Antxon Lafont Mendizabal
Empresario

Segundo abrazo de Bergara (Algunas patologías de la comunicación)

Ya está bien de chiquilladas y de recurrir al insulto revelando  de está manera la cruel ausencia de argumentos constructivos, de gestión tanto económica como cultural

Basta ya de peleas de adolescentes inmersas en los disgustos de adultos que la llamada crisis, para algunos, crea en miles de hogares. Antes eran los problemas de la incineradora, ahora se trata de facturas desaparecidas que por casualidad, claro está, reaparecen en una caja al día siguiente del envío de un burofax de reclamación. Pueril.


Es lamentable que responsables territoriales de un partido político de más de un siglo de existencia, al que el país debe mucho por su obra pasada, caigan en la banalidad del insulto ordinario y mezquino, con ocasión de comparecencias frente a la prensa.


Uno de los conferenciantes acusó a un partido de origen vasco, legalmente constituido y que en las últimas elecciones le derrotó democráticamente, de comportarse como la Stasi alemana. A esa gravísima opinión se puede contestar con un hecho. En efecto, en materia de policía «secreta» se sabe que el consejero del Interior en funciones, miembro del partido del acusador, contrató como instructor a un asesino español, condenado por la justicia y conocido por su militancia de extrema derecha, pero por ahora no merece la pena insistir.
¿No es burlarse de los electores que dieron su voto al partido insultado rehusándolo al responsable político territorial que profirió la citada barbaridad? ¿Qué daño nos hacen los «actores» de la política que dan la impresión de parecer corresponder a la peor faceta de lo que sería una estructura de perfil marxista-leninista? Todo lo denunciable está en su discurso incluido el pretendido insulto de tratar de «antisistema» a su adversario vasco. Si es este el modelo de sistema que esos acusadores nos auguran, declaro solemnemente ser antisistema.


Me cuesta identificar a ese responsable territorial con el partido histórico y de pasado serio al que pertenece.
Su actitud es harto conocida e identificada en las patologías de la comunicación. Consiste en que A utiliza contra B los mismos argumentos que B ya utilizó antes contra A. Se trata de la denominada «redundancia reflexiva o retroalimentación». Sobre este caso, aconsejo la lectura de Paul Watzlawick, psicoterapeuta y sociólogo que cita las ingenuas aspiraciones del Barón de Munchhausen que intentó salir del pantano, en el que estaba sumergido, tirando de sus propios cabellos.


La expresión no es el reflejo del pensamiento, sino que traduce la significación y la realiza o la actualiza. El pensamiento es ya lenguaje y este es ya pensamiento. No existiendo la realidad objetiva, la percepción está anclada en la subjetividad. Convendría explicar estos fenómenos de la percepción, descritos por Merleau Ponty, a los predicadores de las apocalipsis de los demás, reflejo de sus propias angustias o de un «mal vivir».
Cuidado con personas, políticamente responsables, dispuestas a todo y que consienten regalos al adversario a cambio de nada o por platos de lentejas, optando por aliarse con un partido español para derribar uno de origen vasco, legítimamente constituido, que le de sombra. Los partidos españoles con implan- tación al norte o al sur del Ebro, aplauden y pedirán más, como es normal.


Todo esto son casquetas que ya tuvimos la triste ocasión de conocer después de las últimas elecciones municipales. ¿Quién hubiese pensado en tan exagerada reconversión? ¡Qué duro y largo parece el castigo interno al que está sometido el responsable citado. ¡Quién te ha visto y quién te ve! Colosal regalo ofrecido al adversario, segundo abrazo de Bergara, donde recientemente, también se ilustró ese responsable territorial.
Enfrente convendría añadir las pequeñeces de denuncia, contra electos salientes, de gastos de invitaciones oficiales. Todo eso es estéril y triste. De verdad, ¡ya está bien!


El desprestigio de la clase política se debe en gran parte a que las electoras y electores piden que se resuelvan los problemas y no que se creen pasando el tiempo en acosos vulgares de peleas callejeras. La sociedad vasca pide soluciones a problemas actuales como el paro y el tipo de estructura política del territorio, dando prioridad al primer citado, es decir al corto plazo vital.


Pediría, como elector, acciones positivas reales que tiendan al bienestar de la mayoría oponiéndose a la progresiva y programada miseria social y económica. Pediría, como elector, que una marcada reacción se oponga a recortes rechazados en campaña electoral y decididos después en materia de salud, enseñanza y cultura. Indignémonos con Hessel desaparecido físicamente pero ojalá no olvidado por ligera que algunos juzguen su obra.


No podemos perder tiempo. Señores responsables políticos les exigimos más crítica y más labor realmente constructiva y menos algarabías dignas de revistas frívolas, que para eso les pagan los contribuyentes. Los litigios partidistas ocultan la verdad. Quisiéramos leer propuestas calibradas que respondan a problemas reales y que abran el debate que nos permita escoger después de una información a veces manipulable más por la forma de comunicación que por su fondo. Ya está bien de chiquilladas y de recurrir lamentablemente, como si de una vulgar “Sálvame” se tratara, al insulto revelando de esta manera la cruel ausencia de argumentos, constructivos, de gestión tanto económica como cultural.


Nos queda la esperanza en el elector, que sabrá apreciar si le ofrecen opciones sensatas que correspondan a sensibilidades políticas diversas y respetables.

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