Más garantías que control
Estoy próximo a cumplir 89 años y cuando se tiene esta edad a lo único que aspira uno es que la obra de una vida no se malogre por lo que me van a permitir algunas consideraciones desde esta torre de la experiencia y de haber sido, junto a Don Juan de Ajuriaguerra, quien coordinó la ponencia de organización al salir de la dictadura en 1977. Aquello fue un traje a la medida de aquel tiempo.
Ese año tuvimos las primeras elecciones legislativas y fue él quien eligió como lema de Partido tres palabras que creía definían al EAJ-PNV en aquel momento. Fuerza, Eficacia y Honradez, las mismas que creo siguen hoy más vigentes que nunca.
Fuerza, porque un partido sin Fuerza no puede hacer nada sino protestar. Eficacia, porque el ciudadano quiere le resuelvan los problemas y Honradez, porque la lacra de la corrupción política y humana nunca debe ser asociada a los jeltzales sino a su combate.
EAJ-PNV se enfrenta a un proceso de renovación interna en un momento histórico en el que acusa cierta fatiga de materiales y en el que necesita revisar su organización, su proyecto y las personas para llevarlo a cabo. Era ese orden, el lógico, aunque después se han cambiado los términos y se han adelantado las elecciones a los consejos que nosotros llamábamos regionales. El caso es que se han convocado aceleradamente unas elecciones territoriales que suponen elegir burukides sin estar identificado el proyecto que llevarán adelante. Pero con esa realidad hay que contar y encontrar a quienes den un paso al frente y sumar el apoyo de los ciudadanos a nuestro proyecto, lo que sigue pendiente de una profunda reflexión. Nos jugamos demasiado.
El EAJ-PNV ha sido y es el mayor protagonista en la consecución de grandes logros para el País: un Estatuto (aun sin desarrollar plenamente), un vital Concierto, transferencias como la Ertzaintza, EITB, Sanidad o Educación. Ha sido el factótum de un autogobierno y de un nivel de vida del que gozamos todos los ciudadanos vascos, incluso aquellos que se han dedicado a apoyar caminos de violencia y hoy se visten con traje de marca, o aquellos que han mercantilizado desde Madrid con nuestros derechos históricos reconocidos y hoy quieren celebrar su incumplimiento.
Pero hay que seguir avanzando, y para ello el Partido necesita revisarse por dentro y hacia afuera. Necesita un rearme ideológico, un posicionamiento propio ante todos los temas y leyes, sin seguidismos a posiciones políticas ajenas, por mucho que apoyemos un gobierno español ante el peligro del Guatepeor. Para ello ha de propiciarse la participación de todos los afiliados y afiliadas en la toma de decisiones trascendentes, en los grandes temas de conciencia, sin trágalas externos, en los pactos políticos según el ámbito en el que se negocien, y en todo caso en la propia elección de nuestros burukides. No vivimos en 1977 y tiene gracia que un ochentón recuerde a quienes impiden la utilización de internet en clave constructiva, que esa realidad existe y que no puede ser prohibida en una campaña interna que debe ser muy democrática y respetuosa y sobre todo auspiciada y no prohibida a pesar de que nosotros en 1977 no lo preveíamos como lo exige la actualidad. No existía Internet. De ahí que hace un mes solicité públicamente que en el nuevo EBB se aborde de verdad y en serio una comunicación fluida y constante para que el afiliado encuentre su lugar en ser atendido. Un espacio interno pleno, directo, una afiliada o afiliado, un voto, con referéndums o consultas ágiles que hoy la tecnología permite y con voto secreto. No hay democracia sin voto secreto. Una aplicación rigurosa de los límites de mandatos para evitar clientelismos, y del régimen de incompatibilidades para que no coincidan controladores y controlados en las asambleas que hoy languidecen y tienen que ser mínimo cada tres meses. Y hay que buscar a los mejores, sin malas prácticas, porque la sociedad de hoy es muy exigente en las implicaciones personales. Ser honrados y también parecerlo.
El Alderdi no puede ser mera instancia de gestión, tampoco de recursos humanos. Urge una vuelta al ideario nacionalista en nuestros batzokis, necesitados de una dinamización, de una participación que se está perdiendo, con absoluta prioridad a la atracción de juventud, porque EGI tiene que retomar el pulso de antaño, adoptando posturas propias en lo social y en lo político.
En el ámbito de Bizkaia se presenta en estas elecciones más de una opción personal, y ello no es necesariamente malo. Al contrario, denota pluralidad y espíritu crítico.
Y un apunte. Fui el secretario del Bizkai Buru Batzar y del Euzkadi Buru Batzar que coordinó desde el EBB la Asamblea de Zestoa. Sé de lo que hablo, pues creamos, entre otras cuestiones, la Comisión Nacional de Garantías y Control con objeto de engrasar las relaciones internas. Una especie de «defensor del afiliado o afiliada» para evitar enfrentamientos de poder interno, aunque estoy viendo ahora con mucha preocupación, que pasado el tiempo escucho algunas advertencias públicas que conciben este órgano más de Control que de Garantías. Y es algo que ha de ser cambiado, en breve, como los tiempos lo han hecho. Hay que propiciar el debate, la participación, el cotejamiento de programas, el conocimiento de las gentes y no el obsesivo control por el control que solo favorece el que no se cambie nada. Y eso no puede ser.
No es de recibo que estando las cosas como están se pretenda restringir la libertad de debate y que siga imperando el imperio de las sombras. Sí, es verdad que fuimos nosotros quienes creamos este órgano y por eso creo tener cierta autoridad moral para pedir que no se convierta en una instancia de control por el control. Y si hay que aparcarlo en aras a un engrasamiento de las relaciones, hágase. El Partido tiene que estar por encima de la letra muerta.
Como decía Juan de Ajuriaguerra «hay que hacer». Es el momento de pararnos a reflexionar, de recuperar las señas que han contribuido al avance del Pueblo Vasco. De hacer vigente todos y cada uno de los días el «Euzkotarren Aberria, Euzkadi da», de Sabino Arana. Es el momento de la Fuerza, la Eficacia y la Honradez.