Vulcanismo social. 1968: casa de prostitución... Rivera y los guerreros númidas. Iglesias, ministerio por caridad. Non scholae discimus...
Decía el doctor Freud, creador del psicoanálisis, que la libertad no era más que un producto de la soberbia humana. ¿Qué decimos nosotros?
Con la venia del icono de la Ciencia y de la dialéctica hegeliana doctor Iñaki «Modernidad», en el Departamento de Geomorfología de la EHU, diremos que volcán toma el nombre del dios mitológico romano Vulcano, dios del fuego y de los volcanes, es una estructura geológica por la que emerge el magma, que se divide en lava incandescente, cenizas y gases, provenientes de las cavernosas entrañas de la Tierra. Toda la tierra emergida, los actuales continentes, concentrados en Pangea, salieron de los volcanes del fondo del mar. Durante milenios la tierra fue una materia incandescente, que con el tiempo se fue enfriando.
De la misma manera el cuerpo social, periódicamente también arroja de sus entrañas fuego revolucionario que golpea las estructuras sociales del momento, a la vez que potencia un cambio violento, qué con el paso del tiempo se irá moderando, para a la postre reiniciarse de nuevo el ciclo. El parto de la criatura que llega a la vida también se hace de forma violenta, con gritos, dolor y a veces con sangre, incluida la muerte. Lo que nos hace conectar con el filósofo griego Heráclito de Efeso, S/V a.C. y a su teoría del origen del mundo en el fuego, que se enciende según medida y se apaga también según medida, a la que identifica como «logos» (razón).
En Mayo de 1968, Francia se constipa y estornuda toda Europa, unos meses más tarde España también haría uso del «moquero». Yo cursaba entonces primer año de Filosofía y Letras. En el mes de diciembre, en una noche oscura e invernal, unos estudiantes entraron por la ventana en el edificio y pintaron frases como estas: «Vuestro ejemplo es de pena», «Casa de prostitución», «Desabrochad vuestras mentes tan a menudo como vuestra bragueta», todo en el más puro corte libertario y, que tras las últimas «erecciones» políticas 2019, habidas en la Piel de Toro, esa radiografía de la Piel de Toro y frases lapidarias siguen vigentes a día de hoy. Todos empecinados a su manera en ser el gallo del gallinero, Rivera nos recuerda a los guerreros númidas del Ejército de Aníbal en la batalla de Cannas 216 a.C. contra los romanos, a mitad de la batalla, el cuerpo de ejército de soldados númidas fingieron rendirse a los romanos y tiraron sus escudos y espadas al suelo, los romanos los echaron a la retaguardia para que no molestaran en pleno combate y conseguir una victoria completa, pero he ahí que los númidas tenían por costumbre llevar escondido un puñal en la espalda (latín: ab tergo), que una vez en la retaguardia sacaron y con él comenzaron a matar romanos por la espalda, cual si fuera un sandwich en el que los romanos fueron la hamburguesa, la carnicería que hubo en Cannas fue inmensa y la victoria para Aníbal. Roma pudo haber sido tomada por los cartagineses y cambiar el rumbo de la Historia. Pero no se hizo.
Vox conoce a Rivera, pero Casado es un poco lelo y tiene que decirle alguien que «el Naranjito» es un númida que persigue el poder, con quien sea, y ser jefe de la oposición, en cuyo objetivo consta eliminar al PP, su mayor enemigo,/ Sánchez puede ser un potencial aliado/ como ya lo tiene demostrado./ Para tal,/ en sus negociaciones también lleva un puñal/ en la espalda (latín: ab tergo), cuyo objetivo y victima propiciatoria es Casado y el PP, con quienes comparte caladero de votos y presidir el Gobierno de España. En la batalla con el PP por dominar Madrid, capital del Estado, relegaron a Cataluña, sacando un caballo ganador «winner», como era Arrimadas y la trasladaron a la Corte, de más «glamour» (perdiendo el gabacho traído para sustituirla todo lo conseguido por aquella, «panties et caleçons» incluidos), carentes de la mínima estrategia militar, ignorantes de que el frente ruso, en la II Guerra Mundial se dirimió su victoria en Kursk, ni en Stalingrado, ni en Leningrado ni en Moscú, así mismo, Kursk no era Madrid era Barcelona, ahí se decidía el futuro de la España de los reyes católicos y de Barcelona como potencial capital de la República Catalana. El exceso de ambición tanto de Rivera como de Arrimadas, fue captado por más de 700.000 votantes, que habían confiado en la amazona naranja, y que de repente se vieron mercadeados y cambalacheados por la plaza de Madrid y su proximidad a la Corte, muchos hispanoablantes procedentes de otras regiones emigrados a Cataluña, gentes de izquierda no nacionalista, se sintieron abandonados en manos de un extranjero gabacho sin arraigo alguno ni empatía con él, charnego en Francia, fracasado en política (inglés: «loser»), y volvieron los votos españolistas de izquierda al PSC-PSOE de donde habían salido.
También Iglesias sueña con el «sorpasso», cuando las urnas lo colocaron en cuarto lugar, y su partido se dirige en patinete eléctrico de urbanita moderno «de culo y cuesta abajo» sin desviarse un ápice, a la papelera más próxima, para pasto de ratas y ratones. «Mezquitas» es el gallo morado o es el de ¿«morón»?, patético en sus ilusiones, gañán en sus ademanes, se presenta como la primera flor de primavera, pero los demás lo vemos más bien, como el último melón de invierno, así lo ve también el novio con quien desea contraer nupcias en un gobierno de coalición, «tanto monta monta tanto Isabel como Fernando» emulando a los reyes católicos de España, amén de la dote que presenta en votos no da ni para propinas al camarero del restaurante de las Cortes, porque el combustible del Falcon y los mojitos caribeños se los pagamos todos. El gallo morado, hipotecado en el ladrillo y padre responsable, quiere que a sus hijos no les falte nada, y suplica por caridad al gallo rojo les conceda unas gallinas, aunque sean viejas, de las últimas qué hicieron la mili con Aznar, y qué le sobran, para copular y recoger los huevos de oro que regala un/unos buenos ministerios, con hielo bien fríos en vermut de reserva «on the rocks», macerado en barricas de roble americano para confitar sus aromas y sabores. Pero el gallo rojo, tachado de «doctor cum fraude», y que de memo no tiene un solo pelo, nada más quiere el morado en la bandera republicana 1931, tomado por error como el color de los pendones de Castilla, de sus milicias urbanas y comuneros (Edad Media), cuando aquellos eran rojos como el color de una tierra abrasada por el sol. En el juego de poltronas, todos tienen en su partido más cabezas qué sombreros y no queda nada para Vox ni para Podemos, por eso en política siempre hay y habrá chantajes, tránsfugas, descontentos y traidores. A esto le llamamos ¿democracia?
Entre sones de Caribe: «Y de pronto llegó Fidel...», aquí el Estado que es oscuridad versus Filosofía, que sustituye por tertulias de televisión destinadas a mantener lo que hay, la España de las autono«suyas» (en polaco «mamandurrias pa to kiske»), partidos políticos (Gürtel, EREs de Andalucía, clan Pujoles and cía... «aki hay donde robar»), y sindicatos, funcionarios nivel A, sin oposición. De estas ciénagas inmundas emerge la figura entre grotesca y diabólica: el «trepilla» que te pilla. Los bombones son de leche el trepilla es la leche, lepidóptero chupador, un bicho que le picó al tren y le hizo sangre. En la Piel de Toro tiene como prototipo al Lazarillo de Tormes. Debido a sus escasos o nulos méritos sociales son genuinos pordioseros/ de instrucción y titulaciones para salir de su agujero,/ y ahí está la Universidad Juan Carlos I./ Con sus genuflexiones ritualizadas se convierte en un adorador de la cucaña, «id est»: un máster, doctorado, un escaño y oropeles similares.
Son Lázaros (Biblia), muertos sociales a la espera de resurrección, pero como Drácula necesitan la noche para resucitar. Por ideología militan en partidos totalitarios y quieren la igualdad por decreto, eludiendo el esfuerzo que a otros les costó conseguir lo que tienen. No son demócratas, a la hora de repartir para los suyos todo, para los que no lo son nada, pues a sus ojos son basura del espacio cósmico. Junto al trepa milita el abogado sin pleitos, el militar relegado, el médico sin enfermos, el caballero sin fortuna ni talento y el «muerto social». Los hay entre la gente de orden y «pobresistas». En todos sus actos ponen «intereses generales», pero léase «egoísmo particular». Diríamos que son buscadores de la butifarra y la morcilla, sin ningún esfuerzo, el cerdo que lo críe y lo mate el otro.
Democracia, todos con la cabeza bastante alejada de los pies, por la prisa que tienen de medrar, sin dar palo al agua, mero señuelo, capote de torero, no existió nunca en la historia, quizá porque solo en el mundo de las Ideas del qué habla Platón (cosmos noetós) puede existir, pero estamos en el cosmos aiscetós, donde todo es apariencia, fugaz, irreal, en el que desconocemos a la persona y nos guiamos tan solo por su foto a la que a veces, guiados por la locura, soberbia o recuerdo (griego: anámnesis) de cuando el alma estuvo en el mundo de las Ideas: cosmos noetós, pretendemos hacerle un ¡análisis de sangre!, pero como dice Lorca: «Camino/nunca conseguirás con tu lanza/herir el horizonte...».
Decían los latinos: «Non scholae discimus, sed vitae», estudiar para aprender y ser útil en la vida, no para aprobar un examen, como se ha hecho aquí siempre. He sido docente, pocos incluimos en programa enseñar al dicente los interrogantes existenciales que ha tenido desde siempre la humanidad, y hacerlo desde el punto de vista filosófico, religioso y debatir. ¡Cuantas depresiones hubiésemos evitado, desajustes emocionales, tormentas en el hogar! y, ¡como no!, suicidios también.
Socialismos y comunismos alienaron, desnaturalizaron a la persona reduciendo su individualidad y espíritu libertario a masa o entes indiferenciados, rebaño con pastor y este con bombas en vez de merienda en el zurrón y de cayado una metralleta, lo cual denota que ese pastor ¿depredador? no llevaba mucha idea de hacer asamblea con las ovejas, ni consensuar el itinerario del día. Pero, la puntilla fue reducir su paraíso a esta vida, asfixiándole sus ansias intimas de trascender (Unamuno). Ninguno de sus teóricos materialistas dialécticos parece haber leído a Platon y su cosmos noetós, el mundo de las Ideas y a donde no tienen entrada los sentidos y la mente humana no llega, ni de Metafísica, en griego «metá ta fisiká», bautizada así por un discípulo del filósofo Aristóteles, que vio que ciertos retos del pensamiento excedían a la mente.
Y pasamos a las Constituciones burguesas, cuyo primer objetivo es, según sus progenitores, la felicidad de sus ¿ciudadanos?, pero, ¿realmente somos libres? Decía el doctor Freud, creador del psicoanálisis, que la libertad no era más que un producto de la soberbia humana. ¿Qué decimos nosotros? Lo que dicen los políticos ya lo sabemos. En cualquier caso, comunistas-socialistas y burgueses basan unos y otros la felicidad en la materia, en el consumo, en el placer, como buenos discípulos de Epicuro y su teoría del hedonismo. A sus seguidores, los primeros cristianos los denominaban «cerdos del jardín de Epicuro».
Estas cosas se aprendieron cuando no había laicistas ni policías del pensamiento (Orwell), afloran cuando ya peinas canas y la juventud divino tesoro, tiempo ha que hizo las maletas; en la madurez, las energías decrecen en sentido aritmético, no así las creativas intelectuales, de amor y caridad cristiana, que progresan geométricamente, hacia el simio que en un gesto de orgullo y soberbia se alzó sobre dos patas «homo erectus» para diferenciarse del resto de los animales y que según Nietzsche es la enfermedad de la Tierra.