Xarles Cepeda Martin
Educador ambiental y guía oficial de la naturaleza de Urdaibai

Guggenheim Urdaibai, un caballo de Troya bicéfalo

Este mes se cumplen 40 años de la declaración de Urdaibai, Reserva de la Biosfera (RB). Ha pasado suficiente tiempo, por tanto, para poder tener una perspectiva lo suficientemente amplia y clara que permita comprender cuál es el objetivo real del empecinamiento del PNV por construir un segundo y un tercer museo norteamericano en uno de los lugares naturales más protegido de Europa, en contra de la tendencia que esta franquicia norteamericana muestra en el continente, donde en lugar de expandirse se encoge. Si consiguen construir la franquicia en Murueta, habrán generado un precedente nefasto para todos los espacios protegidos del continente, ya que ante este precedente, ningún espacio protegido estará a salvo de que se revierta, mediante el ahogamiento urbanístico asistido, su protección ambiental. Si Trump hubiese sido vasco este proyecto habría sido uno de sus sueños más húmedos.

El motivo de este empecinamiento del PNV por construir en pleno corazón de Urdaibai, (cuando durante décadas no permitía en una reforma cambiar ni siquiera el tamaño de las ventanas de un caserío), primero en la colonia de la BBK en Sukarrieta y ahora un museo bicéfalo, es, de facto, un claro indicador de muchas cosas. La falta de imaginación del PNV para atraer proyectos de desarrollo viables y compatibles con las características y necesidades de la comarca es una constante durante décadas, el otro hecho es la continua búsqueda de un ariete presuntamente amable y asumible por la sociedad con el que socavar dos normativas que no les han gustado nunca. El órdago es el museo bicéfalo Guggenheim Urdaibai, con dos sedes unidas por una pasarela de varios kilómetros, para que no se puedan desligar el uno del otro y si los construyen, de mientras pensar qué hacer con el terreno que les separa en el futuro. Porque si algo sabemos es que la diputación y los dirigentes institucionales no se van a quedar en hacer un museo solamente. Si algo caracteriza al PNV, y a Pradales en especial, es que todo es inicio de algo (supersur, túnel interfluvial, etc.) y que les gusta el olor del hormigón por la mañana. Para conseguir lo que quieren, el oscurantismo del proceso, no es casual, es estratégico, como lo fue en su gestación el Guggenheim Bilbao, reconocido recientemente por Juan Iganacio Vidarte hace unos días en una entrevista. Y desde luego saben moverse en las sombras, lo cual a la gente normal no le ofrece demasiada confianza.

En este contexto socio-económico, el Guggenhein Urdaibai se erige como el caballo de Troya bicéfalo perfecto. De un lado, en el área industrial de Gernika (donde no es competente la normativa de la Reserva de la Biosfera, pero si la normativa municipal en manos actualmente del alcalde Gorroño), convertida en una desordenada sucesión de eriales vacíos, con pabellones decrépitos, alguna empresa que otra y algún nuevo polígono más o menos desocupado. Curiosamente donde no existían restricciones para la instalación de industrias y Pymes en Urdaibai, nunca se mostró interés en remodelar, renovar, reorganizar, promover la zona generando actividad económica. Siguen con la misma intención de cambiar su calificación de suelos industriales a otra de urbanizables, en Dalia ya parece que lo han conseguido. En mi opinión, no es un cambio parcial del entorno de Dalia, sino que aspira a más. Si tú construyes un museo que quiere representar la modernidad, la élite, la renovación y la imagen de país, no vas a querer que ninguna empresa te ensucie la foto ni el entorno. Se me hace muy difícil pensar que un museo, de estas características, donde la imagen es fundamental, conviva en Gernika con una siderurgia como “Losal” puerta con puerta, unas huertas de jubilados, eriales abandonados a la mano de dios y decrépitos pabellones industriales. Es evidente que el entorno de ese espacio pedirá una nueva calificación urbanística, y de parcela en parcela, como si de una mancha de aceite se tratase tratarán de convertir la vega de Gernika en una «Gernika Berria». Entre 40 y 60 ha., casi nada, un pelotazo a la Valenciana.
Existía un problema ambiental que impedía ese proyecto: suelos ampliamente contaminados con metales pesados que afectan al agua que bebemos, pero ya han pensado en eso y para eso están los 40 millones del ministerio de la «inocente e incompetente» Sra. Ribera, (buena jugada de Aitor Esteban), que animarán a promotores a hacer casas adecuadas al nuevo entorno museístico. Es sintomático que en Madrid se consiga dinero para limpiar suelo industrial y no para mejorar la calidad del agua potable de la comarca que bebemos todos y todas, quizás si se hubiese hecho esa inversión en arreglar fugas y sanear suelos sobre los acuíferos de la comarca no se podría haber justificado la multimillonaria obra de conexión con el consorcio de aguas. De nuevo a alguien le gusta el olor del cemento por la mañana.

En el caso de Murueta, el más grave y el meollo de la cuestión sin duda, el objetivo de este caballo de Troya es socavar el nivel de la protección de las marismas, porque este sí depende directamente de la Ley 5/1989 de protección de la RB de Urdaibai. Cabe decir, y esto muy poca gente lo sabe, que Urdaibai es uno de los pocos espacios protegidos en Europa con rango de ley, (se pueden contar con los dedos de media mano), y no hay normativa por encima de esa calificación legal. Sin esa calificación jurídica, Urdaibai habría sucumbido, ya nos hemos olvidado, a la enorme marea de solicitudes de construcción de casas y chalets vivida durante los 90 y los 2000 en terreno rústico común y más aún a los megaproyectos que se planteaban para el estuario de la ría, incluso después de la aprobación de la ley en 1989. Sirvan como ejemplo para los más jóvenes, algunos proyectos propuestos para esta área: la construcción de un megacampo de regatas olímpico, un circuito de F1, un zoológico y un campo de Golf entre Arteaga y Kortezubi, y otros tantos proyectos, algunos inconfesables, que trataban de amortizar el trabajo previo del denominado “Plan de «aprovechamiento» de las marismas de la ría Gernika-Mundaka” de finales de los 60, este sí, realizado en época franquista, pero curiosamente tan interiorizado y soñado por la Diputación Foral de Bizkaia que permaneció expuesto hasta épocas recientes en la última planta del museo etnográfico en la famosa macromaqueta de Bizkaia. Hace unos años cambiaron ese trozo y los sustituyeron por la imagen real actual, sin embargo, durante décadas, si uno buscaba Busturialdea en aquella maqueta no encontraba sino el sueño húmedo de los antecesores de Pradales y Urkullu.

Sin embargo, mientras esta operación se va consolidando durante décadas, Busturialdea sigue siendo la comarca que bate récords de baja natalidad, de nulo acceso a la vivienda para jóvenes y no tan jóvenes, escasez absoluta de una oferta de empleo digno y no precario acorde con la magnífica formación de nuestros jóvenes. No hay más que asomarse a las colas del amanecer para salir a trabajar, contrastando con la exigua corriente contraria de los pocos que vienen a trabajar a la zona. Ante esta realidad solo parece haber una propuesta: uno no, dos, museos americanos. Así que no dejemos que los árboles nos tapen el bosque.

Para el PNV, (hay extensa hemeroteca en el Patronato de la RB de Urdaibai y en sus actas oficiales) el entorno de la ría y las marismas siempre han sido un terreno desaprovechado, un nuevo Oeste por colonizar. Nunca entendieron que la naturaleza no necesita doctrina, ni domesticación, y que no es un parque urbano. El provincianismo dominante en las instituciones y en muchos dirigentes municipales durante décadas, se manifestaba y se manifiesta en un desprecio manifiesto de lo rural, de lo propio, más allá de las grandes ferias de octubre, donde curiosamente los expositores son mayoritariamente de fuera de la comarca. Nuestro mundo rural se desmorona y no parece interesarle a nadie. Por otra parte, existe una fascinación por lo urbano y lo exótico. En esencia, es otorgar a la tierra el valor urbanístico por encima del valor agrario ancestral y vocacional. Por supuesto, esto se ve refrendado en las inexistentes políticas de promoción de la actividad agraria en la comarca. Este desprecio por lo rural ha calado entre muchos baserritarras, que ven en la venta de sus caseríos a nuevos urbanitas el mejor de los negocios, alimentado sin duda, y con razón, en el convencimiento de que ya ninguno de los hijos o hijas vivirá del baserri. A este nuevo mundo el Guggenheim no solo no ayudará sino que le dará su tiro de gracia, Urdaibai… nueva Toscana.

En este sentido, el Gobierno Vasco y la Diputación han modificado 2 veces el PRUG (plan rector de uso y gestión –PRUG- de Urdaibai), es decir, la herramienta que desarrolla la ley, y siempre lo ha hecho en la misma dirección: desmontar la protección ambiental en todas las áreas donde ha podido, a pesar del enorme trabajo que se hizo desde el movimiento ecologista local tratando de frenar estos cambios fue muy poco secundado por la sociedad. Seguramente, si la gente que hoy, por suerte, apoya masivamente el movimiento contra el Guggenheim Urdaibai hubiese estado activa entonces, las instituciones vascas no se habrían atrevido a proponer lo que están proponiendo. Esto debe ser una lección para todos y todas, el espacio de lucha que dejas libre siempre lo gana el contrario. Desde esta segunda modificación del PRUG, Urdaibai ya no es un problema para el desarrollismo propuesto por el PNV. Visto esto, ¿Por qué no jugar un órdago? Y aquí, el empoderamiento que le dio a las instituciones vascas la facilidad con que cambiaron la normativa a su favor, llego el caballo de Troya (*) que llevaban preparando: Guggi II y III. Necesitaban trasgredir leyes que aún no habían podido cambiar, o cuando menos gestionar sus concesiones, entre ellas la de costas y están en ello. No es casualidad el «repentino» interés de Pradales por conseguir la transferencia de las competencias en costas. Ya estamos todos, que la cubeta del hormigón siga en movimiento.

Es por eso que el objetivo final, desde mi opinión, no es hacer el museo, o no solo hacerlo, eso es pecata minuta. El museo es el instrumento perfecto, el caballo de Troya bicéfalo que permitirá tirar la puerta abajo. El instrumento que siempre han buscado, no una fábrica contaminante, no un proyecto ruidoso, inargumentable, a la que incluso su gente se podría oponer, sino algo glamuroso y amable, en sus formas pero profundo en sus consecuencias…, un museo cuyo nombre se asocia con el éxito, aunque todavía nadie ha hablado de su contenido, algo por otra parte muy, muy significativo. No se puede encontrar mejor y más dócil ariete que la marca Guggenheim, desesperada y decadente después del cierre del Museo en Berlín por perder su capacidad de franquicia, solo seguida por las grandes dictaduras de los emiratos, algo que debería dar que pensar a nuestros dirigentes, pero también es verdad que ningún gobierno se lo ha puesto más fácil, al fin y al cabo, la factura la pagaremos especialmente los vecinos y vecinas de Busturialdea.

Si el museo se hace, especialmente en Murueta, todo cambiará. Urdaibai será un recuerdo borroso en nuestra memoria, porque si algo sabemos en Urdaibai es que quienes están detrás del museo no son en esencia amantes del arte moderno, sino tiburones del urbanismo, la especulación, el elitismo y el cemento. No se van a quedar en el museo. Si algo sabemos los que llevamos más de 35 años educando y mostrando Urdaibai a quienes nos visitan es que los dirigentes de nuestras instituciones son insaciables, su concepción del crecimiento es infinito, una auténtica entelequía, como la que habitualmente utilizan como sinónimo: «el crecimiento sostenible», que me lo expliquen.  

Sin embargo, las instituciones tienen una gran desventaja a día de hoy, además de la legal, que es muy poderosa, el factor humano es la más importante. En las dos grandes manifestaciones realizadas en Gernika se vio una enorme pluralidad, política, (había personas del PNV) y también personas de diferentes edades. Eso es posible porque la gente local que en un principio abrazaba el museo como un lugar que iba a dar trabajo a sus hijos (otra entelequía), ahora conoce lo que significa la masificación del turismo en la comarca y el tipo de empleo precario que ha traído… y eso SIN museo, y no quiere imaginarse entonces, con los dos museos construidos, vivir en un lugar invadido aún más por turistas, con comercios para satisfacer sus necesidades, no las propias, servicios hosteleros (restaurantes y bares) que solo puedan pagar y disfrutar ellos y no los habitantes locales, pisos que puedan pagar ellos y no sus hijos (que pregunten en Barcelona, Venecia, París, Londres,...). Esa moto del progreso que nos han querido vender ya no va a calar, la gente de la comarca sabemos que no vamos a vivir mejor con lo que pretender hacer, que este proyecto en gran medida está concebido desde Bilbo y solamente satisface las necesidades de la Pinacoteca de Bilbo. Nosotras y nosotros, para estas personas, somos ultramar.

Mientras tanto, todo hay que decirlo, nuestras pobres y machacadas marismas en Urdaibai siguen siendo violentadas a diario, sea paseando perros en zonas de descanso para las aves, paseando y gritando por sus limos, marisqueando ilegalmente, navegando en yates y motos de agua a cualquier velocidad entre procesiones de piraguas y jolgorios y últimamente drones, y de paso espantar a las poquitas y efímeras aves que intentan paran exhaustas en un estuario donde, y esto lo saben pocas personas, han desaparecido los ornitólogos desde hace décadas porque las aves también lo han hecho y eso SIN Museo. Bien se encargaron de que las aves saliesen del estuario a la charca artificial del Urdaibai Bird Center-Hostel que las mismas instituciones financiaron: nada se hace sin querer. Los pobres indios de ese Oeste (las aves) habían sido desplazadas previamente hacia su reserva artificial hace tiempo, los siguientes ya son nuestros hijas e hijos.

(*)El caballo de Troya fue un artilugio con forma de enorme caballo de madera que se menciona en la historia de la guerra de Troya y que según este relato fue usado por los aqueos como una estrategia para introducirse en la ciudad fortificada de Troya y destruirla desde dentro, ha dado origen la expresión: «caballo de Troya»; es decir, un engaño destructivo.

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