Taher Ali
Samidoun: Red Internacional de Solidaridad con las Presas Políticas Palestinas

«Marxistas e islamistas»

Así titulaba la revista de tebeos racistas "Charlie Hebdo" para criticar a Samidoun. El autor, sionista a sueldo del think tank del partido socialista francés, señalaba escandalizado como la lucha de liberación palestina promueve la unidad revolucionaria entre la clase obrera europea y la procedente de países musulmanes. Una unidad que solo beneficia a esta última según el autor, y a los «identitarios indigenistas» es decir: al conjunto del proletariado consciente migrante. Traer estas realidades a los marcos de lucha podría acabar con el Gran Proyecto Europeo, (ya en descomposición por sus propias razones). Con esta unidad se rompería la alianza entre las burguesías y las aristocracias obreras blancas, sería el fin de la Europa social, incluido el famoso modelo socialdemócrata escandinavo edificado, por supuesto, sobre el despojo y con los oídos sordos a la necesaria sobreexplotación del Sur Global. Por estas razones, todo un canciller de Alemania o un coqueto presidente de la república franchute se molestan en criminalizar e ilegalizar a un humilde colectivo solidario como es Samidoun.

Mientras tanto, en Yemen, donde están en coalición fuerzas islámicas, sindicalistas, socialistas, y marxistas, el compañero Abdulmalik Alejri, del buró político de Ansarallah (los llamados hutíes), reflexionaba el pasado 27 de abril en Twitter cómo la era en la que movimientos reaccionarios se habían obsesionado con el «peligro comunista» solo había conllevado a perder un aliado natural anticolonial contra la explotación y la ocupación, y cómo esa obsesión había rendido los pueblos al conquistador imperialista. Esta reflexión acompaña el hecho de que la operación del 7 de octubre fuera protagonizado por fuerzas tanto islámicas como leninistas en el campo palestino, o que la principal fuerza popular libanesa Hezbollah, que en sus inicios había llegado incluso a tener a marxistas como objetivos, hoy en día sea el principal aliado del Partido Comunista. No es ningún secreto que los comunistas libaneses son preparados para el combate por sus camaradas islámicos, e incluso que muchos comunistas están encontrando su sitio directamente en el partido del cheikh Nasrallah.

Como intuyó la Komintern en los tiempos de la Conferencia de Bakú, como supieron los camaradas de las conferencias de Bandung y La Habana, la intencionalmente olvidada Tricontinental, la barricada en la lucha contra la explotación y la opresión solo cambiará el mundo de base si empieza en las colonias, con las condenadas de la Tierra.

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