Los combustibles sintéticos benefician solo a Petronor, no al planeta
El 9 de octubre arrancó en la planta de Petronor en Muskiz la producción de hidrógeno verde mediante un electrolizador de 2,5 MW que obtiene H2 rompiendo moléculas de agua.
Un hito publicitado a bombo y platillo por los medios de comunicación afines al mundo empresarial, como "El Correo", y al partido jeltzale, como "Deia" y su matriz Grupo Noticias, cuyo consejero Iñaki Alzaga es además presidente de Nortegas, otra de las empresas participantes en el Corredor Vasco del Hidrógeno.
Sin embargo, anunciar que el hidrógeno verde va a convertir a Petronor en una empresa de energía limpia y descarbonizada es un absoluto engaño a la sociedad. Petronor va a seguir produciendo gasolina y diesel, que emiten gases de efecto invernadero, en plena crisis climática, con sequías, inundaciones e incendios asolando el planeta.
El hidrógeno verde producido por este primer electrolizador de 2,5 MW va a servir para alimentar su planta de refino de petróleo, que actualmente consume hidrógeno azul, que es el H2 producido por gas. Es decir, el objetivo es producir hidrógeno verde para continuar produciendo combustibles fósiles con la paradoja de generar un vector energético verde y limpio para seguir provocando más calentamiento global,
Una pequeña parte del hidrógeno verde de Petronor será transportado mediante un hidroducto de 1,5 km de Nortegas al Parque Tecnológico de Abanto-Zierbena, donde se utilizará para I+D además de para suministrar H2 verde a un hidrolinera (surtidor de hidrógeno) promovida por Repsol y el Gobierno Vasco para propulsar autobuses y vehículos pesados con pilas de combustible.
El electrolizador de 2,5 MW es, sin embargo, solo el primer paso. Se planea ampliarlo a 10 MW y 100 MW para producir H2 y, tras mezclarlo con CO₂ capturado de las chimeneas de la refinería, producir combustibles sintéticos. La gran apuesta de Petronor y que venden como «emisiones netas cero», que obviamente no son.
El combustible sintético puede ser «temporalmente» neutro en su propia refinería, ya que se captura el CO₂ de la chimenea y se mezcla con H₂ verde, pero cuando ese combustible sintético es utilizado por un vehículo de combustión, emite CO₂ y sustancias tóxicas más contaminantes para la salud que el diesel o gasolina.
Por lo tanto, no son «emisiones neutras», sino «emisiones diferidas». Petronor le pasa el problema del CO₂ al vehículo de combustión. Una estrategia triplemente inteligente, porque, por una parte, crean un nuevo producto como los combustibles sintéticos, por otra se ahorran pagar por el CO₂ emitido, ya que lo capturan, y además pueden vender a terceras empresas los derechos de emisión de CO₂ que tienen asignados gratuitamente, obteniendo beneficios por ello. El resultado final es que el CO₂ que se ahorra Petronor nos lo comemos la sociedad, en forma de contaminación y aceleración del cambio climático.
Y toda esta publicidad engañosa cuando la comunidad científica ha demostrado en numerosas ocasiones que producir y transportar hidrógeno verde es muy ineficiente. Por cada 100 unidades de energía solo 25 se convierten en hidrógeno, por lo que no debemos desperdiciar un costoso e ineficiente hidrógeno verde en cualquier uso, como los combustibles sintéticos.
En ese sentido, la "Escalera de Liebreich", elaborada por los expertos en energía Liebreich Associates, concreta los usos del hidrógeno verde más eficientes (con categoría A) y los más desfavorables (categoría G).
En la categoría A se encuentran los usos del H₂ verde como materia prima para producir fertilizantes, metanol o el refino de petróleo. Por lo tanto, el uso de H₂ en la refinería es eficiente, aunque es insostenible por continuar produciendo combustibles fósiles que empeoran las crisis de sequías e incendios. En la categoría B están los usos del H2 para almacenamiento energético o para producir acero verde.
Sin embargo, entre los usos más desfavorables, con categorías F y G, están los usos del H₂ para calefactar la vivienda en sustitución del gas, que es uno de los proyectos de Nortegas, o usar H₂ para producir combustibles sintéticos, como los de Petronor.
La electrificación es la opción más inteligente para la vivienda en sustitución del gas, o para el transporte ligero. Existen más dudas con el transporte pesado, pero recientemente Dinamarca ha abandonado su proyecto de hidrogeneras por ser muy costoso e ineficiente, y Alemania ha hecho lo mismo con los trenes de hidrógeno. En ambos casos la electrificación de trenes y vehículos ligeros era más barata y eficiente.
Petronor y sus máximos representantes, como Josu Jon Imaz, tienen la hoja de ruta muy clara: presionar a los gobiernos y a la UE para retrasar lo máximo posible la electrificación y seguir alargando lo máximo posible la producción de coches de combustión más allá de 2035 para poder seguir vendiendo combustibles fósiles o sintéticos.
Imaz trata de apoyarse en los permisivos EEUU con el sector del oil&gas y en la amenaza de los vehículos eléctricos de China para defender su tesis, porque ni la comunidad científica, ni siquiera multinacionales como Iberdrola, se compran la tesis de Imaz, urgiendo a la electrificación de la movilidad en vez de continuar con combustibles sintéticos que emiten CO₂ y son cuatro veces más ineficientes que el vehículo eléctrico.
Sin embargo, el ejecutivo vasco constituido por PNV y PSOE sí se compra las tesis del ex vicelehendakari Imaz y van a invertir 30 millones de euros de fondos públicos en los combustibles sintéticos de Petronor. Incluso en el proyecto de Ley de Transición Energética y Cambio Climático se fomenta el uso de combustibles sintéticos o el hidrógeno verde para usos poco eficientes, como calefactar la vivienda, cuando la apuesta correcta es la electrificación.
Independientemente de que Petronor tenga como objetivo principal la creación de valor al accionista, desde las instituciones públicas vascas el objetivo debe ser crear valor a la ciudadanía y no debemos invertir ni apoyar legislativamente el uso del hidrógeno en los casos en que la electrificación sea la mejor alternativa ni la producción de combustibles sintéticos que emiten CO₂ y otros contaminantes tóxicos para la salud y van en contra de la lucha contra el cambio climático. Será bueno para Petronor, pero no para el planeta.