Iñaki Egaña
Historiador

El diario de Yasmin Khalaf al-Nawasra

Domingo 7 de abril de 2024. El viernes desperté a las seis. Era comprensible, pues fue el día de mi cumpleaños. Pero no podía levantarme tan temprano y hube de apaciguar mi curiosidad hasta un cuarto para las siete. Entonces ya no soporté más y corrí hasta el comedor, donde nuestro pequeño gatito Karim me saludó con efusivo cariño. Después de las siete fui al dormitorio de mis padres y, enseguida, con ellos al salón para encontrar y desenvolver mis regalos. A ti, mi diario, te vi en primer lugar, y sin duda fuiste mi mejor regalo.

Viernes 26 de abril de 2024. Querida Dunya: la entrada de nuestro escondite ha sido ahora adecuadamente disimulada. El señor Ibrahim era del parecer de colocar un armario delante de la puerta de entrada (hay muchos allanamientos a causa de las bicicletas ocultas), un armario giratorio que se abriera como una puerta. El señor Abdullah se ha esforzado como ebanista para la fabricación de este armatoste. Entretanto, fue puesto al corriente de nuestra permanencia en el anexo, y se muestra servicial a más no poder.

Jueves 2 de mayo de 2024. Querida Dunya: ¡Las personas que viven escondidas pasan por experiencias curiosas! Figúrate que no tenemos bañera, y que nos lavamos en una artesa. Y como hay agua caliente en la oficina (quiero decir en todo el piso inferior), los siete aprovechamos esta ventaja por turno. Pero como somos muy diferentes unos de otros −algunos se han mostrado más pudorosos−, cada miembro de la familia se reserva su rincón personal a guisa de cuarto de baño.

Viernes 24 de mayo de 2024. Querida Dunya: ninguno de nosotros sabe ya cómo tomar las cosas. Hasta ahora, las noticias sobre el Terror nos llegaban con cuentagotas, y habíamos resuelto mantener nuestra moral conservando en todo lo posible el buen humor.

Sábado 8 de junio de 2024. Querida Dunya: si me pongo a pensar en la forma en que vivimos aquí, llego casi siempre a la misma conclusión: comparados con los palestinos que no están escondidos, nosotros debemos considerarnos en el paraíso. Sin embargo, más tarde, cuando todo retorne a la normalidad y habitemos, como antes, nuestra casa decentemente arreglada, no podré dejar de asombrarme al recordar hasta qué punto hemos descendido.

Lunes 17 de junio de 2024. Querida Dunya: ayer tuvimos un día tumultuoso y todavía nos sentimos nerviosos. Sin duda, tú te preguntarás si alguna vez pasamos un día tranquilo. Por la mañana, durante el desayuno, sonó la alarma; pero nos despreocupamos, porque eso quiere decir que los aviones se aproximan a la costa. A las dos y media, apenas Bassin había terminado de ordenar su trabajo de oficina, las sirenas se pusieron a rugir; de modo que ambas subimos enseguida. Cinco minutos después se produjeron tales sacudidas, que los cuatro nos refugiamos en nuestro «rincón de seguridad» en el corredor. No había lugar a dudas, la casa temblaba y las bombas no caían lejos.

Sábado 29 de junio de 2024. Querida Dunya: el sol brilla, el cielo es de un azul intenso, el viento es agradable, y yo tengo unas ganas locas −unas ganas locas− de todo... De charlar, de libertad, de amigos, de soledad. Tengo unas ganas locas... de llorar. Querría estallar. Las lágrimas me apaciguarían, lo sé, pero soy incapaz de llorar. No me quedo quieta, voy de una habitación a otra, me detengo para respirar a través de la rendija de una ventana cerrada, y mi corazón late como si dijera: «Pero, vamos, satisface de una buena vez mi deseo...». Creo sentir en mí la primavera, el despertar de la primavera; lo siento en mi cuerpo y en mi alma. Me cuesta lo indecible portarme como de costumbre, tengo la cabeza enmarañada, no sé qué leer, qué escribir, qué hacer. Solo sé que me invade una gran ansiedad. Tuya, Yasmin.

Jueves 4 de julio de 2024. Querida Dunya: ayer cayó un avión en la vecindad; la tripulación pudo saltar a tiempo con sus paracaídas. El aparato se estrelló contra una escuela vacía y causó algunos muertos y un ligero incendio. Era espantoso. Nosotras, es decir, las mujeres de la casa, tuvimos un miedo terrible. ¡Qué abominables son esas ametralladoras!

Martes 16 de julio de 2024. Querida Dunya: anhelos, deseos, pensamientos, acusaciones y reproches asaltan mi cerebro como un ejército de fantasmas. No soy en realidad tan presumida como imaginan los demás. Conozco mis innumerables defectos mejor que cualquiera, pero he ahí la diferencia: sé que tengo la firme voluntad de enmendarme, y de llegar a ello, pues ya compruebo un progreso sensible.

Miércoles 31 de julio de 2024. Querida Dunya: es posible que sea la nostalgia del aire libre, después de estar privada de él por tanto tiempo, pero añoro más que nunca a la naturaleza. Recuerdo todavía muy bien que antes nunca me sentí tan fascinada por un cielo azul deslumbrante, por el canto de los pájaros, por el claro de luna, por las plantas y las flores. Aquí, he cambiado.

Martes 6 de agosto de 2024. Ya no puedo soportarlo: cuando se ocupan demasiado de mí, primero me vuelvo áspera, luego triste, revirtiendo mi corazón una vez más con el fin de mostrar la parte mala y ocultar la parte buena, y sigo buscando la manera de llegar a ser la que tanto querría ser, lo que yo sería capaz de ser, si... no hubiera otras personas en el mundo.

Epílogo. El 8 de agosto de 2024, una carga explosiva penetró en la vivienda de los Khalaf al-Nawasra, en Gaza. Murieron los siete integrantes de la familia, entre ellos la autora del diario inacabado, Yasmin. En la realidad, las muertes fueron ciertas, pero el diario es una adaptación literal, con la excepción de los nombres, de otro que dio la vuelta al mundo con millones de copias, el de Ana Frank, que falleció en Bergen-Belsen tras haber sido detenida con su familia en 1944. Han pasado 80 años entre ambos acontecimientos y, sin embargo, las historias de Ana y Yasmin, reales o ficticias, son sumamente similares. Con la salvedad que las crónicas de las niñas palestinas apenas tienen espacio en nuestra conciencia.

Buscar