Juan Karlos Izagirre
Exalcalde de Donostia y portavoz municipal de EH Bildu

Respetar la dignidad arrebatada

La escultura colocada en la calle Igentea, de nombre "Dual", fue inaugurada el 31 de mayo de 2014 en homenaje a las 400 personas donostiarras ejecutadas por el bando franquista durante el golpe de Estado del 36 y la posterior guerra. Fue un acto emotivo, sencillo, pero lleno de significado. Acudieron al mismo y trabajaron para que este proyecto fuera una realidad numerosos familiares y también asociaciones que trabajan por recuperar esa parte de la historia que se intenta aún ocultar.

Nació de una iniciativa popular, se trabajó con el máximo respeto, sensibilidad y delicadeza. Como alcalde en esa época, recuerdo perfectamente las aportaciones, ideas y propuestas, las lágrimas y sonrisas detrás de cada persona que ayudó. No olvido las palabras de las familias que se acercaron a agradecer de todo corazón ese paso ni a quienes trabajaron con ahínco desde el Ayuntamiento y asociaciones.

No fue una iniciativa improvisada, se trabajó con tesón e ilusión durante meses. Llevó tiempo identificar a las personas ejecutadas, buscar y dar con familiares directos. Se habló, se debatió, se consensuó el proyecto, corrigiendo errores de la idea original (como hablar de ejecutados y no de fusilados, pues los había que fueron asesinados mediante el garrote vil). Y se logró que se aprobará su instalación por unanimidad de todos los partidos políticos.

Los familiares con los que contactamos y los allí reunidos agradecieron que, por primera vez, se les escuchara y reconociera. Inmenso dolor retenido durante décadas afloró ese día. Para muchas de estas familias, a falta de tumbas donde recordar a esas personas, se ofrecía un lugar de referencia.

También se pretendía dar a conocer a quienes nos visitan esta parte de nuestra historia que no aparece en postales ni relatos idílicos. Porque esto también ha sido y es Donostia.

La inauguración fue un acto más de tantas y diversas iniciativas llevadas a cabo en relación a la memoria histórica de nuestra ciudad. El objetivo de todas ellas era recordar y devolver, en parte, la dignidad arrebatada durante años a miles de personas y sus familiares. Reparar esa ocultación, olvido e incluso desprecio que sufrieron durante décadas. Presos, trabajadoras municipales represaliadas, patrimonio destruido, hechos relevantes... fueron los protagonistas de estas iniciativas en formato de placas, monumentos, libros, homenajes, actos oficiales de restitución de sanciones injustas...

Hoy, hay quien pretende desvirtuar el significado de la escultura con interpretaciones torticeras y propuestas que vuelven a castigar a las víctimas del franquismo y sus familiares. El PP lleva una iniciativa a la Comisión de Derechos Humanos del Ayuntamiento de Donostia en consonancia con una solicitud personal realizada al alcalde por una veintena de personas en julio de este año.

No podemos permitir que este espacio que nació desde el consenso y con un objetivo claro lo conviertan en materia de litigio y polémica. Me parece irrespetuoso, por no hablar de indecente; y desde luego, absolutamente inaceptable.

Ante estas propuestas provocativas no caben sino respuestas firmes en defensa de las y los donostiarras que fueron ejecutadas por el franquismo de manera injusta. Existe una deuda histórica con todas ellas y con sus familias, muchas veces menospreciadas y relegadas.

Confío en que este despropósito quede en nada y que desde el Ayuntamiento sepamos responder con la contundencia que se merece esta ignominia.

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