrimonio, arquitectura y escultura ¿son cultura?

Si fuese así es decepcionante lo sucedido en la capital desde hace años con el derribo de referencias de gran calidad como la villa moderna de Ondarreta (1971), la Fábrica Municipal de Gas (1893), Mercado de San Martín (1882), Savin Bodegas y Bebidas (1963), el Cerro San Bartolomé, la incerteza del Palacio Bellas Artes (1914), las incomprensibles dudas con Trinitateko Plaza, la reciente lamentable alteración del Club Náutico (1929) una arquitectura de rango europeo, la brutalidad que se anuncia con la Estación del Norte (1880) y la incierta restitución de su magnífico pórtico anexo, incluso el dudoso destino de notables edificios industriales modernos en Gipuzkoa, Nueva Cerámica de Orio (1945), Papelera Echezarreta (1958), etc. ¿Tendrán alguna relevancia especial los yacimientos prehistóricos en concreto, las grutas rupestres tan importantes en nuestro país y especialmente en Gipuzkoa?

Especialmente el que se considera hito cultural referencial, la barbaridad cometida en Tabakalera (1888). Uno de los ejemplos de intervención en patrimonio arquitectónico industrial más desafortunados en Europa con un vaciado interior y saqueo de su expresividad, una desfiguración paisajística del frente fluvial, un lugar sin alma, presentado como un síntoma de cultura contemporánea criticado multitudinariamente por la ciudadanía y también por muchos arquitectos e instituciones consultadas pero que prefieren no hacerlo público. La destrucción creativa. Un despilfarro de 75 millones de euro que inicia el año con un macro cotillón elitista (2.200 entradas entre 57 y 70 euro). Es un gravísimo error, sino fraude cultural, presentar como un triunfo lo que en realidad es un fracaso.

El paisaje urbano de la capital hace ya muchos años que requiere una campaña de ordenación para eliminar todos los excesivos añadidos degradantes que poseen sus notables edificios, tanto en Alde Zaharra como en el Ensanche. ¿Cuándo un riguroso debate sobre el estado del patrimonio cultural de Donostia?

La arraigada absoluta abulia se muestra palpablemente con el denigrante estado, todo triturado, desde hace al menos 30 años del bello rótulo en azulejo de la fachada de la iglesia gótica de San Salvador en Getaria, primer elemento declarado monumento nacional histórico artístico el 1 de junio de 1895 situado en nuestro país.

Un índice de ignorancia lo muestra el estado del extraordinario conjunto escultórico Canons 22 de 143 metros de longitud compuesto por 72 piezas de 1 m3 situado en el malecón de Zarautz desde 1997 obra de la artista Elena Asins fallecida el pasado diciembre y a la que el Ayuntamiento (PNV) además de inhibirse en su mantenimiento ni siquiera supo recordar en su muerte. Lo mismo puede decirse de la escultura de acero corten de Nestor Basterretxea Plano estallado 1999-2000.en Errenteria pintorrejeada al borde de la carretera GI-636 para vergonzosa contemplación continua de viajeros y así numerosos casos. Todo esto sucede en un país donde el 42% de la población no conoce Arantzazu, el paradigma de la arquitectura y artes de nuestra tierra.

Extrañamente no existe ninguna publicación es Euskal Herria, después de 32 años con competencias, en la que se recojan los Bienes Culturales catalogados en todas sus categorías, arqueológicos, documentales, inmateriales, y que se han salvado de la demolición, una muestra singular de esta catástrofe.

Pintxo-pote

Este bastardo lema, pote es una expresión alóctona, aquí se ha llamado txikiteo, vinos, ha alcanzado el grado de suprema ordinariez cuando los padres de la patria en un acto de máxima  imaginación creativa inventan un pintxo, faltando al respeto de una gran mujer radiante de encanto cultural con el nombre de Melina Mercouri. Ante este ya insoportable cotidiano sermón de la gastronomía alguno de sus grandes artífices tan afín a la monarquía española podría proponer el pintxo de morcilla Felipe VI o el de tortilla Letizia.

La presentación, con escasísima asistencia, el pasado noviembre en el World Trade Market de Londres una feria internacional de turismo revela la verdadera naturaleza mercantil del acontecimiento centrado casi exclusivamente en la gastronomía, un viaje absurdo. Resulta asimismo sorprendente el acudir a la capital de España, el país opresor vecino a rendir pleitesía, habito muy enraizado en el PNV, y extraña la no presentación en un país amigo Catalunya de donde procede el mayor número de visitantes. Su difusión en Bilbao para los políticos, con algunos presentes impresentables por sus antecedentes anticulturales, el concejal Ricardo Barkala, Josune Ariztondo ex diputada de Cultura, en un centro comercial, que no es otra cosa, como la Alhóndiga revela la naturaleza frívola del acontecimiento.

Por cierto citando los pintxos ¿cuándo se cumplirá con la legalidad en las normas higiénicas como exigen las ordenanzas cubriéndolos y conservados a la temperatura adecuada? O habrá que esperar a una normativa de rango europeo sobre alimentación que obligue al influyente poder de la hostelería. Si afortunadamente ya se superó la agresión a la salud que suponía fumar en lugares públicos, ahora es preciso el mismo rigor con la higiene.

Escaparate del vacío

No en el concepto oteiziano, como sustracción matérica, sino como carencia de esencia, se presenta este certamen europeo que por las características de nuestro pequeño y singular país supera el ámbito municipal y se inscribe en el territorial Euskal Herria.

En síntesis, después de este año de éxtasis es fácil presumir la conclusión oficial con las habituales tópicas declaraciones de los aduladores del sistema, los beneficiados y los políticos implicados en el espectáculo de lo que será un gran negocio para la hostelería, sólo se hablará de Europa en sentido monetario, el euro.

La palabra cultura resulta muy damnificada cuando se tergiversa la esencia de una celebración para convertirla en un atrayente festejo turístico comercial de masas mensurables por un exagerado elevadísimo impacto económico que no revertirá en la ciudadanía.

Un pueblo tan antiguo con una lengua tan singular ¿qué legado muestra en la actualidad? ¿La identidad peculiar del pueblo vasco se habrá consolidado en Europa?

¿Cabe preguntarse para qué, quién, dónde, cómo, cuándo sirve realmente este acontecimiento? ¿La cultura vasca como queda después de tanto, o todo para nada?

El efecto y consecuencia de esta efervescencia temporal, a la vez que ocasión de divulgación muy probablemente sea una enorme oportunidad cultural perdida para Donostia y Euskal Herria de presentarse a través de su propia idiosincrasia cultural, además de para disfrute de nuestra sociedad, su conocimiento y encaje en la cultura universal como un creativo pueblo con rango de Estado europeo.

Bilbao, 20 enero 2015
Festividad de San Sebastián, patrón de Donostia

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