Juan Mari Arregi
Periodista

Las actividades pederastas de Ezkiaga y Ballester Viu pudieron evitarse

Si no todas, una buena parte de las actividades pederastas del religioso y escritor vasco Patxi Ezkiaga y del sacerdote madrileño Francisco Ballester Viu, formador del seminario vasco de Derio (Bizkaia), pudieron haberse evitado si sus compañeros más cercanos y sus máximos responsables de la orden religiosa o del obispado correspondientes hubieran intervenido y actuado de forma inmediata y contundente. Como todo caso de pederastia en la Iglesia.

Hoy y aquí nos centramos en estos dos casos por razones distintas. En el primero, el de Patxi Ezkiaga porque ha sido uno de los casos más graves registrados y conocidos recientemente hasta ahora. El segundo, el de Francisco Ballester Viu, formador del seminario vasco de Derio, porque acaba de publicarse un libro en Andalucía, “Mas allá de los huesos” con el subtítulo “De Bilbao a Málaga, a propósito de un pederasta y cinco víctimas”, cuyo autor, Francisco Barba Cañete, fue una de sus víctimas. Su segunda parte está dedicada a la “Pista vasca” para descubrir las supuestas actividades pederastas de este formador del seminario vasco.

Cerca de treinta testimonios de antiguas alumnas y alumnos de La Salle, colegio de Donostia, describen a quien fuera su director Patxi Ezkiaga como un depredador que cometía abusos impunemente, con prácticamente todas las alumnas. Desde tocamientos en clase a situaciones más graves en privado, con chicas con las que se obsesionaba y acosaba sistemáticamente, en su despacho, su habitación del colegio o en los campamentos que organizaba en Isaba (Nafarroa). Su actividad pederasta se inició en 1974, en el ámbito de las excursiones de montaña que organizaba, en las que a veces se dormía fuera. Luego se disparan cuando el colegio se hizo mixto a partir de 1980, y llegan, al menos, hasta 1996. Son dos décadas de abusos, aunque Ezkiaga siguió en el colegio hasta la década de 2.000. Se sabe que el religioso y escritor vasco estuvo en Roma varios meses. Responsables de La Salle aseguran sin embargo que esas estancias en Roma nada tenían que ver con las denuncias sino con trabajos como traductor.

«Si hubieran hecho algo podrían haber evitado más víctimas. Hay gente que está viva, lo supo y no hizo nada». Así afirma Marisol Zamora, la primera víctima que, a través del diario "El Pais", destapó en mayo pasado el caso del religioso y escritor vasco Patxi Ezkiaga. Este falleció en 2018 con 74 años. Ya en los años 1991, 1995 y 1996 cuatro de la víctimas informaron y denunciaron al colegio de la Congregación La Salle, donde este religioso pederasta estuvo durante 30 años. Sin embargo, desgraciadamente, no les hicieron caso. «Lo comentamos con uno de los profesores del colegio con el que teníamos más confianza y se reía. No nos tenían en cuenta…», afirma una de sus víctimas.

Esas actividades pederastas del religioso y escritor vasco ya fueron conocidas por su Congregación y Colegio al menos desde 1991. Y sin embargo se tienen denuncias de que sus abusos continuaron al menos hasta 1996. ¿Por qué los responsables institucionales de La Salle no actuaron de inmediato, retirándolo del Colegio y expulsándolo de la Congregación? ¿Su actividad como conocido escritor vasco influyó para no intervenir, para no «provocar» un escándalo público? ¿Entre sus compañeros escritores vascos no hubo nadie que estuviera al tanto de su actividad depredadora pederasta? ¿Por qué, si lo supieron, callaron? ¡¡¡Encubridores!!!

El encubrimiento por parte de las autoridades de la Congregación La Salle como de quienes conocieron la actividad pederasta de este religioso vasco ha provocado la multiplicación de víctimas, alguna de las cuales incluso ha reconocido haber intentado suicidarse. Algunas otras de las víctimas, que se han atrevido a denunciar los hechos, reconocen también los problemas que, una vez ya mayores, han tenido para normalizar sus relaciones sexuales. Las consecuencias de las actividades pederastas, como se ve, son muy variadas y graves.

El segundo caso, el del sacerdote madrileño y formador del Seminario de Derio, Francisco Ballester Viu, es distinto. Llegó en la década de los 50-60 a Bizkaia de la mano del obispo Mons. Gurpide. De rito oriental, fue el primer sacerdote que en 1959 dijo la misa en euskera y en la parroquia de Arrazola teniendo como testigos a tres sacerdotes históricos ya fallecidos: José Antonio Retolaza, párroco de la localidad vasca; Claudio Gallastegi, párroco de San Antón de Bilbao y Juan Mari Uriarte exobispo. Los tres grandes amigos. Además de formador del  seminario Ballester Viu estuvo al frente de una Residencia para niños refugiados y emigrantes, también en Derio.

Hacia 1969, este sacerdote se encontraba en una parroquia de Málaga, en el barrio de El Palo, donde el autor del libro recientemente publicado le acusa de haber abusado sexualmente de él y de otros cuatro compañeros. Ha tratado de investigar las actividades de ese sacerdote y resulta que, tras conocer su paso por el Seminario de Derio, se encuentra con su presencia varios años después en Málaga. Y se pregunta si fue trasladado desde Derio, de la mano del entonces obispo administrador Mons. Cirarda por abusos sexuales en el seminario o/y residencia, o fue un traslado voluntario. En su investigación se le dice desde el obispado de Bilbao que fue un traslado voluntario. El autor del libro lo duda y trata de averiguarlo. Y en ello está.

En el caso de las investigaciones de la pederastia, la Iglesia solamente se mueve, y generalmente muy poco, si hay alguna denuncia pública. Hay, sin embargo, otras medidas que habría que adoptar para evitar el encubrimiento. En el caso de Ballester Viu más de 75 sacerdotes formadores o profesores convivieron con él en el seminario menor y mayor de Derio. ¿Nadie conoció, si las hubo, sus actividades pederastas y las razones de su traslado a Málaga?… De todos ellos hoy en día viven varios sacerdotes: José Angel Ubieta, Angel Etxebarria, Jose Maria Bustinza, Ander Manterola, Joaquin Perea, Julián Rodríguez Gago… La Comisión de la diócesis de Bizkaia creada sobre la pederastia (ejemplar positivo para muchas otras diócesis) podría haber investigado (y aún está a tiempo antes de que desaparezcan) a través de estos supervivientes y hubieran podido tal vez darnos alguna pista desconocida. Si en su momento se hubiera investigado la razón de su traslado de Derio a Málaga, se habría podido conseguir evitar las actividades pederastas de Ballester Viu en el barrio de El Palo de Málaga. Mons. Cirarda, obispo de Bilbao, ya fallecido, y Mons Buxarrais, obispo de Málaga, podrían haberlo aclarado y, por tanto, podrían haberlas evitado.  

Para terminar, y en este contexto, recordar las medidas más importantes para evitar las actividades pederastas en la Iglesia: aislar, separar y castigar a los pederastas con su expulsión; luchar contra el encubrimiento; reparar el daño causado a las víctimas; denunciar públicamente; potenciar una educación sexual integral en toda la red educativa de la Iglesia y de sus instituciones; impedir la entrada en seminarios o noviciados a menores de 18 años; reclamar desde las mismas estructuras de la Iglesia la abolición del celibato obligatorio.

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