Resultados definitivos de las departamentales
La segunda vuelta de las elecciones departamentales que acaba de acontecer en el País Vasco norte así como en el reste del territorio galo, ha confirmado las tendencias observadas en las primera vuelta, especialmente en el caso de Iparralde.
En efecto, los resultados de la primera vuelta y el sistema de alianzas entre formaciones de izquierdas y de derechas dejaban pocas opciones para la sorpresa, más aun sabiendo que la participación apenas ha variado entre ambas vueltas en el conjunto del territorio vasco. De hecho, 1) la izquierda abertzale, además de conseguir dos escaños, ha incrementado sus apoyos, 2) la derecha y sobre todo el centro-derecha se han apoderado de los dos tercios de los cantones, 3) la izquierda ha confirmado su retroceso, a pesar de mantener tres escaños, y 4) el Frente Nacional de Marine Le Pen no ha incrementado sustancialmente su voto por carecer de reservas de votos. Adentrémonos en cada uno de estos aspectos.
En primer lugar, los candidatos de EH Bai que se habían clasificado para la segunda vuelta en cinco de los doce cantones vascos, han conseguido resultados reseñables, puesto que cosechan 24.661 votos, frente a los 17.779 sufragios de la primera vuelta, lo que supone un incremento de 7.000 votos. Esto significa que, más allá de los votos adicionales provenientes de la abstención, los candidatos abertzales han conseguido atraer a numerosos votantes de los partidos de izquierdas de ámbito estatal como pueden ser el Partido Socialista, los Verdes o el Frente de Izquierdas. Ese dato es aún más reseñable que EH Bai no había dado ninguna consigna de voto para la segunda vuelta y que algunos candidatos de izquierdas eliminados en la primera vuelta no habían llamado a votar a favor de los candidatos nacionalistas vascos. En ese sentido, algunas barreras psicológicas parecen haberse difuminado o, al menos, atenuado. Gracias a ello, además de la elección del binomio compuesto por Iriart y Ayensa con el 78,05% de los votos, los candidatos de EH Bai han supera el 40% de los sufragios en todos los cantones, excepto en el de Bidaxune. Cabe señalar el resultado obtenido en San-Juan-de-Luz donde la candidatura abertzale cosecha el 45,40% de los votos, a pesar de que se trate de un territorio conservador con un claro dominio del centro-derecha.
En segundo lugar, la derecha y sobre todo el centro-derecha son los claros vencedores de estas elecciones en el País Vasco norte ya que consiguen hacerse con ocho escaños. Conviene recordar que, en la primera vuelta, llegaron en primera posición en nueve de las doce circunscripciones y que se clasificaron para la segunda vuelta en todos los cantones vascos, excepto en el de Errobi-Aturri. Han mejorado sus resultados de la primera vuelta gracias a la movilización de sus electores de la primera vuelta, a la unión de las candidaturas de centro-derecha en torno al binomio clasificado y al apoyo de ciertos electores frentistas. La derecha y el centro-derecha vuelven a gozar de centralidad en ese territorio, demostrando así que el retroceso de 2011 se explicaba más por tendencias estatales y por la sanción del gobierno liderado por Nicolas Sarkozy que por una desafección de su electorado hacia los candidatos presentados en los cantones vascos. De la misma forma, los candidatos de centro-derecha que se presentaban en estas elecciones departamentales se han beneficiado de la presentación de listas de unión, pero sobre todo de la voluntad de su electorado de deshacerse de los gobiernos socialistas tanto en París como en Pau. Gracias a estos resultados, se harán de nuevo con las riendas del Consejo General de los Pirineos Atlánticos que será presidido previsiblemente por Jean-Jacques Lasserre.
En tercer lugar, el Partido Socialista y sus aliados, tanto verdes como comunistas, han conocido un retroceso a la vez en votos y en escaños. Aunque su retroceso sea inferior al conocido por los partidos de izquierdas a nivel estatal, donde pierden 26 Departamentos en beneficio de la derecha y del centro-derecha, retroceden en numerosos cantones vascos. Los datos de la primera vuelta indicaron claramente que no se habían clasificado para la segunda vuelta en la mitad de los cantones ubicados en el interior de Lapurdi, Baja Navarra y Zuberoa. Esta tendencia se ha confirmado en la segunda vuelta, aunque consiga mantener los cantones costeros de Baiona 2, Baiona 3 y Hendaia. Esa resistencia se debe a las transformaciones sociodemográficas que han afectado a los principales municipios de la costa labortana durante los últimos quince años donde se concentra una población más urbana, cualificada, cosmopolita y mayoritariamente originaria en otros departamentos galos. A pesar de ello, numerosos votantes de izquierdas han preferido abstenerse al considerar que Hollande no había respetado las promesas formuladas durante la campaña para las elecciones presidenciales de 2012 y que sus gobiernos, además de aplicar políticas socioeconómicas ortodoxas, se mostraban incapaces de fomentar el crecimiento económico y la creación de empleo.
El cuarto lugar, el Frente Nacional, que había conseguido el 13,25% de los votos en la primera vuelta y se había clasificado para la segunda vuelta en el cantón de Errobi-Aturri, se ha mostrado incapaz de ampliar notablemente su electorado. En el cantón mencionado, si bien alcanza el 21,95% de los sufragios, lo que supone un incremento de 463 votos que provienen mayoritariamente del UMP, no consigue ampliar notablemente su electorado por carecer de aliados. El hecho de que numerosos partidos de ámbito estatal hayan hecho un llamamiento explícito a votar a favor del candidato de EH Bai, en nombre del frente republicano, lo que constituye una paradoja dado la visión jacobina que tienen de los valores republicanos, muestra el aislamiento del Frente Nacional que no está considerado como una formación propiamente democrática. Además, conviene subrayar que los buenos resultados de los candidatos frentistas en el País Vasco norte son imputables a la dinámica electoral creada por Marine Le Pen y, en ningún caso, al perfil y a la labor desempeñada por los candidatos de extrema derecha a nivel local. El hecho de que hayan sido especialmente discretos durante la campaña electoral es buena prueba de ello.
En cualquier caso, los resultados de estas elecciones departamentales prefiguran una reconfiguración del paisaje electoral vasco. Por una parte, los buenos resultados cosechados por los partidos abertzales pondrán la cuestión de una institución propia para Iparralde en el centro del debate político. Por otra parte, EH Bai en particular y los partidos nacionalistas vascos en general se han convertido a una alternativa real a los partidos de gobierno de ámbito estatal, especialmente en Lapurdi interior, Baja Navarra y Zuberoa. A su vez, los partidos de izquierdas se verán condenados, a corto y medio plazo, a realizar alianzas con la izquierda abertzale si quieren mantener sus escaños en los escrutinios mayoritarios a dos vueltas. El hecho que no haya habido ninguna confrontación directa entre estas formaciones y que exista por lo tanto cierta interdependencia y complementariedad entre ambas puede propiciar estos pactos. Los llamamientos realizados por ciertos candidatos socialistas entre las dos vueltas apuntan en esta dirección.
Por último, el Frente Nacional ha venido para quedarse y los resultados cosechados por ese partido de extrema derecha demuestran que una parte del electorado vasco se siente abandonada por las formaciones clásicas. Estas deberán ser capaces en el futuro de ofrecer una respuesta creíble a los problemas que conocen los sectores más empobrecidos y precarizados de la sociedad vasca si quieren evitar un auge del voto extremista.