Koldo Amatria Zudaire

Franco. 50 años. Los Caídos

Este año se conmemora, festeja o celebra, el cincuenta aniversario de la muerte (física y en la cama) del dictador y genocida Francisco Franco. Y según parece, el rey de los españoles, Felipe VI, hijo de un tal Juan Carlos I, puesto en esa Jefatura del Estado por el mismísimo enano, por problemas de agenda, no ha asistido al acto inaugural del año conmemorativo. Tendrá oportunidad de asistir a aquellos otros que se vayan celebrando.

A mí se me ocurre, como colofón a la celebración del cincuentenario, se vaya preparando un sencillo acto, a los pies del monumento «Navarra a sus Muertos en la Cruzada», más conocido como «los Caídos», en el cual se descoloque la primera piedra y se dé inicio al derribo del mismo.

Como se puede ver, la propuesta la hago con tiempo de sobra, para que en estos meses que nos quedan para la fecha en cuestión, finales de año, dé tiempo suficiente a hacer los trámites burocráticos necesarios, si es que hay que hacer alguno, para que se cumpla, en lo que al monumento en cuestión se refiere, la Ley de Memoria Democrática del año 2022, aprobada, entre otros, por PSOE y EH Bildu y que ahora parece que la quieren evitar.

En esa ley, a decir de algunos, algo descafeinada, en el «Artículo 35. Símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática», se puede leer:

1. Se consideran elementos contrarios a la memoria democrática las edificaciones, construcciones... en los que se realicen menciones conmemorativas en exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar y de la Dictadura...

3. Las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias y territorio, adoptarán las medidas oportunas para la retirada de dichos elementos...

También se puede ver una «Disposición derogatoria única. Derogación normativa», que dice:

1. Quedan derogadas todas las normas de igual o inferior rango en lo que contradigan o se opongan a lo dispuesto en la presente ley.

En ningún lugar de la ley se habla de «resignificación» o «transformación» de símbolos franquistas. Viendo el acuerdo tripartito de «transformación del Monumento», ¿estaríamos ante una alegalidad?

Volviendo a la conmemoración: ¿no sería bonito que, llegado el 4 de diciembre, día en que se cumplirá el aniversario de su inauguración por el mismísimo dictador, allá por 1952, y pasados unos días del aniversario del fallecimiento de este, se comenzase su desmantelamiento? El desmantelamiento de un edificio que en su día ya se «resignificó», ocultando al público las inscripciones exteriores, y denominándolo «Sala de Exposiciones». Exteriormente, en cuanto a símbolos es prácticamente lo propuesto por el acuerdo tripartito... Transcurridos varios años de esa «resignificación», ¿hay alguien que no le llame «los Caídos»?

¿No sería bonito ver a voluntarios y voluntarias, que seguro que los habría a cientos, portadores de piquetas, martillos, picos, palas..., como inicio de su desmantelamiento, dar cada uno un golpe simbólico a las paredes del edificio homenaje al franquismo, porque es todo el edificio el monumento, no solo las inscripciones y elementos alegóricos que soporta el mismo?

No sería bonito. Sería hermoso.

¿Os imagináis al día siguiente, trabajando a destajo, para su desmantelamiento?

Y si no se puede desmantelar para aprovechar los materiales de construcción, ¿no os imagináis, como lo estoy imaginando yo, lo hermosa que sería una voladura controlada del mismo? ¿No os sonaría la explosión como un coro de ángeles...? ¡Puuuum...! Y una impresionante nube de polvo, simbolizando la pulverización de la memoria franquista contenida hasta esos momentos entre sus lóbregas paredes. Nube que, una vez retirada, nos dejaría ver un espacio enorme, diáfano, en el que, propongo, se podría hacer un sencillo recuerdo a todas las víctimas de la dictadura franquista, recuerdo que así, genérico, no existe en Nafarroa. Por ejemplo, ¿qué tal lo planteado por el proyecto "Metamorfosis" del concurso de ideas del Ayuntamiento de Pamplona?

Sería hermoso. Y al mismo tiempo, sería emotivo.

Sin ese horrible edificio, horrible como tal y horrible por lo que representa, sí que se le podría llamar al espacio que quedase Plaza de la Libertad. Porque una plaza presidida por el franquista adefesio nunca podrá llevar, con dignidad, esa libertad. Lo mismo que el edificio resignificado repudiaría y mancharía el precioso nombre de Maravillas Lamberto.

Sería hermoso. Ederra, benetan!

Así que, juntémonos el sábado 18, a las 6 de la tarde, en ese mismo lugar, en la manifestación convocada por las Asociaciones Memorialistas y reivindiquemos de una vez por todas, Derribo ya! Eraitsi orain!


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