A partir de la muerte de Franco, se produce un proceso de transición en el Estado, lo que posibilita la aprobación de una Constitución que los vascos no han votado, y su consecuencia es poder lograr un Estatuto de Autonomía para Euskadi, nuevamente sin la integración de Nabarra.

Provisoriamente funcionó el Consejo General Vasco, cuyo Presidente fue Carlos Garaikoetxea, quien también se desempeñó, como presidente del Partido Nacionalista Vasco, (PNV), luego del alejamiento de Juan Ajuriaguerra. Las primeras elecciones autonómicas vascas, tendrán lugar el 9 de marzo de 1980, donde el PNV logra unos 25 escaños para el Parlamento vasco, sobre un total de 60, obteniendo unos 350.283 sufragios en la elección antes mencionada.

El día 9 de abril se realiza el debate de investidura que finalizó luego de 7 horas de debate, con la designación de Carlos Garaikoetxea como lehendakari con 25 votos a favor contra 24 en contra.

Una vez electo Carlos Garaikoetxea juró con la fórmula tradicional, el canto del himno, los txistularis y la efusividad de la gente, que otorgaron un clima de mucha emoción, convirtiéndose en el segundo Llhendakari vasco.

Sus principales colaboradores de gobierno fueron los siguientes: Echenique; Uriarte; Caño; Fernández; Lasagabaster; Renovales; Blasco; Labayen; Aguirre; Robles; Retolaza y Ormazábal.

El gobierno del lehendakari Carlos Garaikoetxea, estuvo signado por un sin número de complicaciones:

1) En junio de 1980 ocupación del Parlamento Vasco.
2) Negociación de las competencias con Adolfo Suárez.
3) La tragedia en Ortuella.
4) La visita de los reyes a Gernika en Febrero de 1981.
5) Las consecuencias del «Tejerazo» 23 de febrero de 1981.
6) La Aprobación de la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA).
7) La Central Nuclear de Lemoniz.
8) La crisis con el Diputado General de Araba Emilio Guevara, quien inició una política de desgaste del gobierno, en ese momento miembro del PNV. Después fue militante del Partido Socialista de Euskadi.
9) La Ley de Territorios Históricos.

Se cumplen 40 años de la investidura del lehendakari Carlos Garaikoetxea, que tuvo que navegar durante su mandato, en aguas turbulentas, donde la situación económica, la virulencia de la violencia y las deslealtades de algunos de sus partidarios, complicaron aún más, la situación de gobernabilidad. De todas maneras, hoy teniendo en cuenta la necesaria distancia que se requiere para realizar un análisis desapasionado de los hechos históricos, creo que la figura del lehendakari Carlos Garaikoetxea se agiganta, y habrá un tiempo no muy lejano, donde públicamente o en la intimidad de cada ciudadano, una gran mayoría de los vascos manifestará el reconocimiento a un político vasco que consagró su vida al servicio de su Patria: Euskal Herria.