Presupuestos de Navarra y covid-19: frente a los recortes de la derecha, más inversión social
No todo son valoraciones satisfactorias en relación al proyecto de presupuestos para 2021. Como aspectos más criticables encontramos algunas cuestiones referentes a la fiscalidad.
Recientemente hemos conocido las grandes cifras del presupuesto general de Navarra para 2021, a falta de conocer cómo trascurre el debate y el margen de mejora vía enmiendas parlamentarias, nos gustaría hacer un análisis del mismo que sin duda debe ser claramente positivo.
Nos encontramos ante unos presupuestos que pese a la fuerte crisis que ha provocado la covid-19 tanto en el ámbito sanitario como en el económico y social, crece de manera muy importante y lo hace preferentemente en los ámbitos más sociales de Sanidad, Educación, Derechos Sociales y Vivienda.
En cuanto a la dimensión del crecimiento, cabe señalar que los 225 millones de incremento presupuestario igualan en términos absolutos al año que mayor incremento se produjo en la primera legislatura del cambio, año 217, en que subió esa misma cantidad. Conviene subrayar para el análisis, que el pasado año fue el de mayor incremento de las dos legislaturas del cambio con 240 millones de incremento.
Todo ello además, en un contexto de fuerte crisis económica y, por tanto, de importante caída de la recaudación pública que solo en 2020 se estima en torno a los 500 millones. Para 2021 se calcula que, a pesar de recuperar una parte de la recaudación gracias a la recuperación económica y ligeras subidas de impuestos, será necesaria recurrir a 462 millones de deuda para hacer frente a la totalidad del presupuesto.
En cualquier caso, para una adecuada valoración de estos Presupuestos no basta con observar las cifras de crecimiento, sino que es fundamental analizarlo en su conjunto, analizando su distribución por departamentos y conociendo sus prioridades políticas a desarrollar. Y en este caso, tras este análisis más profundo, este proyecto para 2021 también sale bien parado. Y es que son precisamente las áreas sociales –sanidad, educación, derechos sociales y vivienda– las que más crecen nuevamente, por encima de la media del presupuesto general. De un total de 225 millones de crecimiento, un 78,5% va a parar a esos departamentos a los que habría que sumar otros crecimientos también con alto contenido social como justicia y políticas migratorias o universidades.
Estos datos, por tanto, no pueden llevarnos si no a una valoración positiva. Los segundos presupuestos que más crecen desde el cambio político, con prioridad social y, si cabe, en parte con más mérito que ninguno pues se hace tras una crisis brutal que lastra la recaudación pública de manera muy importante.
En este sentido, también conviene subrayar nuevamente la gran diferencia a la hora de afrontar las crisis económicas entre las izquierdas y las derechas. Aunque lo hayamos destacado anteriores ocasiones, no viene mal recordar el escenario social del que partíamos en 2015. Probablemente lo más criticable de cómo afrontó la derecha la grave crisis económica y social fue que pese al aumento vertiginoso del paro, la pobreza y las desigualdades sociales, respondió con su forma habitual de hacer política. Lejos de reorientar las prioridades en su acción, siguió despilfarrando recursos en grandes infraestructuras ruinosas y aplicando duros recortes sociales en cuestiones básicas como las políticas de empleo, la sanidad, la educación, las prestaciones sociales, la atención a la dependencia y a las familias, y un largo etcétera.
Para hacernos una idea de la enorme dimensión de los recortes sociales que se llevaron a cabo, basta con dar un dato: En la legislatura 2011-2015, los Presupuestos Generales de Navarra se redujeron en algo menos de 1.000 millones de euros sobre un total cercano a los 4.200, es decir, un 20%.
Y otro tanto cabe decir del proyecto de presupuestos generales del Estado. Frente a las políticas de recortes de la anterior crisis, se ha presentado un presupuesto con un fuerte incremento del gasto social.
Por todo ello, resulta cuando menos paradójico, por no decir hipócrita, que ahora la derecha no pare de pedir incrementos de gasto en esto o aquello. Todo es poco, pero frente a los duros recortes de la anterior crisis, los gobiernos progresistas y de izquierdas de España y Navarra se están respondiendo con un fuerte escudo social, ayudas a autónomos, el nuevo Ingreso Mínimo Vital, ayudas por ERTE, ayudas a sectores afectados, más recursos para la dependencia y las residencias de ancianos, más inversión sanitaria, y un largo etc.
Pero no todo son valoraciones satisfactorias en relación al proyecto de presupuestos para 2021. Como aspectos más criticables encontramos algunas cuestiones referentes a la fiscalidad. Creemos que algunos cambios que se anuncian van en la buena línea de lo aprobado por el Gobierno central e incrementarán la recaudación. En todo caso, creemos que sería necesaria una reforma más ambiciosa en sociedades, desgravaciones a empresas y grandes rentas y patrimonios de cara a mejorar sustancialmente la recaudación. Recurrir a deuda para afrontar todo el aumento de la inversión, va a incrementar sustancialmente una deuda que dejamos a las generaciones futuras.
Para concluir reforzar alguna idea. No nos gustan los debates nominativos, pero en términos presupuestarios, los dos primeros presupuestos de esta legislatura, son «más de izquierdas que los cuatro anteriores» en términos de incremento de inversión social. Será necesario empujar hacia la izquierda, corregir y presionar para ir a por más, sin ninguna duda. Pero, siendo el escenario político de pacto plural entre los grupos firmantes del acuerdo programático y EH Bildu tan positivo y deseable en términos de convivencia y de freno a gobiernos de derecha, creemos que hay que aportar en positivo y aprobar estos presupuestos de claro avance social.