Pello Iraizoz González

Sobre el poblado vascón de Irulegi

El Servicio de Patrimonio Histórico ha presentado un informe para proceder al inicio del expediente de declaración de Bien de Interés Cultural, como bien mueble, de la Mano de Irulegi-Irulegiko Eskua de titularidad de la Comunidad Foral de Navarra. El informe explica la localización del yacimiento, su catalogación en el Inventario Arqueológico de Navarra y denomina dicho emplazamiento como «castro vascón de Irulegi». Dicho yacimiento del Valle Aranguren ya fue declarado como Bien de Interés Cultural por acuerdo del Gobierno de Navarra de 26 de abril de 2023 y publicado en el Boletín oficial de Navarra nº 100 de 12 de mayo de 2023.

El citado informe hace una detallada descripción de la pieza: forma, medidas, cronología, conservación, composición material, contexto histórico, grafía y posible significado apotropaico, técnica constructiva, signario empleado y características propias de este, que el propio informe califica de signario vascón. Según este texto, «Su Interés Histórico reside sobre todo en ser el primer, más amplio y completo documento escrito indudablemente en lengua vascónica conocido hasta la fecha. Su datación a comienzos del S. I. a.C. confirma que los antiguos vascones habían conocido la escritura y habían hecho uso de ella».

A este respecto, el informe no dice que en ese mismo ámbito de la excavación arqueológica y a poquísima distancia de la Mano de Irulegi, apareció también un útil de escritura fabricado en hueso, lo que en latín se denomina stilum, solo que este es anterior a la llegada de los romanos. Esta pieza no tiene otra utilidad que la de servir para escribir sobre distintos materiales o soportes con algún tipo de tinta o elemento similar. Se puede entender que este importantísimo hallazgo, por su enorme trascendencia, es del máximo interés, si bien también se entiende que no sea citado en un expediente donde la Mano de Irulegi es el motivo central.

El informe termina con un protocolo habitual en este tipo de expedientes donde se incluyen cuatro puntos de interés y, en el segundo se observa un periodo de información pública de treinta días, contados a partir del día siguiente al de la publicación en el Boletín Oficial de Navarra, a fin de que cuantos estén interesados en el expediente puedan examinarlo y aduzcan cuanto estimen conveniente.

Así pues, como recomienda dicho punto segundo y como persona interesada en el tema propongo que sea sustituida, por inadecuada, la definición utilizada de «castro vascón». Me explico: El diccionario Oxford define castro como «Poblado celta situado en una cima rocosa amurallado y con diversas viviendas de planta circular o elíptica» por otra parte, una definición escueta de la llamada «Cultura Castreña» nos dice que ésta se desarrolló en la zona noroeste de la Península Ibérica durante la Edad del Hierro y que estas gentes ocuparon toda la región natural, que iba desde el norte de Portugal a la actual Galicia, Asturias y la zona León». Hay que destacar que en todas estas regiones de la «Cultura Castreña» la toponimia recoge cientos de nombres íntimamente ligados a la denominación Castro, e incluso es la cuna de dicho apellido.

En nuestro entorno cultural no solo no existe ni un solo topónimo con la denominación castro, sino que además nos encontramos que en nuestros poblados vascones, las construcciones eran siempre o casi siempre de planta rectangular y no circulares ni elípticas. En nuestro entorno los poblados de la Edad del Hierro siempre han tenido la denominación «muru» como bien demuestra nuestra toponimia. Hay catalogados en toda Navarra alrededor de 380 poblados vascones de la Edad del Hierro e incluso del Bronce, muchos de ellos dieron nombre a actuales poblaciones navarras. Así tenemos: Muruzabal, Murugarren, Muru Artederreta, Muru, Murillo, Murillete, Muru Astrain, Murelu, Murube, Murugain, Murubizkar, Murubitarte, Murukoa, Murukoaga, Murumendi, Murieta, Murgain, etc. Así mismo, un cuantioso número de despoblados llevan el nombre de Muru y según el filólogo Patxi Salaberri ciertos topónimos muy abundantes en Navarra con la voz «Buru», podrían tratarse de una variante fonética de «Muru».

Es muy curioso que aquí, en Navarra, es habitual el apellido Muru y Murua, lo mismo que sucede en Galicia con el apellido Castro.

También abundan este tipo de topónimos con «Muru» en Gipuzkoa y Bizkaia donde, por otra parte, las construcciones de estos poblados son siempre rectangulares como las vasconas. Así, y sin ánimo de ser exhaustivos, encontramos Murua, Murube, Muruabe, Muruabidea, Murubide, Murueta, Murgoiti, Murgiondo, Murgia, Muruaga, Buruaga, Murugain, etc. Justamente uno de los poblados guipuzcoanos de la Edad del Hierro mejor estudiado se llama Murugain.

Toda Navarra, de norte a sur, está salpicada de una riquísima toponimia que delata la existencia de aquellas poblaciones de nuestros antepasados, mientras que, curiosamente, solo se ha recogido un único caso (Punicastro) que, como dicen los expertos en el tema, es terminología que no se usa en toda la comarca, no existe ni otro «puni», ni otro «castro», por lo que a todas luces debe ser fruto del «préstamo» reflejado por algún funcionario ajeno a la zona.

De alguna manera, yo el primero, hemos venido llamando, durante años, castros a nuestros «murus» o poblados vascones, pero está muy claro que esta denominación es del todo inadecuada por no corresponder culturalmente ni a nuestra prehistoria y protohistoria vascona, ni al rico, preciso y precioso legado de nuestra toponimia.

Hay que llamar a las cosas por su nombre y lo mismo que no es correcto llamar «murus» a los castros gallegos, tampoco debemos llamar castros a nuestros queridos «murus».

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