Pablo Lorente Zapatería
Exmiembro de la asamblea de la mancomunidad de La Ribera

La culebra de «El Culebrete»

Ante la noticia de la intención por parte de la Mancomunidad de La Ribera, de traer hasta 75.000 toneladas al año de residuos (basuras) desde Gipuzkoa al vertedero de El Culebrete caben hacerse diversas preguntas y también plantear una oposición clara a semejante barbaridad.

Vamos con las preguntas: ¿Por qué no se ha informado adecuadamente desde la Mancomunidad a todas las vecinas y vecinos de La Ribera? ¿Qué opinan los grupos municipales de los llamados gobiernos municipales del cambio al respecto? Al Gobierno de Navarra ¿es compatible con el proyecto del nuevo Plan Integral de Gestión de Residuos que se ha estado elaborando, el duplicar la entrada de residuos desde otra provincia a la Planta-vertedero de El Culebrete? ¿Están a favor todas estas instituciones: Gobierno, partidos, alcaldes, concejales y dirigentes de la Mancomunidad, en que 75.000.000 de kilos sean transportados de Norte a Sur por las carreteras navarras? ¿Cómo puede una Mancomunidad que ha sido denunciada y penalizada por incumplimiento entre otras razones, de su Autorización Ambiental Integrada, el duplicar sin hacer una nueva Autorización ni estudios previos el volumen de entrada de basuras en El Culebrete? Hay más preguntas que surgirán en próximos días.

La transparencia e información públicas en La Ribera, ya no digamos la participación en la toma de decisiones, siguen brillando por su ausencia como en los tiempos de las mayorías de UPN-PP con sus acompañantes del PSOE.

Parece que el cambio en la Mancomunidad es un recambio recauchutado y muy contaminante. Hay alternativas a la actual gestión y tratamiento de los residuos pero, ni en la dirección política, ni en los gestores públicos de la Mancomunidad hay intención ni atisbos de cambiar nada. Siguen haciendo caja los mismos pero con una nueva dirección en la Mancomunidad que no es muy diferente a la de no hace tanto tiempo tomando las mismas o parecidas decisiones, siendo las formas también semejantes.

La gestión y tratamiento integral de los residuos deben ser públicas. No es casualidad que la mafia controle en muchos lugares en Italia el sector de las basuras. Aparte de cuestiones medioambientales y de salud públicas, el tratamiento de los residuos tiene que hacerse lo más cerca de dónde se producen, evitando gastos energéticos con la consiguiente contaminación y económicos, innecesarios y prescindibles.

Hay que reducir de forma urgente y radical la producción de residuos. El modelo de consumo y despilfarro que tenemos es el principio del fin nuestra sociedad, lleno cada vez de más residuos, contaminación, despilfarro energético.

La Ribera no debe seguir siendo el vertedero de empresas contaminantes, polígonos de tiro, etc., basuras de otras provincias. En Gipuzkoa tenían una solución en marcha de forma y fondo más sostenibles y saludables para sus residuos, pero la imposición de una incineradora con el nuevo gobierno del PNV-PSOE nos trae como efecto colateral, 75.000 toneladas de residuos. Mientras, los bancos que financian y las empresas que construyan la incineradora en Gipuzkoa, como las empresas que allí y aquí tienen adjudicadas la gestión de las basuras, hacen que las cuentas de sus beneficios aumenten, a costa del dinero público, la salud de las personas y el medio ambiente.

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