La balconada del Banco España de Gasteiz que aún hoy chorrea sangre
Ejemplo de la enseñanza de Millán Astray a sus correligionarios en eso de verter muerte, Columba Fernández, vecina de Gasteiz homenajeada recientemente, fue cuneteada el 17 de septiembre.
El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo en Vitoria-Gasteiz va a estar instalado en el edificio del Banco de España.
Con su corta memoria sobre lo que ha sido el terrorismo, y casi como insulto en la propia Vitoria negando presencia a los 5 trabajadores asesinados por la policía en marzo de 1976, negarán incluso los infaustos momentos del propio edificio. De cuando se destiló odio, venganza, muerte, desde la balconada del que va a ser el Centro Memorial.
¿Reservarán sitio y pondrán una placa sobre ello?
Acompaño trascripción del libro "Relatos de brasero", de Emilio Pérez de San Román. Editado por el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en 2005. Pág 80 y 81.
«Millán Astray estuvo en Vitoria el 23 de agosto de 1936. A las cuatro y media de la tarde llegó y pasó revista a las tropas en los solares todavía sin edificar de los cuarteles. Luego se sube a la balconada trasera del Banco de España».
«Parece que está drogado. O que padece algún tipo de esquizofrenia ya que a veces parece identificarse con el Dios premiador de buenos y castigador de malos. En su discurso dijo cosas como éstas: ‘En las vascongadas entre todos los venenos ha nacido una lepra que se ha unido a los comunistas y son los nacionalistas. Espero que arrepentidos y llorosos vendrán a decir: Patria, yo pequé. Te pido humildemente perdón. Llévanos en tu seno. Quiero ser el primero en morir defendiendo la bandera intangible de la Patria. Aquellos que hubieran sentido alguna concomitancia con el nacionalismo vasco o con otras sectas y no estén incursos en delitos de pena de muerte que besen la bandera. Unos como homenaje. Otros como rendición de sus pecados. Que nadie tenga miedo, que yo lo perdono si besa esa enseña y no ha cometido crimen’. Tiene a Oriol a su lado. Y prosigue: ‘Ahora vamos a besar la bandera. Todo aquel que haya pertenecido a alguna de esas asociaciones o nacionalismo que pase sin rubor y sin temor a besar la bandera y a dormir tranquilo porque al pensar que ya no se es ningún asesino, ni se está de acuerdo con los asesinos, y que ama a su Patria’».
«Y acto seguido empieza la purificación. Al primero a quien se da a besar la bandera para que duerma tranquilo por la noche es al Sr. Obispo porque el general le ha perdonado sus pecados. Luego invita a todos a ir a la estación porque pasa un tren con una Bandera de la Legión para tomar el fuerte de San Marcial. Y se lleva al Obispo en la cabeza de la manifestación para que al paso bendiga la bandera de los legionarios. Durante el trayecto, señoritas vitorianas iban colgando a todo pichipata que encontraban al paso escapularios y medallas. Después de la estación se va a la Diputación donde tenía un discurso preparado para los trabajadores. Aquí el delirio del general es de camisa de fuerza: ‘Se os llevaba por el mal camino y se os condenaba al triste dolor, a dormir por la noche diciendo 'Soy un asesino'. Y a clavaros las uñas en vuestro pecho diciendo 'ya no tengo perdón, soy un asesino'. Y a pensar que cuando beso a la mujer que amo, los labios que la besan son de asesino. Para vosotros no hay fulminación. Gritad 'Viva España y Viva la Muerte'. A los que no tengáis culpa, a los que no cometiendo crímenes, incendios, ni ningún otro pecado, hayáis pertenecido a esas sociedades, hayáis sido nacionalistas, al venir a este acto, quiero que lo digáis a los que no están aquí. Os digo que no podréis sufrir pena de muerte por las penas anteriores a no ser que hayáis cometido crímenes u otras cosas’».
Sólo añado una cosa y ejemplo de la enseñanza de Millán Astray a sus correligionarios en eso de verter muerte, Columba Fernández, vecina de Gasteiz homenajeada recientemente, fue cuneteada el 17 de septiembre.