La salud desde la escuela
Terminada la cuarentena, si no nos corregimos, el binomio moral: planeta-humanidad sucumbirá ante el binomio material: producción-mercado... y volveremos a naufragar.
En lo filosófico existen soluciones viables. La dificultad es hacerlas operativas, ya que la red global de interdependencia e interconexiones creadas son tan grandes, que se hacen imposible, a no ser que...
Es a partir de ese a no ser que...donde deberíamos tejer una nueva sociedad de salvación comunitaria e individual. Comenzar tejiendo ideas como propone el filósofo Daniel Innerarity: hay que repensar este mundo en una clave de inclusión, de protección de entorno y con la vista puesta en la transición digital, la transición ecológica y la organización de un mundo más inclusivo.
En el aquí y ahora de la inmediatez local: Hay que dar prioridad absoluta a los valores referentes de la gestión pública, de lo contrario naufragaremos... dice el catedrático Juanjo Álvarez: No se trata de hacer muchas cosas sino de prestar los servicios públicos esenciales lo mejor posible... culmina.
Si en la escuela enseñan para aprobar mas que para formar; en la facultad de medicina para curar mas que para no enfermar... naufragaremos. Formar desde la infancia en autogestión de la salud con base en nutrición desde un menú escolar autónomo... acogiendo con mayor naturalidad los estados febriles.
Naufragaremos, al delegar la preservación de nuestra salud a un sistema, en el que los mas reconocidos se especializaron en repararla, y los pocos quijotes en mantenerla, ser poco reconocidos, a pesar de ser los grandes contribuidores del sistema de protección social, salud pública y ahorro a las arcas del estado, al reducir la enorme factura farmacéutica y así poder desviar el fruto de ese ahorro a inversión en nuevos equipamientos clínico-sanitarios.
Educar a nuestros niños en las verdaderas fuentes de la salud, genera riqueza para el país, siendo esa motivación, el mejor espejo para salud de sus adultos.