Hace unas semanas, en la calle Diputación, en pleno centro de Gasteiz, dos hombres echaron a una persona sin hogar del pequeño descansillo del exterior del local donde dormía desde hace meses. Inmediatamente, se instaló una barandilla metálica delante de la lonja, que lleva mucho tiempo vacía. Lo más curioso es que la valla instalada está atornillada e impide el acceso al local. Por tanto, su único objetivo es echar de allí a la persona que pasaba al raso en ese lugar el duro invierno gasteiztarra protegiéndose algo del frío y de la lluvia.

Nos encontramos ante el ejemplo más claro de «arquitectural hostil», una tendencia de diseño urbano que tiene como fin controlar, limitar o excluir el entorno urbano para las personas sin hogar. Seguramente, el término no es muy conocido, pero es muy fácil ver mil ejemplos en grandes ciudades.

Hasta ahí, podríamos pensar que se trata de un hecho aislado y que en Vitoria-Gasteiz no hay muchas personas que padezcan este tipo de violencia, porque la mayoría de ellas son atendidas en los albergues y centros de la ciudad. Pero lo cierto es que en los últimos años se han multiplicado y que los recursos para atenderles, tanto del Ayuntamiento como de la Diputación, son absolutamente insuficientes, y no se han aumentado ante el alarmante incremento de la pobreza extrema y de la exclusión social grave. A día de hoy, cerca de 200 personas duermen en la calle en Vitoria-Gasteiz y la lista de espera para acceder a centros donde poder pasar la noche caliente y sin riesgos duplica la capacidad de los mismos.

Es paradójico que el hecho que nos lleva a escribir este artículo se produzca a unos 150 metros de la Diputación Foral de Araba y a unos 300 metros del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Ambas instituciones insisten en lanzarse la responsabilidad de atender a estos vecinos y vecinas, pero lejos de actuar, parece que lo único que les molesta es tropezarse en su camino con personas que sufren las consecuencias de su falta de responsabilidad y humanidad. Sus iniciativas para afrontar la situación actual son tan estrambóticas que, en vez de poner en marcha tantos centros como sean necesarios, activan unas jornadas de puertas abiertas cuando los termómetros empiezan a congelarse en las que no atienden a todas las personas que lo solicitan, sino que ponen alrededor de 40 camas a disposición de las trabajadoras sociales, con las que puede atender, tan solo durante 3 noches, a unos y seguir con la lista de espera para otros. Así, cada 3 días cambian de usuarios. Un auténtico despropósito mediante el cual los políticos intentan tanto maquillar los datos como sus conciencias.

En la Iniciativa por el Derecho a Techo y Contra la Exclusión Social de Gasteiz tenemos claro que es urgente poner en marcha tantos recursos como sean suficientes para atender a las personas sin hogar, la responsabilidad es tanto de Gorka Urtaran como de Lucho Royero, y tenemos claro que sus estúpidas y falsas discusiones forman parte de la estrategia del partido político al que representan, EAJ-PNV, y de las que comparten con quienes gobiernan, el PSE-EE.

Por ello, vamos a iniciar una campaña donde señalaremos con claridad a los responsables políticos de esta situación, a quienes, desgraciadamente, sus privilegios han nublado la vista hasta no hacerles ver la urgencia de la situación actual.