Juan Carlos Pérez

Elakuntsa, la sombra del guerrero social

Si recordamos a “El que espera” seguramente nuestra mente volará con Kevin Costner sobre la bella «Bailando con lobos» y nos equivocaríamos. No de actor, porque hacía el papel de jefe de la tribu en la que acaba el otrora llamado John Dunbar, como jefe diez osos, sino que su papel denominado «el que espera» se encuentra como guía espiritual desde el más allá del nativo americano Ed Chigliac en el clásico televisivo «Doctor en Alaska». Nos equivocaríamos de medio incluso. Ergo la memoria puede ser equívoca si no tenemos la hemeroteca a mano. Esperar. Sin Ed hubiera esperado eternamente. Ed es una guindilla. No sabe lo que quiere, pero sabe que lo quiere y por el camino encuentra esos horizontes. Hay quien dice que como R2D2 en la saga clásica de Star Wars, Ed es el hilo narrativo de la serie protagonizada por el doctor Joel Fleishman. Si cogemos esta idea y fusionamos ELA con el apellido Lakuntza, de Mikel, el actual líder supremo, y cambiamos un poco la grafía, sin salirnos del euskera, podemos encontrar elakuntsa. Traductor de Google nos dice que en zulú significa «que todavía está ahí» y es bien significativo ese nombre, dado que el liderazgo mesiánico y la propia ELA todavía siguen ahí, contra todo pronóstico, porque hacen todo lo posible para que no sea así. Con sus formas y aproximación a la dicotomía de medios y fines. ¿Cuales son los medios? Eso es fácil de resolver, la confrontación pura y dura. Ser antisistema, no acudiendo a los lugares de mediación y de diálogo en los que los sindicatos pueden participar. Son más próximos al grupo de puebla, que a otra cosa. Y por raigambre esa no es su familia natural. Aunque igual cual hijo descarriado busca su propia identidad por exclusión y por oposición, no por decisión. Y en esa senda siguen, en ese renque, en el que no esperan pero se mantienen. La pregunta sería ¿para qué? Y que no será para siempre, porque el mundo no es una imágen fija, sino una sucesión de ellas, que en general, se considera como secuencias (fotogramas que se convierten en película), como una piedra rodante, like a rolling stone. Y el camino no tiene ni razón ni horizonte de destino. Sin pasado ni futuro ni justificación de su existencia. De nuestro ser.

La historia nos explica muchas cosas. No justifica nada, pero a través de ella podemos saber como hemos llegado al presente. En 1921 en Krondstadt, la principal base naval de la flota soviética en el mar Báltico, hubo una revuelta de los anarquistas. En Ucrania, con Magno y los ejércitos negros, habían sido una realidad. La importancia del relato obliga a decir que algunos quisieron torcer los acontecimientos para que encajaran en lo que querían contar. De ahí que alguien que les cazó bien lo pusiera en el papel de Winston en 1984, de la mano de George Orwell. Y es que la guerra civil soviética comienza por no asumir el papel de la asamblea constituyente, donde los bolcheviques lograron tan solo el 30% de los votos. Noviembre de 1917. Como Maduro en Venezuela el 28J de 2024. Y la guerra civil duró por lo menos hasta 1923 en Asia Central. Hay quien incluso podrá decir que, salvo en el frente occidental, la Primera y Segunda Guerra Mundial se funden en un continuo indistinguible de principios y finales. Hace no mucho estuve en una sesión de un evento anarquista en Santander. Eran 25, y tenían un alto concepto del debate ideológico, con la presentación de un libro de tres artículos largos producto de reflexiones en grupo de años. En el coloquio se dieron dos ejemplos: uno, sobre la cafetería Starbucks (por lo demás bien recara), donde pensaban en sellar con cemento los accesos a los baños (a los baños! ¿qué daño orgánico le hacen al normal funcionamiento del establecimiento?) pero pensaron que mejor no dado que incidiría en unos trabajadores con escasos ingresos y que no eran culpables del posicionamiento geopolítico de la cúpula de la empresa. Otro, sobre Carrefour, que si bien se le puede acusar de algo parecido en sus lineamientos en las alturas, ofrece ayuda a pie de obra para ciudadanos con ingresos exiguos, en algunos productos de la cesta de la compra. La reflexión aquí era que no era justo apelar e inquirir al consumidor, haciéndole responsable directa y en exclusiva con su voto con los euros de la toma de decisiones de la empresa, toda vez que esta tenía una veta social de apoyo a esas personas en situación de vulnerabilidad. Resulta enternecedor que estos anarquistas tengan una sensibilidad social más acusada que la cúpula oligárquica... de un sindicato. Como es el caso de ELA. Otro día nos explicarán la renovación de élites y el parteaguas de 1992 (o tal vez otro) acerca de ver como una masa de afiliación mayoritaria jeltzale produce una cúpula directiva antijeltzale. Hay algo que se nos escapa, incluso a los politólogos.

¿Cuáles son los fines? De los comunistas la sociedad sin clases, de los anarquistas un mundo sin estado, pero, ¿y de ELA? Pareciera que toman los medios como fines en si mismos, pero, claro, el exceso de huelgas y de conflictividad social y laboral es tan contraproducente como en el hecho de que en las sociedades totalitarias de raigambre marxista y leninista no existan sindicatos, tal y como hemos podido ver desde la URSS (ver Moscú 1962) y sus satélites europeos, hasta Cuba y Venezuela o Corea del Norte. Y en el otro reverso está el hecho de que la herramienta primaria sea la huelga, análogo a usar un arma termonuclear para iniciar una guerra. Sí, ellos tienen su caja de resistencia y todo eso. Y, total, ahí está el PNV para arreglar el asunto. Pero es que, por un lado, su origen no es marxista leninista (toda vez que la infiltración hecha en EGI, EKIN mediante, se verificó después en ELA, y estamos donde estamos), a diferencia de otros sindicatos, como el líder en Galiza, de otro origen y otro proceder completamente distinto, a pesar de ser ambos los primeros sindicatos, mayoritarios en ambas naciones. Como con el Brexit algunos han hecho del contrapoder y de la resistencia numantina contra un muro al que no quieren vencer una forma de vida. Quieren creer que el juego se mantendrá siempre y de esa lucha obtendrán réditos en lo que Xabier Arzalluz dijo que unos mueven el árbol y otros recogen las nueces. Aquí ELA quiere hacer de «revolusionarios» y de los cobradores del frac, sin espacio para nadie más, salvo, claro, el del patrón que debe firmar el cheque. De mientras lo que sufra la economía vasca, o los niveles institucionales no es cosa suya. Y debieran pensar que el PNV y su firme timón no están garantizados, puede ser revelado en cualquier momento, pues eso está en manos de la sociedad en eso que Fidel Castro le dijo a Hugo Chávez llamado elecciones burguesas, y en las que los logros de la «revolusión» se ponían en cuestión en un momento y con consecuencias potencialmente desastrosas. Por eso en Venezuela Nicolás nunca va a dejar que nadie gane que no sea ellos, porque el medio se supedita en el todo al fin. En ELA el fin se supedita al medio, pues este es lo importante. Como con el procés, en una burbuja sin fin, de comodidad infinita dentro de la confrontación sin más objeto que el de retroalimentarse. EAJ/PNV y el Gobierno Vasco y el resto de instituciones vascas tienen el mandato de mirar más alto y más lejos. Y como todo, el papel de cada cual tiene consecuencias. ¿Se van a querer asumir?

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